En un mundo con 193 Estados nación, al privilegiado círculo de ciudadanos con derechos el Estado los protege. Pero ¿qué ocurre con los otros? Este libro, subtitulado “La lucha global por los derechos humanos”, retoma el debate sobre quién tiene derecho a tener derechos, repasando la expulsión de las poblaciones nativas en Estados Unidos, el tardío abolicionismo de la esclavitud en Brasil, las purgas durante el estalinismo en la Unión Soviética, la creación del Estado de Israel o los genocidios en Ruanda o Burundi. Al hacerlo, Weits analiza los episodios más destacados, retrata a sus protagonistas y muestra los ideales y las contradicciones que motivaron su lucha.
“Tenemos que terminar con esta iniquidad, esta barbarie, este salvajismo”. Podría alguien estar hablando de Ucrania en 2022, de los rohinyás en el Myanmar de 2017, o de las denuncias del 8M contra el patriarcado. Pero la cita es de un discurso de Nikita Jruschev, entonces premier soviético, ante Naciones Unidas en 1960, refiriéndose al colonialismo europeo. No mencionaba que su país había deportado a 58 pueblos, incluidos tártaros, chechenos, karacháis, balkarios o kamukos, así como Estados Unidos, al proclamarse defensor de los derechos universales, no menciona que masacró a sus propios pueblos indígenas. Según Weitz, la historia del genocidio es “inseparable de la de los Estados nación”. Marca el siglo XX al igual que la esclavitud fue la mayor vergüenza del siglo XIX.
Un mundo dividido. Eric Weits. Turner. Madrid, 2021. 624 páginas. 1450 pesos.