Ante la magnitud de las protestas previas a las elecciones de abril, el presidente serbio renunció en público a la explotación de un importante yacimiento de litio. Pero ya reelecto, Aleksandar Vučić podría relanzar la idea bajo la presión de Bruselas, que pretende desarrollar en forma masiva los autos eléctricos... deslocalizando la contaminación.

En el oeste de Serbia, cerca de la ciudad de Loznica, las casas vacías con tejados inclinados y los animales errando por las rutas desiertas recuerdan las escenas de un western. La mayoría de los habitantes del pueblo de Gornje Nedeljice ya vendieron sus propiedades a la multinacional anglo-australiana Rio Tinto. En 2004, los exploradores de este gigante minero descubrieron un nuevo mineral cerca de las orillas del río Jadar, al que bautizaron “jadarita”. Su composición excepcionalmente abundante en litio y boro sugiere que podría satisfacer la creciente necesidad de estos elementos para la fabricación de motores eléctricos.

El pasado 8 de junio, el Parlamento Europeo votó a favor de prohibir la venta de automóviles con motor de combustión nuevos a partir de 2035. El vicepresidente encargado de la prospectiva, el eslovaco Maroš Šefćović, fijó ante la Unión Europea (UE) el objetivo de convertirse en el segundo productor de baterías de litio en el mundo, después de China, para 2025. Sin embargo, hoy Europa importa casi todo el litio que necesita y debe diversificar sus abastecimientos. Por lo tanto, es fácil entender por qué la Dirección General de Mercado Interior, Industria, Emprendimiento y Pymes de Bruselas apoya la inversión de Rio Tinto en Serbia.

Esta multinacional –cuyo capital está principalmente en Reino Unido (42 por ciento), Australia (16 por ciento) y Estados Unidos (18 por ciento)– es una de las más activas en los Balcanes desde el registro de su primera filial en Belgrado en 2001. En 2017, firmó un memorando de entendimiento con el gobierno serbio para la ejecución del proyecto Jadar. El grupo de trabajo que lo preparó incluía a representantes de la multinacional y del gobierno, pero también a Mike Shirat, segundo secretario de la embajada de Australia, y al estadounidense-keniata Stephen Ndegwa, director del Banco Mundial en Serbia. Varios documentos filtrados en 2021 muestran que el gobierno serbio estaba sometido a intensas presiones por parte de las embajadas occidentales para que el acuerdo se llevara a cabo y que las evaluaciones de impacto ambiental fueran una mera formalidad.

En mayo de 2018, Alan Duncan, entonces ministro de Reino Unido para Europa y las Américas, se reunió con varios directivos de Rio Tinto con motivo del proyecto Jadar.1 “La discusión se desarrolló en un buen ambiente y el representante de Rio Tinto preguntó al ministro británico sobre las posibilidades de que Serbia se convierta en miembro de la Unión Europea, algo que Rio Tinto considera importante para el proyecto”, se puede leer en el acta de la reunión, publicada por una red de periodistas de investigación de los Balcanes (Balkan Investigative Reporting Network, o BIRN).2 Según varios miembros de la oposición, el representante especial de Estados Unidos para los Balcanes occidentales, Matthew Palmer, los habría presionado para que no “atacaran al gobierno [serbio]” en la cuestión de Rio Tinto.3

Finalmente, durante su gira de despedida, en una conferencia de prensa conjunta con el presidente de Serbia, Aleksandar Vučić, Angela Merkel señaló también que Alemania estaba interesada en el litio serbio: “Si el mundo entero está interesado, nosotros también. Hemos invertido mucho en la industria automotriz, incluso en Serbia, y todos sabemos lo importante que es el litio para la movilidad y las baterías del futuro. Así que es un tema que hemos discutido”.4

Serbia podría convertirse en la mayor fuente de litio de Europa en los próximos 15 años, declaraba Marnie Finlayson, directora de Rio Tinto, en mayo de 2021, al firmar un memorando de entendimiento con el fabricante de baterías InoBat.

Causas y consecuencias

Pero ¿por qué centrarse en Serbia cuando se han descubierto importantes yacimientos en varios países miembros de la UE: Alemania, República Checa, España, Portugal, Austria, Francia y Finlandia? Según el último informe del Servicio Geológico de Estados Unidos, las reservas de litio serbias representan solamente el 1,3 por ciento de las reservas mundiales, frente al 23,5 por ciento de Bolivia, el 21 por ciento de Argentina o el 3 por ciento de Alemania.5 En los yacimientos de la cuenca del Rin, entre Basilea y Fráncfort, la extracción del mineral de las fuentes termales produciría mucho menos dióxido de carbono que la extracción y el tratamiento del litio en Serbia. Pero los ecologistas que integran el gobierno en Berlín se oponen.

Al trasladar los daños hacia la periferia europea, la externalización de la producción contaminante permite maximizar los beneficios de las multinacionales y minimizar los riesgos de los Estados centrales. “La saga de la minería del litio va mucho más allá de la agenda medioambiental –subraya el economista serbio Nebojša Katić, consultor independiente en Londres–. Los efectos medioambientales en este caso sólo muestran con mayor claridad lo absurdo del modelo de desarrollo postsocialista serbio. Es una ilustración o un símbolo más del estatus colonial de Serbia”.

Más de cuatro mil personas viven en las orillas del río Jadar, donde se prevé la extracción de la jadarita. Esta parte de Serbia es rica en flora y fauna, con 140 especies vegetales y animales protegidas por las leyes serbias o europeas, así como 50 sitios del patrimonio cultural e histórico catalogados oficialmente. Rio Tinto niega cualquier impacto negativo. Sin embargo, un estudio encargado por la empresa a la Facultad de Biología de Belgrado, que no se ha hecho público, indicaría que “más de 45 hectáreas de bosque primario se verían amenazadas, así como 37 hectáreas de bosque natural, tres hectáreas de praderas y 703 hectáreas de tierras agrícolas”, según el académico y profesor universitario Vladimir Stevanović. “Somos conejillos de indias”, afirma Maria Petković-Trbović, docente en la escuela secundaria de Loznica y miembro del movimiento local “No entregamos Jadar”. “No les creemos a los inspectores del Estado, porque la mayoría ni siquiera ha estado en el terreno. Las tierras agrícolas ya han sido asoladas por las perforaciones anteriores, que son sólo preliminares. Se pueden ver materias tóxicas en el río. Aquí estamos en un ecosistema cerrado; el envenenamiento de la tierra y el agua degradará toda la cadena alimenticia”.

La producción de litio a partir de minerales, como la separación con el boro, provoca más impactos ambientales tóxicos que a partir de salmueras, como es el caso en los lagos salados de los Andes o la cuenca del Rin. Los daños causados por la minería se miden en términos energéticos (en particular, la producción de dióxido de carbono), necesidad de agua y contaminación. Porque durante las operaciones de excavación y bombeo, el equilibrio químico de los afloramientos y depósitos profundos se ve alterado por condiciones oxidantes repentinas que provocan el drenaje ácido de las minas, algo que representa una gran amenaza para el medio y los ecosistemas: libera toneladas de compuestos metálicos nocivos (cobre, plomo, níquel, zinc o arsénico) en el sistema de aguas.

Teniendo en cuenta el valor y el potencial de las tierras agrícolas, el ganado y los cultivos de la región, los beneficios de la explotación de litio y boro son, de acuerdo con varios expertos, muy inferiores a los daños previstos. Según proyecciones no oficiales, Rio Tinto obtendría unos 4.000 millones de euros de ganancias a lo largo de los diez primeros años de explotación, mientras que las licencias mineras deberían aportar 300 millones al Estado serbio. Sin embargo, quienes se oponen al proyecto insisten en que los ingresos de la producción agrícola de la región podrían alcanzar los 80 millones de euros anuales con una inversión estatal mínima, hoy inexistente. Incluso dejando a un lado el potencial devastador de las consecuencias medioambientales del proyecto, permanece la cuestión del interés económico para la población.

La dimensión política

Como la mayor parte de los Estados de Europa Central y Oriental desde la caída del Muro de Berlín, Serbia perdió el control de su desarrollo al volverse dependiente de las inversiones occidentales. En este contexto, todos los fondos externos son a priori bienvenidos, sin importar sus efectos a largo plazo. De hecho, la movilización contra Rio Tinto sólo tomó forma ante las sospechas de corrupción. No fue tanto el origen de los fondos como su destino lo que disgustó a la población, cuando los periodistas de investigación descubrieron que la multinacional había subcontratado a una empresa perteneciente al tío del ministro de Minería de Serbia. “Si queremos ser un poco cínicos, diríamos que proyectos que pueden ser perjudiciales para el país, en realidad pueden ser muy beneficiosos para los responsables locales y sus familias –señala Katić–. Esto afecta no sólo al poder político, sino también a todos los expertos que participan en el proceso de toma de decisiones y que deberían proteger el interés público, pero no protegen sino su propio interés”.

Cuando unos agricultores se negaron a vender sus propiedades a Rio Tinto, el Partido Progresista Serbio –en el poder– creyó que podía forzarlos declarando que el proyecto Jadar era de interés nacional y proponiendo una ley para acelerar el procedimiento de expropiación –reducido a cinco días al estar en juego el interés nacional–. Esta decisión provocó una movilización ecológica y social sin precedentes en la Serbia postsocialista (bloqueo de puentes y rutas), haciendo temblar al gobierno por primera vez en diez años. Tanto es así que el presidente Vučić tuvo que prometer públicamente la retirada de la ley de expropiaciones, la aprobación de una normativa de estudios de impacto, así como el fin de la cooperación con Rio Tinto. “Las protestas demostraron cómo funciona este poder: sólo una presión enorme, y otra sobre los flujos de capitales, por medio de los cortes de las rutas, así como el apoyo de un público más amplio que aquel interesado en las cuestiones medioambientales, puede provocar una reacción”, subraya una de las principales figuras de los ecologistas, Iva Marković.

Este movimiento también demostró que Serbia podía salir del círculo vicioso de las divisiones de posguerra entre nacionalistas y liberales, que permitió que pasaran a un segundo plano el empobrecimiento de las masas populares, la destrucción de la industria y los recursos naturales, así como el éxodo de profesionales bien formados a los países occidentales.

A diferencia de la cuestión de Kosovo, la cuestión ecológica es una cuestión emancipadora, que reorienta el debate público hacia las prioridades sociales. Cuando se habla de agua limpia, de tierra fértil, de un reparto justo de los recursos nacionales que pertenecen a todos, resurgen las cuestiones de clase. En las últimas elecciones legislativas de abril de 2022, las movilizaciones provocaron un declive del Partido Progresista Serbio, que sin embargo conserva una mayoría parlamentaria relativa, y también la emergencia de una unión de la izquierda y de los ecologistas en una nueva coalición, “Debemos”. Por primera vez desde 1990, tendrá representantes en el Parlamento nacional y en el Parlamento local de Belgrado, donde obtuvo el 11 por ciento de los votos.

Nuevo round

Sin embargo, el proyecto Jadar está lejos de haber sido cerrado, según varios responsables de empresas interesadas en la explotación del litio y vinculadas a Rio Tinto. “Las dos partes van a reunirse nuevamente e intentar llegar a un acuerdo beneficioso para ambas”, afirma un interlocutor que desea permanecer anónimo y que trabaja en una empresa que colabora con el Ministerio de Minas. Las declaraciones de los representantes de la multinacional van en la misma línea. “Esperamos poder discutir todas las opciones con el gobierno serbio ahora que han pasado las elecciones”, dijo el presidente del consejo de administración de Rio Tinto, Simon Thompson, el pasado 5 de mayo en la asamblea anual de la empresa en Australia.6 “Desde luego, no hemos renunciado a Jadar porque, francamente, es un proyecto perfecto”, añadía el director general Jakob Stausholm. “Se esconden, pero no se han ido y no creo que se vayan a ir”, confía Marija Petković-Trbović, presente en el terreno. Por estas razones, las organizaciones locales, que no confían a las promesas televisadas de los dirigentes políticos, siguen manteniendo la guardia alta.

“La guerra en Ucrania desplazó la atención –afirma Aleksandar Jovanović Ćuta, cabeza de lista de la unión de la izquierda y los ecologistas–. Pero los ciudadanos tendrán ahora representantes en el Parlamento, porque venimos directamente de la calle. Tenemos a gente de Gornje Nedeljice testificando en la Asamblea Nacional. Nuestro objetivo es conseguir que la explotación minera de boro y litio sea ilegal en toda Serbia, así como que se apruebe una norma verde que eleve la protección del medioambiente en la jerarquía legal”. Si, a pesar de ello, el gobierno intenta reactivar la realización del proyecto Jadar bajo la “amigable presión” europea, se encontrará con esta oposición.

Saša Dragojlo, politólogo y periodista de investigación en la Balkan Investigative Reporting Network. Ivica Mladenović, sociólogo y politólogo, jefe de redacción de la edición serbia de Le Monde diplomatique. Traducción: Emilia Fernández Tasende.


  1. The Times, 18-6-2021. 

  2. “Litijumsko lobiranje: Rio Tintov projekat prevelik da bi propao?”, Birn.rs, 25-10-2021. 

  3. “Mediji: Palmer lobirao za interese Rio Tinta”, Danas, 9-11-2021. 

  4. “Merkel: Germany is interested in Serbia’s lithium”, Balkan Green Energy news, 14-9-2021. 

  5. “Mineral Commodity Summaries”, U.S. Geological Survey, Reston, enero de 2022. 

  6. Sonali Paul, “Rio Tinto keen for talks to revive Serbian lithium project”, Reuters, 5-5-2022.