Desde la invasión a Ucrania, las sanciones occidentales contra Rusia empujaron al alza los precios del gas y del petróleo, desatando una batalla mundial por el acceso a la energía. Europa, que no logró su transición hacia recursos renovables, cambia la dependencia respecto de Moscú por renovados votos de lealtad a Washington. La energía es un asunto de soberanía y de interdependencias, un arma geopolítica, como lo recuerda la crisis de 1973.