Si la calle ya estaba encendida por la reforma jubilatoria que aumenta en dos años la edad de retiro, el uso de un artículo de la Constitución francesa que permite al gobierno aprobar una ley sin pasar por el Parlamento, el 49.3, terminó de caldear los ánimos. Los manifestantes se debaten en la tensión entre el “largo plazo” y la inmediatez, sin perder de vista el ejemplo de los “chalecos amarillos”. Las encuestas de opinión muestran un 70 por ciento de la población en contra de la iniciativa del gobierno.