En la saga de lecturas de un mundo que, de crisis en crisis, muta de forma incesante desde hace varias décadas, este afamado sociólogo francés, heredero legítimo de Alain Touraine, pone en el centro de la discusión pública el problema de las desigualdades sociales. Desigualdades que ya no se recortan sobre la realidad del trabajo asalariado, ni se dejan aprehender desde la perspectiva de las clases y sus luchas; más bien, estallan y se diversifican, al tiempo que corroen el imaginario común sobre la justicia social. Concretamente –sostiene Dubet– vivimos hoy en el régimen de las desigualdades múltiples, un régimen en el que el sufrimiento y la discriminación reemplazan a la explotación. La experiencia subjetiva se amplía y a la vez se individualiza: estas múltiples desigualdades son vividas como pruebas a superar en el marco de una “igualdad de oportunidades” que, de matriz meritocrática, produce desconfianza, frustración y resentimiento. Con culpa por lo que se es y con vergüenza por lo que no se llegó a ser, la injusticia social se vive y se sufre como un problema individual.
Cultores de la queja y la denuncia, cada cual se autopercibe discriminado en algún aspecto, “en calidad de” algo; cada cual es testigo y militante de “su” desigualdad. La indignación corroe el tejido social: no se logran identificar adversarios claros ni intereses comunes ni programas de acción. Este régimen de desigualdades múltiples –dirá finalmente Dubet– explica la existencia de movimientos sociales como el de los Chalecos Amarillos en Francia: “un pueblo de individuos” que, tomados por la ira, por el odio, rechazan toda mediación política. ¿Es posible, en estas condiciones de destrucción subjetiva, volver a rearticular lazos de fraternidad y solidaridad colectiva? ¿Qué lugar ocupan instituciones modernas como la democracia representativa, la nación, la escuela y el trabajo en esta rearticulación?
François Dubet. Siglo XXI; Buenos Aires, 2023. 256 páginas, 1.500 pesos.