El episodio está en la mejor historia del teatro chileno. En marzo de 1985, plena dictadura de Augusto Pinochet, el elenco del ICTUS tenía en cartelera una adaptación de la novela de Mario Benedetti Primavera con una esquina rota (1982). El papel de Don Rafael, padre de un militante político represaliado por las fuerzas conjuntas uruguayas, lo hacía el primer actor Roberto Parada. Mientras eso transcurría en el escenario, la cacería continuaba en las calles. Nada tranquilizador para el protagonista ya que su hijo, José Manuel Parada, estaba en la mira de los militares. Era un militante comunista y activista por los derechos humanos en la organización católica Vicaría de la Solidaridad. Allí, investigaba las acciones del llamado Comando Conjunto, organización de parainteligencia vinculada de forma estrecha con la Fuerza Aérea de Chile.

El viernes 29 de marzo de 1985 José Manuel Parada, sociólogo, y Manuel Guerrero, docente, fueron secuestrados en la puerta de un colegio. El día anterior, el artista visual y publicista Santiago Nattino había corrido la misma suerte. Ese fin de semana las funciones del ICTUS estuvieron impactadas por la incertidumbre del paradero de los tres. La preocupación se resolvió de la peor forma. Con la obra ya comenzada, Roberto Parada fue informado de que había sido encontrado el cuerpo de su hijo. El actor resolvió seguir con la función y volverla un homenaje al joven asesinado, lo que dio un nuevo énfasis a las palabras de Benedetti en ese texto.

El crimen se conoció como Caso Degollados, por el método utilizado para quitarles la vida. Al ocurrir en una etapa tardía de la dictadura, conmocionó de manera especial a la opinión pública. Esto obligó a cierta investigación oficial que, pese a su reticencia de origen, culminó en 1994 con la cadena perpetua (luego matizada) de tres miembros de los cuerpos de inteligencia y con varias condenas de diversa duración a otros 13 funcionarios.

Al recordarse el medio siglo del golpe de Estado del 11 de setiembre de 1973, el ICTUS hizo una nueva adaptación de Primavera con una esquina rota y la reestrenó el 1º de junio de 2023. Esa versión, que tiene una dramaturgia renovada, se presentará el 14 y 15 de marzo en la sala principal del teatro El Galpón, de Montevideo.

El acontecimiento no sólo implica el retorno a Uruguay de la novela benedettiana, potenciada como sólo puede hacerlo el compromiso con los derechos humanos en los momentos y situaciones más complejas. Es un retorno que aterriza en El Galpón, una institución estrechamente ligada con Benedetti (piénsese en Pedro y el capitán, estrenada en 1979 en México y escrita para ese elenco luego de décadas de silencio dramatúrgico del autor). Un Galpón que también está emparentado, en su deriva, con sus pares chilenos. En la obra de 2016 Esto (no) es un testamento, el ICTUS repasó su propia historia. A quienes la vieron les resultó inevitable encontrar el paralelismo. El compromiso político y artístico. El vínculo con los respectivos partidos comunistas. El exilio. La permanencia de un enfoque transformador. La filosofía de vida, podría decirse, si el término no sonara ajado.

En Esto (no) es un testamento se van proyectando fotografías. Al llegar a una del velorio de José Manuel Parada, que los retrata cantando “La internacional”, uno de los actores narra: “A mí siempre me ha llamado la atención que aún cuando ninguno podía sostenerse por sí mismo, ahí parecería que cada uno está preocupado por tratar de sostener al otro”. De eso se trata todo, a fin de cuentas.