Los organizadores de la cita parisina han manifestado su ambición de preparar los primeros Juegos Olímpicos sostenibles, inclusivos y solidarios. En Sena-Saint Denis, donde se está finalizando gran parte de las instalaciones, ya se ve la realización, pero también los límites, de estas promesas en cuanto a condiciones de trabajo y beneficios económicos y sociales.

“Hemos demostrado que podemos ser responsables, si no ejemplares, a nivel social”. El 23 de setiembre de 2023, Bernard Thibault, exdirigente de la Confederación General del Trabajo (CGT), tomó la palabra en el escenario de la Cité du Cinéma, en Saint-Denis, en calidad de copresidente del comité de seguimiento de la carta social de los Juegos Olímpicos de París 2024.

Al mismo tiempo, Moussa H. terminaba su turno. También él conoce bien la Cité du Cinéma: linda con el emplazamiento de la Villa Olímpica. Allí estuvo trabajando en negro varios meses. Ese día, sentado bajo el sol de otoño, se toma su tiempo. Llegó a Francia en 2008, viene de Malí y acaba de obtener su primer permiso de residencia de un año. “He vivido todos estos años con miedo en el estómago. Incluso en mi casa, por la noche, temía que me arrestaran”. Sin papeles, pero con trabajo: “En 15 años, nunca he pasado más de tres meses sin trabajar. Siempre hacen falta trabajadores sin papeles en las obras”. Las de los Juegos Olímpicos no son una excepción.

Su tarjeta de identidad profesional para el sector de la construcción y las obras públicas (BTP) está siempre en su billetera. Gracias a este pequeño pedacito de cartón plastificado, H. pudo entrar a diario en la futura Villa Olímpica situada en el corazón del nuevo barrio de Pleyel, en el muelle del Sena de Saint-Denis. Fue contratado bajo seudónimo por un equipo de subcontratistas de la construcción, que crearon o vendieron empresas con muy poco capital social, entre 1.000 y 2.000 euros. “¡Eso no pasa en una agencia de trabajo temporal! Es el boca en boca. Mandamos nuestros documentos por mensaje de texto o por Whatsapp, y al día siguiente tenemos la dirección. Nadie se preocupa por saber si es realmente nuestra identidad”. Según la oficina de la CGT de Bobigny, al menos un centenar de obreros sin papeles participaron en la construcción de las instalaciones olímpicas, una pequeña proporción de la mano de obra, dado que la construcción de estas instalaciones supuso casi 20 millones de horas de trabajo1.

La Fiscalía de Bobigny abrió una investigación preliminar por trabajo oculto después de que, en junio de 2022, una inspección revelara la presencia de trabajadores sin papeles en la obra. Unos meses después, diez de ellos –entre los cuales se encontraba H.– decidieron llevar ante el tribunal laboral a las grandes empresas de construcción e ingeniería civil Vinci, Eiffage, Spie Batignolles y GCC, así como a ocho subcontratistas, para denunciar su explotación.

El caso condujo a la regularización de 25 trabajadores. “No teníamos contrato de trabajo, ni nómina, ni mucho menos vacaciones ni horas extraordinarias”, cuenta este trabajador de 40 años. No tenían zapatos ni equipo de seguridad, aparte de “un casco, cuando quedaba alguno, y un par de guantes para la semana”. Contratados como peones de obra, los trabajadores sin permiso de trabajo tienen que estar preparados para todo: albañilería, taladro, limpieza y desencofrado. “Cada mañana, un capataz te dice a dónde ir. Tenemos que aceptar, si no lo hacemos nos reemplazan. Para nosotros, es supervivencia”, dice.

En junio de 2018, las cinco organizaciones sindicales representativas de los empleados celebraron la firma de una carta social junto con las organizaciones patronales. Elaborada durante la fase de candidatura, la carta se utilizó incluso como argumento en la campaña de París para ganar la sede de los Juegos Olímpicos. Posteriormente se creó un comité de seguimiento, copresidido por Thibault y Dominique Carlac’h, vicepresidenta del Movimiento de Empresas de Francia (Medef).

En un comunicado de prensa publicado el 4 de marzo de 2021, la Sociedad de Distribución de Obras Olímpicas (Solideo) se comprometió a “gestionar obras ejemplares a nivel social luchando contra el empleo ilegal, las prácticas anticompetitivas y la discriminación, y garantizando la calidad de las condiciones de trabajo”.

Realidades

A pesar de la carta de Solideo, las prácticas no cambian, según Jean-Pascal François, secretario federal de la CGT Construcción: “Las cartas tienen el mérito de existir, pero está claro que, si los sindicatos no ponen presión, las cosas se quedarán en la carta de intención. Además, a pesar de las promesas, hemos tenido muchos problemas para entrar en las obras”. Debido a la subcontratación en cascada y la dificultad de demostrar la responsabilidad de los comitentes. “Es un problema de precios: el contratista general obtiene un margen con la subcontratación. Pero cuantos más intermediarios haya, menos dinero queda para lo que llamamos ‘la mano’. Así que tienden a hacer trampas”, coincide Philippe Servalli, presidente de la Federación Francesa de Construcción Grand Paris Île-de-France. “En efecto, son situaciones muy comunes en el sector de la construcción, pero este tipo de prácticas no tiene cabida en las obras de los Juegos Olímpicos. Nuestro deber de dar ejemplo significa cambiar eso”, subrayó Antoine du Souich, director de Estrategia e Innovación de Solideo, después de que los trabajadores malienses presentaran su primera denuncia. La Inspección de Trabajo habría realizado más de 1.000 inspecciones. Sin embargo, unos meses más tarde, en octubre de 2023, un centenar de trabajadores sin papeles bloquearon la obra del Arena, el futuro estadio olímpico cubierto del barrio de La Chapelle, para exigir que también ellos fueran regularizados, con el apoyo de la Confederación Nacional de Trabajadores-Solidaridad Obrera (CNT-SO). “Sin papeles, no hay Juegos Olímpicos”: la ocupación se reanudó en diciembre para reclamar la readmisión de los manifestantes, que habían sido despedidos tras el movimiento de octubre.

A principios de 2024, el comité de seguimiento de la carta social reconoció 167 accidentes laborales, entre los cuales 27 fueron graves, pero ninguno mortal. “Los Juegos son una vidriera mediática mundial, así que es cierto que se han puesto medios en materia de prevención y protección. Pero basta con cruzar la calle para contar los accidentes mortales”, prosigue François. Los organizadores de los Juegos excluyeron de su recuento los accidentes y fallecimientos registrados en las obras de construcción de las estaciones del Grand Paris Express o en la labores de saneamiento del Sena. Como la muerte de Seydou Fofana, un joven de 21 años con contrato de retorno al trabajo que se cayó de una losa de hormigón en abril de 2023, o la de Amara Dioumassy, un obrero de 51 años que murió atropellado por una camioneta en julio del mismo año. “Pero estas obras se realizaron con el objetivo de ser entregadas a tiempo para las competencias de los Juegos Olímpicos”, afirma el sindicalista.

Entre los demás objetivos fijados en la carta social, las repercusiones económicas locales figuraban en primer lugar. Para la construcción de las instalaciones olímpicas, Solideo se comprometió a poner el 25 por ciento del valor del contrato a disposición de microempresas, pequeñas y medianas (pymes), y organizaciones de la economía social y solidaria (ESS), es decir, el equivalente a casi 500 millones de euros. Sobre todo, los habitantes del Sena-Saint-Denis deben ser los primeros beneficiados de estas derivaciones, ya que es allí donde se celebrará la mayoría de los eventos. En abril de 2019 se crearon dos plataformas –Entreprises 2024 y ESS 2024– para identificar ofertas y sostener las estructuras.

Cuatro años después, el director de Solideo, Nicolas Ferrand, anuncia con orgullo: “Estamos dentro del plazo, del presupuesto y de los objetivos fijados”. A primera vista, el objetivo incluso se ha superado, con 780 millones de euros comprometidos en diciembre pasado para 2.241 microempresas y pymes y 119 estructuras de ESS. Por otro lado, las empresas locales derivadas siguen siendo escasas. En julio pasado se habían asignado 103 millones de euros a empresas radicadas en Sena-Saint-Denis, es decir, el 5,5 por ciento del importe total.

“Cuando se construye una pileta olímpica que cuesta más de 100 millones de euros, se puede pensar que no la va a hacer una pyme. Pero aparte de eso, teníamos construcciones secundarias completamente accesibles a las pymes locales, y nos dimos cuenta de que los contratos se habían agrupado para dar prioridad a las empresas medianas, es decir, empresas nacionales con varios miles de empleados”. Según un estudio realizado por la unidad económica regional de la construcción de Île-de-France (CERC-IDF), solamente el 14 por ciento de los contratos de obras estructurales fueron a parar a microempresas o pymes, cifra que alcanza el 33 por ciento de la cuota de mercado de las obras de acabado.

El segundo objetivo cuantificado de Solideo era destinar el 10 por ciento de las horas trabajadas a la inserción profesional de personas distanciadas del empleo y residentes en zonas de política urbana prioritaria. En este sentido, la misión parece cumplida, ya que los objetivos se han superado en un 108,8 por ciento a fines de diciembre de 2023, según la empresa suministradora de los Juegos. “La apuesta ha dado sus frutos por partida doble, ya que más de la mitad de los participantes vienen del departamento”, coincide Mathieu Hanotin, alcalde de Saint-Denis.

Agridulces

Por escrito, la historia de la asociación Halage parece un éxito inesperado. Fundada hace 30 años en la isla Saint-Denis, esta organización de inserción social emplea actualmente a 130 personas, 90 de ellas en programas de integración, y está especializada en el desarrollo de espacios verdes y la rehabilitación de terrenos urbanos baldíos. En tres años, la asociación ha conseguido varios contratos para la producción de plantas y el reverdecimiento de estructuras olímpicas, trabajando directamente con Solideo, en cocontratación con empresas “tradicionales” o como subcontratista en lotes específicos. “Es un verdadero reconocimiento a nuestro trabajo. Incluso me atrevería a decir que nos hemos convertido en un argumento a favor de ganar la candidatura”, afirma Stéphane Berdoulet, copresidente de la asociación. “Es una forma de devolver la dignidad a nuestras personas en programas de integración, que con demasiada frecuencia son invisibilizadas”, continúa, sin ocultar los contratos que han perdido y algunas dificultades: “La decepción principal fue una licitación de producción de sustratos fértiles, para la que nos encontramos con una empresa con una oferta de precio varios cientos de miles de euros inferior. Es la ley del mejor postor. Para actores como nosotros, muchas licitaciones de los Juegos Olímpicos exigen la creación de consorcios de varias empresas, y los plazos de respuesta son muy cortos. Además, no debemos dejar que estos contratos nos hagan perder a los grandes clientes con los que trabajamos el resto del tiempo”.

Estos Juegos Olímpicos ya han dejado un sabor amargo a los empleados de la dirección de los barrios de Saint-Denis, una asociación que ofrece inserción socioprofesional y acompañamiento social a las personas más alejadas del empleo. “Después de seis o siete reuniones, el promotor inmobiliario Icade nos citó en su oferta para la construcción de 13 edificios en la Villa Olímpica”, explica su director, Mathieu Glaymann. “Para nosotros, el contrato de pintura representaba unas 200.000 horas a lo largo de cuatro años. Y, al final, los 500 empleados se beneficiaron de ¡cero horas de trabajo!”. En el marco del proceso de construcción y transformación del pueblo en zona residencial en noviembre de 2019, Solideo ha elegido a un consorcio para construir el bloque D. Una vez vendido el terreno, el consorcio formado por Icade, Caisse des Dépôts y CDC Habitat contratará a la empresa SPIE Batignolles para construir 12 edificios. Esta empresa, que también ha sido denunciada por obras no declaradas y por emplear a trabajadores sin papeles, optó por no adjudicar el contrato a la asociación de vecinos de Saint-Denis. “En ese momento, todos parecían lamentarlo, pero nadie podía hacer nada. Ni Icade, ni Solideo, ni los funcionarios”, lamenta Glaymann.

Estrategias de pez gordo

“Lamentablemente es algo frecuente. Está la fase de licitación, cuando los propietarios de los proyectos prometen lo mejor, mencionan nombres como la asociación de vecinos, y luego, ante las limitaciones y las empresas constructoras, los compromisos ya no son tan seguros”, admite Nicolas Peyronnet, director de ESS 2024, una de las dos plataformas que enumeran las ofertas y apoyan las estructuras de ESS. “Ese caso es lamentable y, efectivamente, las empresas generales no han sabido entenderse con Icade sobre la elección de la concesión de los barrios”, admite Du Souich. La respuesta de Solideo consiste en decir que se aplicaron penalidades en los casos de no respeto de los compromisos. Estas alcanzan los 60 euros la hora de inserción no realizada. “Sabemos muy bien que las empresas suministran estas tasas en los precios de las licitaciones”, responde Glaymann.

Lo mismo sucedió con la pintura del centro acuático, y luego con la limpieza del recinto. “En el primer caso, habíamos aceptado bajar la tarifa horaria a 25 euros por empleado, pero seguía siendo demasiado caro para Bouygues. Creímos de verdad en el segundo contrato”, dice el director de la entidad vecinal, que añade que, por una diferencia de 5.000 euros y en vista de “una mejor oferta de servicios”, la licitación se adjudicó a SP3, una empresa fuera de Sena-Saint-Denis.

Por lo demás, si bien se han alcanzado los objetivos de número de horas de prácticas, ha sido sobre todo (39 por ciento) gracias a las empresas de trabajo temporal de inserción (ETTI), seguidas por los contratos de pasantías (14 por ciento). Únicamente el ocho por ciento tenía contratos de inserción y el seis por ciento contratos convencionales de duración determinada2. “Las entidades vecinales, por ejemplo, trabajan con personas más alejadas del empleo que las ETTI”, explica Henry Bayle, delegado adjunto de relaciones institucionales en Inser’Eco93. Sin embargo, son precisamente estas últimas las preferidas por las empresas que desean tildar el casillero de la “inserción”. En Sena-Saint-Denis, las ETTI pasaron de cuatro a 11, y algunas tienen varias sucursales en la zona. Es el caso de Humando, filial del grupo de trabajo temporal Adecco.

Otra estrategia utilizada por las grandes empresas para conseguir contratos y cumplir los requisitos de inclusión es crear empresas mixtas sociales. Se trata de estructuras creadas por la fusión de una asociación sin fines de lucro y una empresa privada. En los departamentos vecinos de Val-de-Marne y Hauts-de-Seine, el Grupo Id’ees creó en octubre de 2019 dos empresas de inclusión bajo esta forma: Baseo, con Vinci Construction, y Tridev, con EuroVia.

Un enfoque diferente

A diferencia de Solideo, el Comité de Organización de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos (Cojop) no se ha fijado objetivos numéricos. En cambio, ha optado por introducir un código de compra para sus licitaciones, que ascienden a 2.700 millones de euros. “Hicimos las siguientes preguntas a todos los licitadores de nuestros contratos: ¿qué están haciendo en materia de economía circular? ¿Qué hacen para limitar la huella de carbono? ¿Qué hacen por las personas en busca de empleo? Y, por último, ¿qué hacen para generar un impacto en las regiones?”, explica Marie Barsacq, directora de “Impacto y Legado” del Comité. Uno de los métodos utilizados fue asignar las licitaciones o realizar un “abastecimiento invertido” partiendo de servicios ofrecidos por empresas locales para publicar licitaciones compatibles, o reservar licitaciones directamente para personas que trabajan en los ámbitos de la inclusión social y la discapacidad.

El sistema ha funcionado bien para un consorcio de nueve organizaciones de Sena-Saint-Denis y el sur de París, que se adjudicó el contrato para prestar servicios de lavandería en la Villa Olímpica: 11 locales para los atletas, abiertos todos los días de los Juegos Olímpicos de 5.00 a 22.00, es decir, un contrato de más de 1,7 millones de euros para dos meses. “En el momento de mayor actividad, van a trabajar 400 personas”, explica Cumhur Guneslik, director de la asociación de inserción social Énergies.

En Pantin, la empresa Lemon Tri suele citarse como ejemplo de éxito: junto al gran centro de residuos de Suez, el almacén alberga grandes pilas de cartón embalado. A fines de 2021, esta empresa de reciclaje certificado fue elegida para participar en la colecta y el reciclaje de diez millones de tapas, que se reutilizarán para fabricar asientos de las gradas del Arena y de la pileta olímpica. También ha conseguido recientemente una importante licitación de colecta de botellas de plástico en todas sus instalaciones, conferida por Coca-Cola. “Cumplíamos los tres requisitos: pyme, ESS y local. Así que éramos el candidato ideal”, sonríe Augustin Jaclin, cofundador de Lemon Tri. Sin embargo, cuenta que dudó en presentarse a determinadas licitaciones: “Cuando se trata de un negocio muy grande a muy corto plazo, hay que estar seguro de las repercusiones. Los volúmenes y los órdenes de magnitud pueden representar una barrera de entrada si no se tiene la capacidad de ejecución. No voy a contratar a 50 personas e invertir millones en equipos sin ninguna garantía de que no se caiga como un soufflé”.

Peyronnet recibe a sus invitados en el despacho principal del Centro Yunus, fundado a orillas del Sena por iniciativa de Muhammad Yunus, inventor del microcrédito y Premio Nobel de la Paz en 2006. Desde el principio, el director de ESS 2024 ha apoyado la estrategia de apertura de los Juegos a las empresas de ESS. “La tarea no siempre ha sido fácil. Tuvimos que convencer a los responsables de la adjudicación de grandes contratos. Era imposible confiar prestaciones grandes, técnicas y voluminosas a una pequeña organización o a una miríada de pequeñas organizaciones. Algunos departamentos se engancharon enseguida, porque vieron el valor que tenía. Para otros, como el de eventos, el reto era ante todo producir una ceremonia de inauguración grandilocuente”, relata Peyronnet. “Pero nuestro objetivo es participar en un cambio de modelo que marque también la futura organización de las Olimpíadas, para que se convierta en la norma”.

El Cojop señala que el criterio de precios solamente representaba el 30-40 por ciento, frente al 60 por ciento en la contratación pública tradicional. A nivel interno, sin embargo, nadie niega que las organizaciones locales, de integración social o de discapacidad chocaron a menudo con los imperativos de los Juegos: costos y plazos. Sin embargo, según el comité de organización, que se negó a revelar la naturaleza y la cuantía de las sanciones impuestas en caso de incumplimiento de los compromisos, no se aplicó ninguna sanción, ya que los resultados fueron “conformes a los compromisos asumidos, y algunos incluso los superaron”, según señala. Esto no tiene en cuenta las diez empresas colaboradoras de los Juegos Olímpicos, como Orange, Coca-Cola, Allianz y Sodexo, responsables de la prestación de casi la mitad de los servicios, que han escapado a los objetivos fijados por la Cojop.

“Como funcionario, considero que nuestro papel es de estímulo positivo. Lucho por dar a conocer las ventajas de nuestra región, pero cada cual tiene su nivel de responsabilidad. No somos los organizadores del evento, no quiero imponer decisiones y no tengo la capacidad de controlar las que se toman. Después haremos un balance”. Esquivando su rol durante la asignación de las licitaciones, Hanotin, alcalde de Saint-Denis y presidente de Plaine Commune, sabe que la cuestión del legado de los Juegos se planteará con más fuerza una vez concluidas las competencias. Ante todo, la cuestión de las repercusiones económicas y sociales a largo plazo para los residentes de Sena-Saint-Denis. “No todos los puestos de trabajo creados por los Juegos Olímpicos tienen vocación de permanencia, por lo que hay que desarrollar cursos de formación para que los trabajadores salgan de allí con una mayor capacidad de empleabilidad”, explica el alcalde. Dentro del Plaine Commune, que engloba Aubervilliers, Épinay-sur-Seine, L’Île-Saint-Denis, La Courneuve, Pierrefitte-sur-Seine, Saint-Denis, Saint-Ouen-sur-Sein, Stains y Villetaneuse, los funcionarios abogan por la transformación de la zona. El objetivo es convertirla en “el primer destino turístico de la región de Île-de-France, cambiando nuestra imagen de marca”. “Para lograrlo, hay que desarrollar la hotelería, que no es un sector deslocalizable y que, por tanto, beneficiará a los residentes”, sostiene Hanotin.

La transformación de la ciudad, que cuenta ahora con un 52 por ciento de viviendas sociales y cuatro nuevas líneas de metro, repercutirá en los precios y el acceso a la vivienda. El 24 de junio, Vinci puso a la venta 174 departamentos en su promoción Apogée, al norte de la Villa Olímpica. Con un precio medio de 7.000 euros el metro cuadrado (contra un rango de 2.000 a 4.000 euros en el resto del departamento), la mayoría de los actuales residentes de Saint-Denis saben que serán excluidos. En 2017, cuando París obtuvo los Juegos, Thibault advirtió: “El verdadero desafío es lo que viene después”.

Margot Hemmerich, periodista.

Sanciones

Las primeras llegaron al finalizar la Primera Guerra Mundial: los Juegos de 1920 –que se habían asignado a Budapest– se le retiraron y otorgaron a Amberes. Los países vencidos (Alemania, Hungría, Austria, el Imperio Otomano y Bulgaria) no fueron invitados. También fue el caso de Alemania en 1924, que será excluida nuevamente de los Juegos de Londres en 1948. En 1960, Indonesia fue suspendida por el Comité Olímpico Internacional (COI) por haber rechazado a los atletas de Taiwán para los Juegos Asiáticos. Entre 1964 y 1992, Sudáfrica no fue autorizada a participar en los Juegos debido a su política de apartheid. Tras las revelaciones sobre el “doping de Estado” organizado por Rusia durante los Juegos de Sochi (2014), sus atletas ya no pudieron competir bajo su bandera en los Juegos Olímpicos siguientes. Lo mismo les ocurrirá en París, después de la guerra en Ucrania: los deportistas rusos, además de competir sin país definido, no podrán tener a sus espaldas ninguna expresión de apoyo a la invasión rusa.

Recorrido

La carrera de postas con la antorcha desde Olimpia, Grecia, hasta la ciudad organizadora fue un invento de los nazis durante los Juegos Olímpicos de 1936, en Berlín. La antorcha permitió enardecer a la multitud a lo largo del recorrido y crear un lazo entre el régimen hitleriano y el ideal antiguo. El fabricante de armas Krupp fue quien suministró la primera.

Medallas

¿Cuál es la receta para que un país ocupe un lugar destacado en el medallero? Los primeros estudios mostraron una correlación significativa con el producto interior bruto per cápita. Esto era cierto para Noruega y Estados Unidos, pero no lo era para nada en el caso de la República Democrática Alemana (RDA) o la Unión Soviética (URSS), que arrasaron con muchos puestos en el podio en las décadas de 1970 y 1980. Otros estudios econométricos más avanzados demuestran la importancia de los gastos gubernamentales en favor del deporte de alto nivel.

Afinidades electivas

Muchos antiguos ganadores de medallas para Francia figuraron en el Consejo de Ministros o en el Parlamento. Los compromisos políticos de los atletas franceses de alto nivel se inclinan fuertemente hacia la derecha. Además del culto al “mejor”, de una visión jerárquica de la humanidad y de la creencia de que la voluntad puede conseguirlo todo, a este hecho lo explica sobre todo la sociología, ya que estos deportistas obtienen ingresos muy ampliamente por encima de la media.

Derogaciones

El COI ejerce toda su omnipotencia por intermedio del Comité Organizador de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos. Para los Juegos de París, el contrato con la ciudad anfitriona fue refrendado por una ley llamada “olímpica” votada por el Parlamento en marzo de 2018, a pesar de las cláusulas derogatorias que afectaban a los códigos impositivos, urbanísticos y medioambientales. La responsabilidad global de los organizadores compromete al Estado, en particular para garantizar la seguridad, mientras que la suma asignada por el COI se fija de una única vez y no se cambia, independientemente del contexto.

Propietario

Los Juegos Olímpicos no son un bien común o una organización internacional. Son propiedad exclusiva del COI, creado en 1894. En virtud de sus estatutos, dirige el Movimiento Olímpico y “posee todos los derechos sobre los Juegos Olímpicos”. Esto le permite dictar su propia ley a los organizadores del país anfitrión y negociar los derechos con los medios de comunicación, en particular para las retransmisiones televisivas.

Elefantes blancos

El estadio de los Juegos Olímpicos de Montreal, celebrados en 1976, no se terminó sino en... 1987. Los quebequeses tardaron 30 años en amortizar la inversión. Desde el trampolín de Saint-Nizier-du-Moucherotte hasta la pista de bobsleigh de Alpe d’Huez, los Juegos de Invierno realizados en Grenoble (1968) dejaron muchas infraestructuras abandonadas o muy poco utilizadas. Lo mismo ocurrió en otros países anfitriones, en particular en Grecia, que quedó arruinada por la deuda de los Juegos de Atenas de 2004.

¿Inclusivo?

La ambición de los Juegos de París 2024 es alcanzar la paridad entre atletas masculinos y femeninos, mientras que en Atenas 1896 no se había invitado a ninguna mujer. En 1924, las mujeres sólo representaban el cuatro por ciento de los competidores, y recién el 14 por ciento en 1972, en Múnich. El fundador de los Juegos modernos, Pierre de Coubertin, dejó numerosos escritos virilistas, machistas, colonialistas e incluso cómplices de regímenes fascistoides. En julio de 1912, por ejemplo, escribió en la Revue Olympique: “Una pequeña Olimpíada femenina al lado de la gran Olimpíada masculina; ¿qué interés tendría?”. Más adelante, describía su concepción de los Juegos Olímpicos: “La exaltación solemne y periódica del atletismo masculino con el internacionalismo como base, la lealtad como medio, el arte como marco y el aplauso femenino como recompensa”. Convertida en una preocupación de los organizadores, la promoción del deporte femenino se llevó a cabo principalmente mediante la imitación de las pruebas masculinas, mientras que la práctica mixta sigue siendo rara (uno por ciento de las disciplinas).

Contra-Juegos

Hubo varias tentativas de organizar eventos que compitieran con los Juegos Olímpicos, sobre todo por iniciativa del mundo obrero. La Internacional Socialista Obrera del Deporte (laborista) orquestó las Olimpíadas Obreras en 1925 (Frankfurt), en 1931 (Viena) y en 1937 (Amberes). La Internacional Deportiva Roja (comunista) organizó las Espartaquiadas Internacionales en 1928 (Moscú) y en 1931 (Berlín). Estos eventos escenificaban espectáculos de masas en los que participaban hasta 40.000 gimnastas en un movimiento colectivo, como sucedió en Frankfurt, o 2.000 personas en una competición de pesca con caña, como en Amberes. En 1936 se planearon unas Olimpíadas Populares en Barcelona. Pero se cancelaron tras el golpe de Estado del general Francisco Franco y el inicio de la Guerra Civil Española. Después de la Segunda Guerra Mundial, volvieron a celebrarse eventos deportivos obreros, pero sin el objetivo de competir con los Juegos Olímpicos.

En 1963, la Indonesia de Sukarno organizó los Juegos de las Nuevas Fuerzas Emergentes, que recibieron a 51 delegaciones de países no alineados o cercanos a la Unión Soviética. En 1965 se celebró una versión asiática en Corea del Norte y Camboya. Pero la segunda edición mundial, prevista para El Cairo en 1967, nunca vio la luz. Para competir con los Juegos de Moscú, que había boicoteado, Estados Unidos organizó varios eventos, entre ellos el Liberty Bell Classic de atletismo.


  1. Vincent Biausque y Cécile Le Fillâtre, “Plus de 45 millions d’heures de travail pour livrer les ouvrages olympiques”, Insee Analyses n.º 179, diciembre de 2023. 

  2. Stéphane Mazars y Stéphane Peu, “Rapport d’information en conclusión des travaux de la misión d’information sur les retombées des Jeux olympiques et paralympiques de 2024 sur le tissu économique et associatif local”, www.assemblee-nationale.fr, 5-7-2023.