Cae el primer número romano del calendario. A partir de ahora, en el lugar donde estaba escrito el año I de Le Monde diplomatique Uruguay se leerá, por otros 12 meses –igual de provisorios y definitivos, fugaces y lentos, inolvidables y ya olvidados–, el año II. En esta nota repasaremos ese tránsito y el estado actual de aquellos temas.

Marzo 2022: nacer hace un año…

Lo inconcebible, de tan anunciado, acababa de ocurrir. El 24 de febrero de 2022 Rusia invadía Ucrania. Tres artículos analizaban las motivaciones del invasor, la diplomacia de las sanciones, y avizoraban cómo Estados Unidos aprovecharía la oportunidad. El dossier regional se preguntaba si ante una posible victoria de Gustavo Petro en Colombia y de Lula da Silva en Brasil podría hablarse (como ahora se habla) de una tercera ola progresista. En contratapa, el escritor y exvicepresidente de Nicaragua Sergio Ramírez (hoy desterrado y despojado de su nacionalidad) inauguraba el Cuestionario Galeano.

Abril 2022: … con Ucrania en guerra

El miedo nuclear de ese momento sigue presente. En este 2023 el estancamiento de Rusia en el frente, y el aporte de armas cada vez más sofisticadas de la OTAN a Ucrania, agudizan la posibilidad de una escalada. Si entonces se escribía sobre el “relato total” de Occidente, ahora estamos en condiciones de analizar sus consecuencias. Aunque la otra guerra sobre la que se habló en ese número, el invisibilizado conflicto de Yemen, hoy está en tregua, Naciones Unidas acaba de anunciar (UN News, 28 de febrero) que necesita 4.300 millones de dólares para “una de las crisis humanitarias más graves del mundo”.

Mayo 2022: aquel crujido que anunciaba estos ruidos

El accionar del presidente salvadoreño Nayib Bukele ha seguido haciendo crujir la democracia. Su guerra contra las pandillas le ha generado un capital político inédito. Si entonces era una intención, ahora se ha materializado en la construcción de una megacárcel que el 24 de febrero comenzó a recibir sus primeros 2.000 internos, lo que ha disparado sus índices de popularidad y ha hecho surgir imitadores en el istmo centroamericano. La prensa independiente intenta poner complejidad a esa simplificación, pero no la tiene fácil. Aunque recibe el reconocimiento internacional (el 22 de febrero Julia Gavarrete, de El Faro, obtuvo el premio Ortega y Gasset de Periodismo por su historia “Una familia que no debe nada huye del Régimen de Excepción”), sigue sufriendo los embates oficiales.

El crujido de la democracia también afectaba al sur, aunque por otros factores. El vecino del Río de la Plata veía cómo la realidad jaqueaba al peronismo por culpa de la economía. Esa “Argentina que no llega a fin de mes” ha seguido siendo un elemento de desgaste. Hoy el oficialismo ya no tiene el control del Senado (El País, Madrid, 23 de febrero), y la inminente carrera electoral se le presenta como un galimatías (Infobae, 27 de febrero).

En el resto del número la diversidad de temas, desde las elecciones francesas hasta la “absorción” de Hong Kong por China, no olvidaba el dossier con foco en Ucrania: los granos, el opaco rol de Naciones Unidas, las lecturas del conflicto desde Medio Oriente y cómo funciona “el complejo militar-intelectual”.

Junio 2022: la derecha libertaria y otras paradojas

La duda estaba instalada en los dos extremos del arco cromático. Por un lado, la estridencia de Javier Milei llevaba a los analistas argentinos a preguntarse si “esto puede pasar aquí”. Pensaban en el espejo de Donald Trump en Estados Unidos y de Jair Bolsonaro en Brasil, y en cómo los cinco años de mala suerte eran una imagen cada vez más degradada de la serie. La otra pregunta, con los tonos pastel de una propuesta política que apuntaba a cierta mirada más pausada –y pensada– aunque en un entorno con altos niveles polarización, surgía de los resultados de la primera vuelta electoral colombiana que acababa de ocurrir: ¿está Colombia preparada para un gobierno de izquierda?

Los artículos repasaban los factores que hicieron posible una figura como la de Milei en Argentina, al mismo tiempo que se sumergían en “la experiencia del populismo de la libertad”. Hoy, la figura de Milei ha mantenido, y quizá aumentado, su visibilidad en el panorama preelectoral. Ya no sólo pone en alerta al gobierno, sino que, a la vez, la vereda contraria parece preocupada ante su potencial de dividir el voto opositor (por ejemplo, en la provincia de Buenos Aires).

Las paradojas del número de junio iban desde el abandono del “ideal nórdico” que representaba el acercamiento a la OTAN de Finlandia y Suecia, hasta la influencia de los incómodos islamistas en el escenario yemenita. En la contratapa, alguien que ahora está en el centro de la conversación literaria rioplatense: Enrique Vila-Matas.

Julio 2022: tres modelos de izquierda para armar

Quienes comienzan a leer el periódico desde la última página pudieron seguirlo de forma cronológica. El cuestionario Galeano fue respondido por el expresidente ecuatoriano Rafael Correa, uno de los representantes de la primera ola progresista (como lo fue su par boliviano Evo Morales, que lo había contestado en la contratapa de abril de 2022). Apartado en ese momento del escenario, el exiliado Correa recuperará protagonismo con las elecciones locales y regionales de febrero: sus candidatos ganarán en las dos principales ciudades del país, Quito y Guayaquil, y en siete provincias.

En un lugar híbrido, tanto temporal como conceptual, se encuentra el presidente de México, Andrés López Obrador. En ese número de julio, dos artículos analizaban su desempeño electoral invicto (a contrapelo de la tendencia regional de “voto castigo”) y su peculiar modo de lograr avances sociales sin afectar demasiados privilegios. Con el paso de los meses, la crisis peruana le daría brillo exterior (está al borde de la ruptura con el gobierno de Dina Boularte por sus críticas a la represión contra la protesta social), y una cuestionada reforma del mecanismo electoral aprobada en febrero le complicaría el frente interno.

Lo más nuevo estuvo en la tapa. La flamante victoria de la fórmula de Gustavo Petro-Francia Márquez en Colombia (tercera ola progresista) se abordaba presentando los desafíos pronosticados pero también poniéndolo en sintonía con el vecino Ecuador. Las reformas petristas no han sido fáciles y en el camino de la transformación de la salud, por ejemplo, acaba de perder tres ministros (27 de febrero) en una crisis que recién despunta.

Agosto 2022: el invierno como prólogo a la primavera

La obviedad siempre rinde. Porque rendirse a la obviedad es un camino para mostrar que también lo evidente necesita ser probado mediante la evidencia. Digamos, un bigote. Pelear por el derecho a usarlo se antoja, hoy, casi un recuadro de una sección sobre moda y estilo. En los comienzos del movimiento obrero francés, sin embargo, fue una de las banderas de lucha para el salario de los camareros y el derecho al descanso. Así, aquel dossier de agosto, que parecería obviamente cosa del pasado, resuena de nuevo en las manifestaciones actuales de Francia en contra de la reforma jubilatoria.

También parecería obvia la distancia entre ecología y energía nuclear (error que se revela en la sección Temas), o la afirmación de que combatir en la guerra resulta más duro que combatir en la paz (cosa que se pone en duda en la crónica sobre la reinserción de los exguerrilleros colombianos).

Más preparados estamos para otros artículos de esa edición: que se use una doble vara para medir los crímenes de Augusto Pinochet y las revelaciones de Julian Assange, o que los vecinos de nuestras fronteras enfrenten crisis económicas. Brasil con los 33 millones de personas que sufrían hambre en la recta final del bolsonarismo, Argentina intentando salvar su moneda en tiempos de “shoppings llenos y heladeras vacías”.

Setiembre 2022: decrecer en expectativas para ganar algo

Podría ser una definición del progresismo. Sólo que a veces ese algo se parece a casi todo. Por lo menos, en la medida de ese presente. Así que con la pregunta sobre qué Lula será el que vuelve se intentaba entrar en los porqués y los cómo de su giro al centro. Un poco más a fondo todavía, se recordaba que el lulismo no empezó de cero, sino que es parte, la parte por ahora más profunda, del intento de saldar la deuda social y democrática que dejó la dictadura brasileña. Con el foco ampliado hacia lo externo, se miraba el mundo que esperaba a Lula. Ese que ahora pone paños fríos a sus intentos de favorecer, desde el sur, un enfoque pacifista respecto de la guerra de Ucrania que, en ese setiembre, ya estaba cumpliendo sus inesperados primeros seis meses.

En términos de baja de expectativas, se analizaba también el proceso constituyente chileno desde la más extrema actualidad: el domingo anterior acababa de rechazarse la nueva carta magna por abrumadora mayoría. Pasados los intentos de la derecha de enterrar el proceso constituyente, y tras un movimiento decidido (que al comienzo se entendió vacilante) del presidente Gabriel Boric, aquel trastabilleo parece haber recuperado el paso y (con las expectativas rebajadas con agua) ya tiene comisión de expertos para reescribirla en este primer semestre de 2023.

El número se cerraba con el dolorido adiós a Fermín Hontou, Ombú, figura central del dibujo periodístico del Uruguay democrático, de quien publicábamos un trabajo en la contratapa, como había sido habitual.

Octubre 2022: las nietas de las brujas de antaño

El viejo par dialéctico de amplitud y profundidad sustituye, en el periodismo, uno solo de sus términos: actualidad y calado. De esa tensión surgió un número que tuvo como cobertura de portada las protestas de las mujeres en Irán. Las manifestaciones atrajeron la atención internacional pero no lograron erosionar el régimen integrista, a pesar de que por un momento llegó a pensarse en una eliminación de la Policía de la moral (que en verdad fue sólo una baja de perfil). En febrero hubo nuevas marchas, pero en general se acepta que desde enero han disminuido (El País, Madrid, 9-2-2023), dejando la cifra de muertos por la Policía en 500 y de detenidos en 20 mil (Irán Human Rights). La lectura sobre las reacciones de la sociedad iraní es más compleja. El mes pasado se conocieron noticias que estremecían por lo impensables: una serie de envenenamientos de alumnas en escuelas y universidades. ¿Reacción a las protestas, o intento de desestimular a las jóvenes a educarse? Las autoridades aún no han dado con los responsables.

La edición de octubre también fue ocasión de leer sobre lo cercano (lulismo y bolsonarismo vistos como corrientes sociales) y sobre lo que, estando relativamente cerca, se desconoce casi por completo (informe sobre Surinam). Dos notas sobre China, en tiempos de un nuevo congreso de su partido dirigente, echaron algo de luz de contexto sobre un actor cada vez más protagónico del orden mundial.

Noviembre 2022: lo que se ve y lo que no se quiere ver

Aunque venía tomando forma cada vez que se acercaba más el foco a la realidad brasileña, quedó en evidencia que el bolsonarismo tenía un arraigo social que iba más allá, incluso, que la popularidad de su líder, Jair Bolsonaro. Los análisis posteriores a la segunda vuelta electoral que colocó, por tercera vez, a Lula da Silva en la presidencia de Brasil, demostraron que ese Lázaro de la política debía mutar en Hércules si quería prevalecer. Las tareas que se identificaron en el artículo de noviembre, con la tinta fresca de los titulares de su difícil victoria, fueron “apenas” siete, pero valían por las 12 que debió enfrentar el héroe mitológico.

Esa dinámica de ojos tapados, donde se combinan poder y cultura, no es algo que se limite a Brasil. En ese número se recordó cómo las mineras empujaron el genocidio indonesio. Al mismo tiempo, la deuda social y ecológica del mundial de fútbol de Qatar (que se abordó en esa edición) tampoco era algo que la mayoría quisiera mirar de frente. Buena parte del globo prefirió dejarlo para después del pitazo final de los partidos. Y muy pronto lo olvidó de nuevo.

Debido a la distancia, era difícil prever que la tranquila y generosa Suecia tendría también su ultraderecha en un rol protagónico en el sistema de partidos. O cómo las contrarrevoluciones árabes hicieron su trabajo de zapa en varios países. Desde la contratapa, las respuestas de Joan Manuel Serrat al cuestionario Galeano trajeron alguna brisa fresca como exorcismo.

Diciembre 2022: las limitaciones del shock y el discurso

El año 2022 terminaba en Argentina con el debate sobre si la inflación tenía que combatirse de manera gradual o con terapia extrema. Al otro lado del Atlántico, otro límite. En este caso para el discurso populista de derecha: la neofascista Giorgia Meloni, flamante jefa de gobierno de Italia, no parecía dispuesta a poner en práctica muchas de sus shockeantes propuestas electorales. El atlantismo y la economía neoliberal no estaban en cuestión en la bota europea. Gracias a su relativa moderación, los análisis internacionales coinciden en que la mandataria “se afianza” (El País, Madrid, 15-2-2023) y en que “tenemos Meloni para rato” (CTX, 23-2-2023). En el campo de “lo desconocido que no debería asombrar a nadie”, la nota “Capitalismo a mano armada en Pakistán” presentaba en ese número el vínculo entre paramilitares e industriales. Ahí sí, sin moderación.

Enero 2023: novedades en una crisis perpetua

En esa edición se tomaba nota de cómo la franja del Pacífico estaba viviendo sus sacudimientos, desde un primer desencanto con el Chile de Gabriel Boric hasta los primeros 150 días de Petro en Colombia. El fugaz autogolpe de Pedro Castillo en Perú, su vacancia y la represión llevada adelante por el gobierno de Dina Boluarte, en especial contra las regiones del interior, dominaron el verano. Hoy, el Congreso que Castillo quiso disolver tiene seis por ciento de popularidad y la mandataria, 15. Eso a nivel nacional. En el sur del país las cifras bajan a la mitad (Instituto de Estudios Peruanos, 28-2-2023).

Febrero 2023: algunas brasas para entender el fuego

El mes pasado también es parte del pasado. Incluso esa edición que aún luce flamante, apenas arrugada en algún extremo, todavía no leída por completo, puede usarse para encender el parrillero. Es el destino del papel y el periodismo. Quizá alcance con el consuelo de mostrar, en un destello, que para comprender la fogata hay que explicar algunas brasas.

En ese escaso espacio que deja la guerra de Ucrania (en la sección Temas de ese número se visitaban las raíces de su vínculo con el nazismo), se han levantado algunos susurros de preocupación sobre el nacionalismo hindú, en especial desde que los enfrentamientos campales entre hindúes y musulmanes llegaron a las ciudades británicas. En la cobertura de tapa se profundizó en ese costado de un gigante que ya se había visitado en el primer número (“El niqab en el soviet de la India”).

También se recordaron los antecedentes espirituales y terrenales de la década de papado de Francisco (con la diferencia entre Teología del Pueblo, de raíz peronista, y Teología de la Liberación, cercana al marxismo). Finalmente, pero al principio, los artículos sobre la región intentaron pasar en limpio lo que implicó el asalto de grupos bolsonaristas a las instituciones democráticas en Brasilia. Es que, como se interpretó desde el editorial, “lo que hay en la turba de navajeros es la destrucción fascista de toda posibilidad de algo nuevo, para preservar con violencia los privilegios de lo viejo”. Fuegos, brasas, cenizas. Aún el periodismo gira en torno a la noria de Shiva.