En unos 15 años, China se estableció de manera firme en los Balcanes. Después de aprovechar la crisis griega para apoderarse del puerto de El Pireo, hoy por hoy las empresas chinas concentran sus inversiones en Serbia, con la cual la convergencia política se fortaleció aún más por la guerra en Ucrania.
Tres mujeres están de guardia en un rancho construido en la banquina de la ruta que pasa por el medio del pueblo de Krivelj, en el centro de la zona minera de Bor, al este de Serbia. Un brasero calienta el aire aún fresco del comienzo de primavera, y estiraron un cable eléctrico para conectar un televisor. Un vecino trae de su casa tazas de café turco, alertando: “¡Un auto! ¡Salgan, son hermanos chinos!”, así denominados con ironía, dado que el gobierno de Belgrado quiere destacar la amistad del “hermano” Xi Jinping. De inmediato, las tres mujeres bloquean el paso, obligando al vehículo de los “hermanos chinos” a dar media vuelta.
Esas escenas se repiten varias veces por día desde el 29 de enero, cuando los habitantes montaron una barrera como filtro, rematada con el cartel “No son bienvenidos”. Las excavaciones de las minas de cobre a cielo abierto rodean a Krivelj. La desaparición del pueblo está programada desde los años 1970. Sucesora de la Compañía Francesa de Minas de Bor, creada en 1904, la Zona Minera y Fundición de Bor (RTB Bor) pertenecía al Estado serbio, hasta que en el 2018 cedió el 63 por ciento del capital al gigante chino Zijin Mining Group.
En ese momento, los chinos prometieron hacerse cargo de los 200 millones de dólares de deuda de la empresa pública, conservar 5.000 empleos e invertir 1.000 millones de euros en seis años. Desde entonces, la explotación progresa a un ritmo sostenido, y secciones enteras de montaña fueron destruidas por los explosivos. “Han encontrado oro y cobre en nuestra región desde la Antigüedad", explica Jasna Tomić, quien dirige el Consejo de Vecinos de Krivelj. “Desde la llegada de los chinos, la vida se tornó imposible para las 44 familias aún presentes. El aire es irrespirable y las paredes se fisuran. Zijin quiere construir una represa para producir su propia electricidad. En enero, a cada minuto pasaba un semirremolque por el pueblo”.
Al bloquear la única vía de acceso al pozo de Novo Cerovo, los lugareños lograron suspender durante dos semanas la explotación del cobre, antes de que Zijin hiciera pasar sus vehículos por un camino en la montaña. Las obras de la represa, por su parte, no fueron retomadas. La obra abandonada está abierta a los cuatro vientos, a 300 metros del centro de Krivelj. Sobre los esqueletos de los edificios a medio destruir hay carteles que lanzan mensajes de advertencia en chino, mal traducidos al serbio: “La seguridad viene de la alerta, la desgracia se paraliza". “Esto es lo que arroja como resultado el cruce entre la propaganda comunista y Google Traductor”, dice sonriendo el exminero que nos sirve de guía.
Tomić afirma no haber encontrado “ningún interlocutor serio” ni en la compañía china ni en las autoridades serbias. Sin embargo, al ser interrogado por correo electrónico, el Ministerio de Minas y de Energía afirma que “la planificación del desplazamiento y de la reubicación del pueblo de Krivelj está comprometida desde el 2014, conforme a las más altas normas internacionales”, y que “dos tercios de los habitantes” dieron su consentimiento, punto que no cuestionan en absoluto ni Tomić ni sus compañeros de barricada. El desafío no es solamente financiero: se trata de obtener la garantía de que otros proyectos mineros no amenazarán el emplazamiento de sus nuevas casas. Según los habitantes de Krivelj, 12 pueblos situados alrededor de la ciudad de Bor estarían condenados, pero es imposible verificar esta información, dado que los planes de desarrollo de Zijin Bor Copper y de Serbia Zijin Mining, las dos filiales serbias de Zijin Mining Group, no son públicos.
Irena Živković, representante en el Parlamento de Serbia en diciembre de 2023 en nombre de la coalición opositora “Serbia contra la Violencia”, lamenta “la opacidad” de los proyectos chinos. “El Parlamento aprobó la cesión de RTB Bor, pero la versión del acuerdo publicada mucho más tarde en el sitio web del ministerio está incompleta. En el Consejo Municipal de Bor, donde sesioné por mucho tiempo, no tuvimos más que fragmentos de información”, explica. La diputada denuncia una lógica extractivista, “como en el Congo”. Para ella, “Serbia cuenta con las inversiones de las empresas chinas más que con los fondos europeos, porque hay menos controles”. El grupo Zijin, que afirma haber invertido un total de 2,89 millardos de euros en Serbia, se alegra de “la estabilidad social del país”, “su posición geográfica”, “su mano de obra abundante y bien formada” y el “buen clima de negocios”.1
Es cierto que los chinos tienen todas las razones para alegrarse de su alianza con Belgrado: entre el 2014 y el 2023, las inversiones chinas habrían alcanzado 5,5 millardos de euros2 en el país, y las empresas que se instalan gozan del apoyo inquebrantable de las autoridades. “Las decisiones que conciernen a China se toman en la oficina del presidente Vučić”, confirma Hristina Vojvodić, abogada en el seno del Instituto de Regulación Ambiental y de Energías Renovables (RERI) [todas las siglas corresponden a los nombres en inglés], quien lucha para que se aplique la legislación serbia en materia de medioambiente, en particular la ley sobre investigación minera y geológica. “Los chinos no se preocupan por respetar ninguna norma medioambiental, excavan y luego piden los permisos, que se les otorgan, obviamente. Llegaron a un suelo fértil para la corrupción y no hacen más que seguir las reglas que el propio Estado serbio estableció”.
En el viejo despotado
En los suburbios de Smederevo, última capital del despotado serbio antes de la conquista otomana del siglo XV, en las orillas del Danubio, hace mucho tiempo que la humareda de la siderúrgica envenena a los pueblos cercanos. Fundado en 1921 y nacionalizado en 1945, el complejo industrial fue recomprado en el 2003 por la estadounidense US Steel, previo a que este lo restituyera al Estado serbio en el 2012 por un dólar simbólico. En 2016, haciéndose cargo de cerca de 500 millones de euros de deudas, Belgrado finalmente revendió el 98 por ciento de sus partes al grupo chino HBIS –segundo productor de acero en el mundo–, por la módica suma de 46 millones de euros.3
“Los estadounidenses modernizaron un poco la tecnología, instalaron algunos filtros, pero desde la llegada de los chinos, no se hizo nada, y la Inspección para la Protección del Medioambiente no puede entrar en la fábrica”, se lamenta Nikola Krstić, organizador de una asociación ciudadana que denuncia la contaminación generada por la siderúrgica. Al pie de las imponentes chimeneas del complejo, en el pueblo de Radinac, las casas y los campos están cubiertos por una espesa capa de polvo rojo: basta tender la ropa unos minutos para que esté sucia. Varias familias presentaron denuncias, pero muchas prefieren callarse, porque la fábrica sigue siendo el principal empleador de la región. Cientos de personas también intentaron bloquear el puerto fluvial en el 2020, cedido en concesión enfitéutica a la empresa china.
Las manifestaciones de los habitantes de Smederevo tienen pocas chances de dar frutos: en 2020, el Parlamento serbio votó una ley sobre procedimientos especiales, que otorga al gobierno el poder de declarar “urgente” un proyecto de infraestructura, eludiendo los procedimientos para los mercados públicos y protegiendo a los inversores de las investigaciones. El gobierno serbio también eximió a las empresas chinas de aplicar el derecho laboral serbio. El número de empleados chinos presentes en el país alimenta todas las especulaciones. Solo en la región de Bor, oficialmente eran 9.000 en el 2022, y los rumores dicen que hoy son muchos más; algunos de ellos serían conducidos directamente desde la pista del aeropuerto de Belgrado hacia su futuro lugar de trabajo, sin ser sometidos a los procedimientos de inmigración. Se alojan en viviendas prefabricadas, cerca de los pozos de la mina de Bor, en las inmediaciones de la siderúrgica de Smederevo, y el acceso a ellas está prohibido.
En 2021, el fabricante de neumáticos Shandong Linglong Tire Co. trajo a 500 vietnamitas para construir una fábrica en Zrenjanin, en el norte de Serbia. Contratados por la empresa China Energy Engineering Group, Tianjin Electric Power Construction Co. (Tepco), privados de sus pasaportes, mal nutridos, estaban sometidos a una cuasi esclavitud. El 30 de enero, trabajadores indios de la misma empresa presentaron una denuncia ante la justicia serbia, por medio de la organización no gubernamental (ONG) Astra, que lucha contra la trata de personas.4 Según los testimonios recogidos, “16 personas estaban alojadas en una única habitación", además de salarios no pagados y de condiciones de trabajo muy difíciles. Durante los tres primeros meses del año 2022, las exportaciones hacia China de las tres mayores empresas chinas de Serbia –Zijin Bor Copper, Serbia Zijin Mining y HBIS– alcanzaron los 721 millones de euros, es decir, el 11,6 por ciento del total de las exportaciones serbias.
El giro
Sin embargo, nada predisponía a China a invertir en Serbia ni en los Balcanes, a pesar de las particulares relaciones establecidas por Pekín con la Albania estalinista tras la ruptura de esta con la Unión Soviética, en 1961. “Por el contrario –recuerda el investigador Vuk Vuksanović, del Centro de Políticas de Seguridad de Belgrado (BCSP)–, Mao [Zedong, fundador de la República Popular China] consideraba a Tito [Josip Broz, líder de la Yugoslavia socialista] como un revisionista, y China no adhirió al Movimiento de Países No Alineados”. Incluso antes del auge económico chino y del giro de sus empresas hacia una situación de sobreinversión, que las obligó a encontrar nuevos mercados,5 los ataques de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) fueron los que cambiaron la situación: durante la noche del 7 de mayo de 1999, cinco bombas estadounidenses explotaron en la Embajada de China en Belgrado, matando al menos a tres personas. George Tenet, entonces director de la Central Intelligence Agency (CIA), afirmó que se trataba de un “error” –teoría echada por tierra por elementos que tendían a probar que Estados Unidos habría apuntado a un centro de transmisión yugoslavo ubicado en el recinto de la embajada–.
Las consecuencias diplomáticas de ese bombardeo todavía persisten, a pesar de las excusas y las compensaciones provistas por Washington, que permitieron el acercamiento chino-estadounidense y contribuyeron a la adhesión de China a la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 2001. Desde la independencia proclamada por Kosovo el 17 de febrero de 2008, Pekín se convirtió en un inquebrantable apoyo para Serbia en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, en especial porque la adhesión a la integridad territorial de los Estados es un mantra compartido por ambos países, a diferencia de Rusia, que muestra mucho menos respeto por las fronteras internacionales, tanto en Georgia, donde reconoció en el 2008 a las entidades separatistas de Abjasia y de Osetia del Sur, como en Ucrania.
A partir de mediados de los años 2000, China empezó a interesarse por los países de Europa central y oriental, imaginando una posible “vía de penetración” hacia los mercados del centro de la Unión Europea. En el 2012, Pekín lanzó la iniciativa 17+1, reuniendo a 17 países de Europa central y oriental durante una primera cumbre en Varsovia. Al lado de los Estados ya integrados a la Unión estaban los países candidatos de los Balcanes, salvo Kosovo, no reconocido por China –desde entonces, Lituania abandonó ese marco de cooperación–. Al año siguiente, Pekín anunció en Astaná, Kazajistán, sus “Nuevas Rutas de la Seda”, proyecto oficialmente bautizado Una Franja, Una Ruta (OBOR), previo a convertirse en 2017 en la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI). Esta incluye un centenar de países de todos los continentes.
Mientras Europa del Sudeste todavía estaba fuertemente marcada por las consecuencias de la crisis económica de 2007-2008, China apareció como inesperado salvador. “En general fueron los países de los Balcanes los que hicieron todo lo posible por obtener inversiones chinas”, recuerda Ana Krstinovska, del think thank macedonio Estima. En efecto, las políticas neoliberales desarrolladas por los países de la región a comienzos del milenio no permitieron atraer inversiones extranjeras, en particular europeas. El demócrata Boris Tadić, electo jefe de Estado en el 2008 con un programa proeuropeo, no tardó en revisar la estrategia diplomática de Serbia, basándola en “cuatro pilares”: la Unión Europea, Estados Unidos, China y Rusia, mientras que Belgrado desplegaba un inédito activismo en todos los espacios multilaterales para oponerse a la independencia proclamada por Kosovo –desde la Unión Africana hasta el Movimiento de Países No Alineados, que se despertó de su letargo para la ocasión–.6
En 2009, Tadić emprendió un viaje oficial a China, el primero de un presidente serbio, y el Mihailo Pupin o “Puente de la Amistad” se convirtió en el símbolo de esta nueva dinámica. Esta obra de arte de 1507 metros, segundo puente de Belgrado sobre el Danubio, conecta a las municipalidades de Borča y de Zemun. “Para las empresas chinas, obtener contratos en los Balcanes equivale a acumular referencias, que les sirven para ganar otras licitaciones, en especial en la Unión Europea. Después del de Belgrado, la Corporación China de Carreteras y Puentes (CRBC) construyó el puente de Pelješac, en Croacia”, aclara Vuksanović. El “Puente de la Amistad” fue financiado por el Banco de Exportaciones e Importaciones de China (Exim), porque el país nunca invierte a fondo perdido, pero presta dinero para financiar las obras realizadas por sus propias empresas. Este modelo se aplicó a la construcción de un segmento de la autopista Bar-Boljare, que debe conectar el norte de Montenegro con la costa adriática sobre 160 kilómetros.
Abierto a la circulación en el verano de 2022, el tramo de 41 kilómetros realizado por CRBC fue financiado por un préstamo de 944 millones de dólares contraído en el Banco Exim. Reembolsable en euros, aquel grava las finanzas de Podgorica, y el anticipo chino representa el 20 por ciento de la deuda externa de Montenegro. Además de los importantes daños ambientales causados por la obra que destruyó el valle de Tara, los activistas de la sociedad civil denuncian la opacidad de los contratos firmados por el anterior gobierno del Partido Democrático de los Socialistas (DPS) de Milo Đukanović, echado del poder en el 2020. “De los 20 millones de euros gastados por kilómetro, ¿qué parte corresponde a la corrupción?”, se pregunta Dejan Milovac, de la organización no gubernamental MANS.7 En total, unos 32.000 millones de dólares habrían sido invertidos por Pekín en los Balcanes desde el 2013 hasta fines del 2023, es decir, la mitad del total de las inversiones chinas en Europa, según el Centro Forense Digital de Podgorica.
“La crisis que destruyó a Grecia favoreció el auge de China en los Balcanes, que luego amplió aún más su red en la región, embarcándose esencialmente en la construcción de infraestructura”, explica Krstinovska. En el 2008, la Compañía de transporte marítimo de China (Cosco) asumió la gestión de dos terminales del puerto de El Pireo. En el 2016, conminado a aceptar el “plan de rescate” europeo y a vender los activos estratégicos del país, el gobierno de izquierda de Alexis Tsipras terminó por ceder a los chinos la mayor parte del capital del puerto.8
Emperador de los mares
En efecto, China aspira a desempeñar un rol de liderazgo en el transporte marítimo del Mediterráneo. En 2017, obtuvo una participación en el puerto de Durrës, en Albania, mientras que el de Koper, en Eslovenia, bien al norte del Adriático y puerta de entrada a los mercados austríacos, alemanes y húngaros, está asociado a las Nuevas Rutas de la Seda. El puerto de aguas profundas de Bar también estuvo a punto de caer en manos chinas en julio de 2021, pero Montenegro logró conseguir, in extremis, un crédito de relevo ante dos bancos europeos y dos bancos estadounidenses, que le permitieron devolver el primer tramo de la deuda contraída para la construcción de la autopista. Esas vicisitudes no impidieron que el nuevo gobierno montenegrino firmara un acuerdo con el Grupo de Cooperación Económica y Técnica Internacional de Shandong, el 29 de marzo de 2023, para la construcción de otro tramo de la autopista, a lo largo del litoral.
Durante mucho tiempo, la reacción de Bruselas ante este avance estratégico de Pekín en la región fue tibia, simulando no ver allí más que metas económicas sin consecuencias políticas. Sin embargo, “en el marco de la confrontación entre Washington y Pekín, los Estados de Europa del Sudeste fueron conminados a elegir su bando”, observa Krstinovska. Por ello, las inversiones chinas comenzaron a escasear en los países miembros de la OTAN y se concentraron en Bosnia y Herzegovina y en Serbia.
En Bosnia y Herzegovina, China privilegió durante mucho tiempo a la Republika Srpska, la entidad serbia de ese país aún dividido, en abierto conflicto con las autoridades centrales de Sarajevo y en constante búsqueda de liquidez. Desde el 2016, un préstamo de 350 millones de euros del Banco Chino de Desarrollo permitió la construcción de una central térmica de carbón en el municipio de Stanari. También son chinas las empresas que están construyendo represas sobre el Neretva, con un costo ambiental muy alto. A pesar de ello, el interés de China por el sector energético bosnio no está limitado por las fronteras etnopolíticas: un consorcio de empresas de ese país asiático está construyendo un parque eólico en el cantón de Livno, cuyas autoridades locales, controladas por los nacionalistas de la Unión Democrática Croata de Bosnia y Herzegovina (HDZ-BiH), están acusadas de haber cedido tierras en perjuicio de sus propietarios legales. En el 2015, Dragan Čović, el poderoso jefe del HDZ-BiH, entonces miembro de la presidencia colegiada del país, fue a Pekín para reunirse con el presidente Xi. El profesor Asim Mujkić, de la Universidad de Sarajevo, estima que China privilegia siempre los contextos políticos marcados por el predominio de dirigentes autoritarios, poco sometidos a obligaciones de transparencia.9
La presencia china en los Balcanes se aceleró con la pandemia de Covid-19. El 15 de marzo de 2020, Europa tomó la iniciativa, políticamente muy desafortunada, de prohibir cualquier exportación de material paramédico, incluso hacia los países candidatos a la integración. Tan pronto como el 21 de marzo, un avión chino aterrizó en la pista del aeropuerto de Belgrado, cerrado al tráfico civil. A bordo de él había médicos, así como un stock de barbijos y guantes quirúrgicos. Las paredes de la Serbia en aislamiento se cubrieron entonces con grandes carteles que anunciaban: “¡Gracias, hermano Xi!”. La guerra en Ucrania aceleró la convergencia diplomática chino-serbia, y hoy por hoy el antiguo edificio de la embajada bombardeada en 1999 alberga un inmenso centro cultural chino, cuya piedra fundamental fue puesta por Xi durante su visita a Serbia en el 2016. Durante su último viaje a Europa, a comienzos de mayo de 2024, el presidente chino fue nuevamente a Serbia, después de Francia y antes de Hungría, para afirmar la importancia de esa alianza estratégica.
De hecho, los “cuatro pilares” de la diplomacia serbia, ya no tienen todos la misma importancia, reconoce Aleksandar Mitić, del Instituto para la Política Internacional y la Economía, un centro de investigación cercano al gobierno. “Incluso si Serbia no impuso sanciones a Rusia, las relaciones con Moscú se tornaron mucho más difíciles, y los intercambios, más escasos. Los vínculos también se dilataron con Bruselas, quien desde hace dos décadas humilla a Serbia, pero en unos meses otorgó el estatus de candidato a Ucrania”. Por lo tanto, los otros dos pilares se volvieron predominantes. “Dos son las voces que cuentan en Belgrado, la de China y la de Estados Unidos”, reconoce Vukanović, incluso si ese posicionamiento obliga a Serbia a hacer acrobacias a veces complejas. El embajador estadounidense en Belgrado desde el 2021, muy presente en los medios de comunicación serbios, no es otro que Christopher Hill, que formó parte de la negociación de los Acuerdos de Paz de Dayton de 1995 y del fracaso de aquellas que precedieron a los bombardeos de 1999.
Belgrado no siempre sigue las recomendaciones estadounidenses. El 4 de setiembre de 2020, el presidente Trump convocó a la Casa Blanca a Vučić y a Avdullah Hoti (entonces primer ministro de Kosovo). Los dos hombres firmaron un acuerdo, que nació muerto, de “normalización de las relaciones”, cuyas dos cláusulas no dejaron de sorprender: mientras Kosovo e Israel procedían a un reconocimiento bilateral, Belgrado y Pristina se comprometían a trasladar su embajada a Jerusalén, pero también a suspender toda cooperación con la empresa Huawei. Al día de hoy, la embajada serbia no se mudó de Tel Aviv –lo cual no impide que Belgrado haya incrementado sus ventas de armas a Israel desde octubre de 2023–. Solo diez días después de la firma del acuerdo de Washington, el gigante chino de las telecomunicaciones inauguró en Belgrado un Centro para la Innovación y el Desarrollo Digital. Huawei habría testeado en la capital serbia cámaras de reconocimiento facial, pero –asegura Filip Milošević, de la Fundación SHARE de Defensa de los Derechos Humanos en Internet– por el momento el proyecto estaría detenido.
“La guerra en Ucrania tendrá efectos a largo plazo, que escapan a las visiones demasiado simplistas. La opinión pública serbia prefiere a China antes que a Rusia. Pekín logró imponer su discurso sobre una nueva gobernanza mundial basada en el respeto de la integridad territorial de los Estados”, explica Stefan Vladisavljev, analista de la fundación Fondo de Belgrado para la experiencia política (BFPE). La convergencia entre Belgrado y Pekín no pasa solamente por votos de apoyo en las diferentes instituciones internacionales. También tomó una dirección operativa. Mitić reconoce que ambos países “están uniendo sus esfuerzos” para oponerse a los reconocimientos internacionales de Kosovo y de Taiwán, dejando entender que Pekín incluso habría abierto su billetera para convencer a ciertos Estados del Pacífico de retirar su reconocimiento de Kosovo, como hizo recientemente Nauru. En agosto de 2023 se relanzaron las especulaciones sobre una eventual adhesión de Serbia al grupo de los BRICS+.10 “Esta opción nunca fue defendida por el gobierno”, asegura Mitić, pero el rumor, que se mantiene bien vivo, seguramente era un test y un desafío a los socios occidentales de Serbia.
Estas consideraciones geopolíticas parecen muy alejadas de Majdanpek, una pequeña ciudad acorralada entre el Danubio y la zona minera de Bor. Aquí, las excavaciones comienzan tras el cerco de la estación de ómnibus, y las sirenas que anuncian las explosiones suenan cada media hora. “La montaña se está desmoronando y caen bloques de roca sobre algunos barrios”, se lamenta Vladimir Božić, miembro de la agrupación de ciudadanos Ne dam Nu dau. Este hombre estuvo un mes en prisión, condenado por “incitación al odio racial” hacia trabajadores chinos, tras haber organizado un acampe de protesta contra el desarrollo descontrolado de las minas. “Tenemos que saber dónde empiezan y dónde terminan las tierras que serán explotadas por los chinos, y si tenemos que armar las valijas para evacuar la ciudad”.
Jean-Arnault Dérens y Laurent Geslin, periodistas. Autores de Les Balkans en cent questions. Carrefour sous influences (Tallandier, París, 2023). Traducción: Micaela Houston.
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Respuesta anónima de la empresa ante nuestras preguntas planteadas por correo electrónico. ↩
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“La Serbie se félicite de ses liens économiques avec la Chine avant une possible visite de Xi Jinping”, www.euractiv.fr, 10-4-2024. ↩
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Mijat Lakićević, “Serbie: les noces chinoises des aciéries de Smederevo”, www.courrierdesbalkans.fr, 9-5-2016. ↩
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“Serbie: une entreprise chinoise de nouveau accusée de ‘traite d’êtres humains’”, www.courrierdesbalkans.fr, 7-2-2024. ↩
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Ver Renaud Lambert, “En busca de la ‘gran estrategia china’”, Le Monde diplomatique, edición Uruguay, marzo de 2024. ↩
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Ver Jean-Arnault Dérens, “Prodiges et vertiges de la diplomatie serbe”, Le Monde diplomatique, setiembre de 2010. ↩
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“Down the same road into a larger debt, Second Report on the construction of Bar – Boljare Highway”, MANS, Podgorica, abril de 2019. ↩
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Ver Pierre Rimbert, “Modelo social chino en El Pireo”, Le Monde diplomatique, febrero de 2013. ↩
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Predrag Zvijerac, “Kineske vjetrenjače u BiH vjetar u leđa korupciji u srcu Balkana”, Radio Slobodna Evropa, 22-3-2024. ↩
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Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica, Arabia Saudita, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Etiopía e Irán. ↩