Movimiento poco difundido, que por primera vez podemos conocer directamente de sus cultores, el cosmismo ruso fue una corriente utópica que floreció a principios del siglo XX. Los cosmistas no aceptaban las limitaciones de la vida terrestre: con una base materialista, pero influenciados por el ocultismo y el esoterismo, sostenían la posibilidad de lograr la inmortalidad e incluso la resurrección de los muertos. Se oponían así a las religiones tradicionales y al nihilismo. Los cosmistas contribuyeron al desarrollo de proyectos científicos y técnicos, en astronomía, biología, cosmología, destinados a construir un mundo de iguales.

El filósofo y crítico Boris Groys compila esta antología de textos por primera vez publicados en castellano. Son sus autores los más célebres teóricos del cosmismo, miembros de la intelligentsia, que habrían de tener influencia en los espíritus revolucionarios de 1917. Entre otros, textos de su inspirador, Nikolái Fiódorov, creador de una biopolítica de la inmortalidad, y de Alexander Bogdánov, quien experimentó con las transfusiones de sangre para detener el envejecimiento.

Estos textos utópicos presentan un mundo posible e ideal comparado con el cual el actual resulta apocalíptico. Martín Baña y Fulvio Franchi presentan un prólogo con una visión en contexto que relaciona el cosmismo con eventos actuales: el transhumanismo, la carrera espacial, las células madre, la autodeterminación sexual, todos tratando de trascender lo humano.

Cosmismo ruso. Boris Groys (comp.). Caja Negra, Buenos Aires, 2021. 320 páginas. 940 pesos.