En la declaración de motivos de la invasión de febrero, Vladimir Putin despojó a los ucranianos de su pasado. La embajada de Estados Unidos en Ucrania respondió con un meme en sus redes sociales. Mostraba cuatro edificios patrimoniales emblemáticos de Kiev con sus fechas de construcción del año 996 al 1108, y junto a cada uno la foto de un bosque silvestre con la leyenda “Moscú”. Ocurre que en esta guerra, como en otras, la historia es uno de los campos en disputa.
Por eso, el libro de Matos Franco, conciso y documentado, permite sortear lagunas de conocimiento cuando más se lo necesita. Los capítulos al comienzo avanzan cuatro siglos en una decena de páginas. Luego va enlenteciendo esa velocidad, a medida que se encuentra con la invasión napoleónica primero y con la Unión Soviética después. Aunque interesantes, las 20 páginas finales sobre “la era de Putin” y el conflicto de Ucrania (tomado entre 2013 y 2016) son casi una nota al pie de la actualidad.
Si se la lee con la perspectiva de lo que se está viendo en las noticias, se descubre lo encarnada que ha sido la historia de los dos países. Está, evidentemente, ese origen casi mitológico de la Rusia de Kiev, en el 882, ya con el valor agregado de su carácter de zona de tránsito entre Asia y Europa. Esa mutua fascinación y temor entre Este y Oeste caracterizará todo el devenir de ese vínculo, con cierta pausa rápida en el libro para los momentos de los zares “grandes”, Pedro y Catalina. La invasión napoleónica de 1812 contamina la dialéctica y fortalece la rusidad como autopercepción de pueblo elegido. Ese temor-atracción se da también en el campo de las ideas, y los zares a veces ceden a las reformas y otras se desbordan en la represión.
Se va forjando así un hilo conductor de rebeliones que desembocan en la Revolución de Octubre de 1917. Tras este estallido estalla la contrarrevolución, con fuerte apoyo militar occidental, y llegan los duros tiempos de la guerra civil. Matos Franco sitúa en esos años inaugurales del siglo XX algo que podría ser escrito, con otras fechas, para lo que está ocurriendo un siglo más tarde: Occidente apoya “elementos nacionalistas (anti rusos)”, Ucrania declara su independencia, los bolcheviques toman Kiev, la abandonan tras negociaciones de paz, Alemania se convierte en “protectora” de la soberanía ucraniana y, “como si del siglo XII se tratase, Kiev cambiará de manos catorce veces en cinco años (1917-1921)”. El libro, publicado en 2018, ya considera la situación ucraniana del siglo XXI como “la peor crisis geopolítica de Europa desde el fin de la Guerra Fría”. Pone en perspectiva la ampliación de la Alianza Atlántica (OTAN), las posturas de Moscú, y lo que llama “la subjetividad política de la rebelión” del Donbás. El historiador incorpora la mirada del ex canciller estadounidense Henry Kissinger, quien “ha declarado que Washington debe entender que Ucrania no es cualquier país para Rusia, y que no buscar un equilibrio de poder incorporando los intereses más básicos de Moscú es sinónimo de una irresponsabilidad peligrosa e inestable”. Al final la bibliografía, con una útil nota de advertencia, es un capítulo en sí misma.
Historia mínima de Rusia. Reiner María Matos Franco. Turner/El Colegio de México. Madrid, 2018. 323 páginas. 790 pesos.