Desde el inicio de la intervención militar de Israel en Gaza en represalia por el sangriento ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023, los hutíes yemeníes pertenecientes al zaydismo, una de las tres principales corrientes chiítas, han intensificado sus acciones de desestabilización del tráfico marítimo en la zona del Estrecho de Bab Al-Mandeb. Con una longitud de 193 kilómetros y 32 kilómetros de ancho, este paso, que en árabe significa “puerta de los lamentos”, separa la Península Arábiga del Cuerno de África y da acceso al Canal de Suez. Los rebeldes lanzan drones equipados con cargas explosivas o misiles contra buques de carga o petroleros y, en ocasiones, organizan operaciones con helicópteros para coparlos. Lo hacen, explica Yahya Sarre, uno de sus portavoces, “para cumplir con [un] deber religioso, moral y humanitario en apoyo de quienes han sido agraviados en Palestina y Gaza”,

Entre el 19 de noviembre de 2023 y mediados de febrero se produjeron más de 30 ataques a barcos transportadores1. Sin consultarse ni coordinarse, varios de ellos decidieron, a mediados de diciembre de 2023, desviar su flota rodeando África por el Cabo de Buena Esperanza2. Suficiente para sacudir el comercio mundial. Según el Kiel Institute for the World Economy (IfW Kiel), hoy en día sólo 200.000 portacontenedores transitan por el Mar Rojo, frente a los 500.000 de antes de que comenzaran los ataques3. Este estrecho es un importante cruce para el transporte mundial de mercancías, con el 12 por ciento del comercio internacional (incluido el 30 por ciento de todos los movimientos de contenedores), y también para los hidrocarburos, en particular el petróleo y el gas natural licuado (GNL). Entre el cuatro y el ocho por ciento de los cargamentos mundiales de GNL pasan en promedio cada año por el Canal de Suez, mientras que unos ocho millones de barriles de petróleo lo hacen a diario por el Mar Rojo. Si el estrecho de Bab Al-Mandeb es la arteria clave del comercio mundial, también es su talón de Aquiles.

A principios del siglo XXI, la protección de la navegación en el Golfo de Adén contra la amenaza terrorista y los actos de piratería se organizó, al inicio, con el embarque de guardias privados en los barcos comerciales. Hasta que finalmente, en 2008, la Resolución 1816 del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) allanó el camino para la intervención estatal en aguas territoriales somalíes para combatir a los piratas.

La misión europea Atalante fue lanzada a finales de 2008 y participa en la vigilancia marítima y aérea del Golfo desde Yibuti. Pero sus medios son escasos, ya que "en la actualidad sólo dispone de dos barcos y dos aviones para cubrir una zona marítima muy grande", revela un experto que realizó un estudio sobre la eficacia de la misión europea. Asimismo, la Combined Task Force 153 (CTF-153), formada en abril de 2022, bajo mando estadounidense y con base en Bahréin, no ha recibido fuerzas adicionales para cumplir su mandato de asegurar las aguas que van desde Egipto y Arabia Saudita hasta Omán. Brad Cooper, el vicealmirante que dirige esta fuerza marítima, reconoce que la misión de este dispositivo no consiste en aumentar “la presencia de barcos y aviones en el Mar Rojo y el Golfo de Adén sino en hacer que la flota (existente) sea más eficaz”4. Según una fuente que colabora con Atalante, la falta de intercambio de información entre los actores implicados impediría, no obstante, esta eficacia. Ciertamente, ha existido un marco de cooperación entre europeos y estadounidenses llamado “SHADE Forum” (Shared Awareness and Deconfliction), que reúne a la industria del transporte marítimo y se ocupa de la piratería y de todas las amenazas a la seguridad marítima, pero la rivalidad entre fuerzas militares ha supuesto un obstáculo prohibitivo para cualquier colaboración. La iniciativa acabó siendo abandonada.

En este contexto, los rebeldes que tomaron el control de Saná en setiembre de 2014, desalojando al gobierno del presidente Abd Rabbo Mansur Hadi, no esperaron a que la guerra en Gaza desestabilizara la región. En Saná, sus líderes deciden sus acciones en acuerdo con los dirigentes de la República Islámica de Irán y los pasdarán iraníes, así como con representantes del Hezbolá libanés. Teherán rechazó las acusaciones de Estados Unidos sobre su participación en los ataques del Mar Rojo. “El eje de la resistencia tiene sus propias fuerzas y actúa según sus propias decisiones y capacidades”5, declaró el 23 de diciembre de 2023 el viceministro iraní de Asuntos Exteriores, Ali Bagheri.

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Larga relación

Durante la última década, los hutíes han sido una ventaja para Irán en su rivalidad con Arabia Saudita. En este marco, en setiembre de 2019 atacaron dos instalaciones petroleras del gigante saudí Aramco, en Abqaiq y Khurais. La guerra israelí ofrece a Teherán la oportunidad de extender, a través de los hutíes, su influencia hasta el Mar Rojo.

“Los hutíes fueron entrenados y armados por los pasdarán iraníes desde 2010”, nos confía una fuente cercana a los servicios de inteligencia en Emiratos Árabes Unidos, país hostil a la rebelión. “Se enfrentaron a la coalición saudí-emiratí que los combatía, así como al ejército regular yemení. Estos montañeses del noroeste del país se han reconvertido en marineros para asegurar su independencia económica, y por tanto su capacidad de generar perjuicios. Sus diversos tráficos de armas, drogas, minerales, carbón y, por supuesto, de seres humanos a lo largo de la Península Arábiga y el Cuerno de África les han dotado de autonomía frente a Irán”.

Si desde el inicio de la guerra en Gaza los hutíes han lanzado alrededor de un centenar de drones y misiles balísticos hacia Israel, según declaraciones del ejército israelí, ya desde tiempo atrás se habían efectuado numerosas alertas contra ellos. En su último informe, publicado en febrero de 2023, el panel de expertos independientes de la ONU en Yemen pidió que se mantuvieran las sanciones contra los rebeldes. El 28 de febrero de 2022, un año antes, el Consejo de Seguridad había adoptado una resolución en la que condenó, en los términos más enérgicos, los repetidos ataques perpetrados contra Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos. Sin minimizar el alcance del apoyo a los palestinos, los ataques de los hutíes a los buques mercantes son parte de las negociaciones para un acuerdo de paz entre ellos y el gobierno yemení bajo el patrocinio de Arabia Saudita. Al lograr un reconocimiento internacional de facto, los rebeldes afirman ser la única voz legítima del pueblo yemení a ojos de los actores extranjeros. El 23 de diciembre de 2023, Hans Grundberg, enviado especial de la ONU para Yemen, anunció que el gobierno y los hutíes habían acordado un futuro proceso de paz. Sin embargo, los rebeldes siguen amenazando a los barcos que utilizan el estrecho de Bab Al-Mandeb. Una persistencia que demuestra que ninguno de los protagonistas cree en el acuerdo firmado. Según Thomas Juneau, profesor asociado de la Universidad de Ottawa, las últimas conversaciones tienden más bien a confirmar el fracaso de la guerra lanzada por Riad y sus aliados en 2015 contra los hutíes y a allanar el camino para una retirada saudí de Yemen6.

Menos sujetos a la presión saudí, los hutíes ven con buenos ojos las dificultades encontradas por Estados Unidos para formar la fuerza marítima internacional Prosperity Guardian. Esta alianza, anunciada el 18 de diciembre de 2023, debería luchar contra los ataques hutíes en el Mar Rojo. Pero algunos países que los estadounidenses habían presentado como miembros del sistema se niegan a estar bajo el mando de Washington. Un comunicado de prensa del Ministerio de las Fuerzas Armadas francés publicado el 19 de diciembre de 2023 especificaba que Francia, y su fragata Languedoc, permanecerían bajo “mando nacional” para garantizar su libertad de acción. Lo mismo hizo Italia, que dispone igualmente de una fragata en la zona. España, tras aceptar, decidió al final que sólo participaría en una operación bajo el mandato de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) o de la Unión Europea. Países Bajos y Noruega se limitarán a enviar apenas dos y 11 oficiales de estado mayor respectivamente... sin barcos. En cuanto a Australia, a pesar de ser un aliado leal de Washington, rechazó la solicitud estadounidense de desplegar un buque de guerra. Nueva Delhi ha enviado un buque de su flota al Mar Rojo con el objetivo de proteger a cargueros con bandera india, aunque prefiere hacerlo solo. Fiel a su línea de conducta de los “tres no” en su conflictiva relación con Washington (no cooperación, no apoyo y no confrontación), China no se asociará con Prosperity Guardian. Los hutíes declararon a su vez que los barcos chinos y rusos no serán atacados, salvo en caso de que tengan vínculos comerciales con los israelíes.

(Casi) en soledad

En la práctica, los estadounidenses sólo podrán contar con un destructor británico y una fragata griega. Incluso a nivel regional es un desaire. Ni Egipto ni Arabia Saudita se dignaron participar en esta operación. Sólo Bahréin, sede de la Quinta Flota estadounidense, está integrada a esta alianza. Según un diplomático de una monarquía del Golfo, “el presidente iraní, Ebrahim Raisi, concluyó a finales de octubre [de 2023] con el príncipe heredero Mohamed bin Salmán un acuerdo secreto equivalente a un pacto de no agresión por parte de los hutíes a cambio de la no participación de Riad en la coalición naval estadounidense”. Finalmente, las autoridades de Yibuti se negaron a permitir a los estadounidenses atracar en el puerto de Yibuti sus fuerzas marítimas en una operación contra los hutíes, del mismo modo que les prohibieron organizar ataques aéreos contra objetivos yemeníes desde el aeropuerto nacional utilizado por el ejército estadounidense.

El país norteamericano acabó redesplegando su armada, antes posicionada frente a la costa de Israel, en el estrecho de Bab Al-Mandeb. El 31 de diciembre de 2023 Washington dio un paso más en su enfrentamiento con los hutíes, cuando helicópteros estadounidenses que habían sido blanco de ataques “tomaron represalias en defensa propia, hundiendo a tres de los cuatro pequeños barcos y matando a sus tripulaciones”, como señaló el Comando Militar de Estados Unidos para Oriente Medio (Centcom) en un comunicado. Según nuestras informaciones, Washington apreciaría que Israel y Emiratos Árabes Unidos se involucraran en este combate. El primero tiene una base secreta en la región eritrea de Asab, mientras que el segundo ha obtenido el acuerdo de las autoridades eritreas para instalar material militar suministrado por Israel en la isla de Dahlak Kebir. Pero hasta ahora ni Tel Aviv ni Abu Dabi han respondido de manera favorable a la demanda estadounidense.

La escalada del conflicto continúa y Washington ha respondido con una demostración de fuerza contra los ataques hutíes. Desde el 12 de enero, Saná, Hajjah, Dhamar, Al-Bayda, Taiz y Al Hudayda han sido las principales ciudades yemeníes objetivo de los bombardeos estadounidense-británicos. Estas operaciones provocaron una ola de indignación en el mundo árabe-musulmán, incluida Turquía, miembro de la OTAN. El presidente Recep Tayyip Erdoğan denunció “el uso desproporcionado de la fuerza contra los rebeldes hutíes”, declarando solemnemente que “Estados Unidos y el Reino Unido intentan transformar el Mar Rojo en un mar de sangre”7.

Otra manifestación de esta escalada: el 25 de diciembre de 2023, los hutíes anunciaron posibles represalias contra Prosperity Guardian al declarar que “los cables globales de Internet que cruzan el estrecho de Bab Al-Mandeb están bajo [su] control”. Estos cables, que unen Europa, África y Asia, cruzan Egipto y luego el Mar Rojo, hasta el estrecho de Bab Al-Mandeb. Los 15 que pasan por el Mar Rojo gestionan entre el 17 por ciento y el 30 por ciento del tráfico mundial de Internet. En 2016, un barco cablero ya había sido atacado por piratas en el Mar Rojo durante una operación de tendido submarino. En 2005, el Comité Internacional de Protección del Cable (CIPC) estimó, subestimando, el impacto financiero del corte de la red submarina en 1,5 millones de dólares por hora. Hoy en día, la magnitud del fenómeno seguramente se multiplicaría por diez.

Mientras Washington y Londres encuentran enormes dificultades para reunir aliados bajo su mando, los hutíes han cosechado éxitos. Han consolidado su reputación internacional y se han ganado la aprobación, aunque discreta, de gran parte de los países de la Liga Árabe. Aunque su ejercicio del poder provocó vehementes y repetidas protestas de la población, sus posiciones antiisraelíes y antiestadounidenses desencadenaron el fervor popular en Yemen contra enemigos comunes. Adoptar la posición de David contra Goliat ha permitido a los rebeldes gozar de un “período de gracia”.

Tristan Coloma, periodista. Traducción: Le Monde diplomatique, edición Uruguay.


  1. “Red Sea attacks. How Houthi militants in Yemen are attacking ships in one of the world’s busiest maritime trade routes”, Reuters, 2-2-2024. 

  2. “Les principaux armements au conteneur stoppent leurs navires face à la situation en mer Rouge”, Le Marin, 15-12-2023. 

  3. “Cargo volume in the Red Sea collapses”, IfW Kiel, 11-1-2024. 

  4. “Combined Maritime Forces establishes new naval group to patrol Red Sea region”, DefenseNews, 13-4-2022. 

  5. “Iran denies helping Houthis plan attacks on Israel-linked ships”, Reuters, 23-12-2023. 

  6. “Yemen’s peace plan boosts Houthis’ regional influence”, Deutsche Welle, 29-12-2023. 

  7. “Erdogan accuses U.S., Britain of trying to turn Red Sea into ‘’sea of blood’”, Reuters, 12-1-2024.