“Poner el cuerpo” no es sólo una cuestión del presente. Ya a comienzos del siglo pasado era parte de las huelgas de mozos y panaderos en las calles parisinas, donde se peleaba por salario pero también por la dignidad de verse como cada quien quería ser visto. Al otro lado del océano, los guetos pobres de Estados Unidos encontraban en el boxeo otra manera de tramitar los horizontes.