Periodistán es el seudónimo que ideó el autor para viajar por una serie de países de Europa del Este, Medio Oriente y Asia Central cuyos nombres terminan con el sufijo -istán, como Pakistán o Afganistán, y escribir sobre ellos. Lugares que, mochila al hombro, recorrió en un viaje iniciático que duró 14 meses, narró “en vivo” vía redes sociales y luego cobró la forma de libro. Tras ese primer periplo, su editor lo desafía con un nuevo experimento: sumergirse en una nación que bien podría ser un continente; un país diverso, caótico y superpoblado cuya sociedad se estratifica en castas; un sitio en el que se hablan cientos de lenguas y se adora a un sinnúmero de dioses. De India hablamos: su desbordante realidad abruma al cronista.

Duclos asume el desafío no menor de recorrer de punta a punta el país del Ganges y las vacas sagradas y escribe un diario de viaje que rebosa de intensidades. En sus páginas registra lo que ve y escucha en la calle, las sensaciones que le producen los destinos visitados, las conversaciones con las personas que se va cruzando y con las que comparte segmentos de su derrotero. Lejos del análisis político, sociológico o cultural, en estas crónicas la atención está puesta en las interacciones de esa marea humana a la que observa sobresaltado, deteniéndose sin exotismo en sus modos de vida. Más que interpretación, lo que prima es la proliferación enciclopédica y expresiva que señala lo evidente: nadie sale indemne de un viaje a India.

Fernando Duclos. Futuröck; Buenos Aires, 2022. 336 páginas, 890 pesos.