El análisis demográfico revela un doble fracaso del proyecto sionista: Israel alberga menos de la mitad de los judíos del mundo y están por volverse minoría en la Palestina histórica. La guerra en Gaza surge en este contexto crítico.

El balance humano de la intervención israelí en Gaza sigue siendo provisional, pero superará con amplitud el número de víctimas directas, caídas bajo las balas y las bombas: 65.000 muertos y 165.000 heridos en dos años, según el Ministerio de Salud de Gaza, citado por la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas.1 Analizando estas cifras a la luz de otras fuentes, The Lancet considera que subestiman las muertes por lesiones traumáticas y minimizan la realidad en aproximadamente un 40 por ciento.2 Un artículo de esta revista científica también recuerda que, en los conflictos recientes, “las muertes indirectas representan entre tres y 15 veces el número de muertes directas”.3 En una situación de confinamiento, acoso y destrucción como esta, los malos tratos y la hambruna organizada tendrán efectos nefastos sobre la población a medio y largo plazo.

“Hay 2,2 millones de personas en Gaza, más del diez por ciento han sido asesinadas o heridas. No es una guerra suave”, reconoció el exjefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa de Israel, Herzi Halevi, ante los habitantes de Ein Habesor, el 9 de setiembre.4 La oficina de estadísticas palestina revisó su recuento de la población de esta franja de tierra aislada para incluir el número de muertos, desaparecidos y el déficit de nacimientos, lo que supone “una disminución del seis por ciento con respecto a las estimaciones para mediados de 2024 y una disminución del diez por ciento con respecto a las estimaciones para mediados de 2025”, es decir, 2,114 millones de habitantes, frente a los 2,349 millones previstos.5

El fracaso demográfico del sionismo

Una matanza de este tipo, que afecta sobre todo a civiles, pone de manifiesto la voluntad de destruir, al menos en parte, al pueblo palestino de la zona, menospreciando la Convención para la Prevención y sanción del Delito de Genocidio, según numerosas instituciones, incluidas algunas de Israel. Queda por descubrir el motivo de estos crímenes masivos. La guerra que se libra desde octubre de 2023 se desencadena justo cuando el análisis demográfico pone de manifiesto el doble fracaso del proyecto sionista. Pasados 128 años del congreso de Basilea, el “Estado judío” –que Theodor Herzl imaginaba poblado en “una década”–6 alberga a menos de la mitad de los judíos del mundo (el 45 por ciento en 2022), si se contabilizan los individuos registrados como tales por las autoridades del país.

Más importante aún, los judíos están a punto de convertirse en minoría en la población de la Palestina histórica (Israel y los territorios ocupados). Según los estadísticos israelíes, en 2024 vivían 7,225 millones entre el Mediterráneo y el Jordán. Sus homólogos palestinos suman 7,5 millones de árabes musulmanes o cristianos (de los cuales entre 1,7 y 1,9 millones viven en los territorios conquistados por Israel en 1948). En este sentido, la tendencia es más importante que la cifra, necesariamente incompleta, sobre todo en tiempos de conflicto.

La batalla de los números

Esta tierra ha experimentado cambios importantes a lo largo de los siglos, principalmente como resultado de las conversiones. Judía en la Antigüedad, la población fue posteriormente una rama central del mundo cristiano durante varios siglos, antes de su islamización por los árabes en el siglo VII. En 1878, el poder otomano censó 472.000 habitantes, de los cuales el 85 por ciento eran musulmanes, el 9,2 por ciento cristianos y el 5,3 por ciento judíos (la mitad de ellos nacidos en el extranjero).7 La guerra de números comenzó a principios del siglo XX. En el momento de la declaración de independencia en 1948, y luego durante los combates que siguieron, los líderes sionistas ya tenían en mente elegir a sus electores, trazando fronteras en las que los judíos dominarían, incluso si ello suponía expulsar por la fuerza, como hicieron en 1948 (700.000 palestinos) y, en menor medida, en 1968 (Gaza, Golán). “Que nos den la soberanía sobre un pedazo de tierra acorde con nuestras legítimas necesidades como pueblo, y nosotros nos encargaremos del resto”, escribió Herzl.

El proyecto de un “Estado judío, sionista y democrático” nunca fue imaginado de otra manera que con una mayoría judía. Para ello, el dominio militar obtenido gracias a la ayuda occidental nunca fue suficiente. Se utilizaron todos los medios posibles para atraer a los judíos de todo el mundo a Israel. En particular, se ha señalado las dificultades de las comunidades en determinadas regiones en las que habían vivido durante siglos: Medio Oriente en 1948, el Magreb en el momento de la descolonización, Etiopía en 1977, la Unión Soviética en decadencia, e incluso Francia, víctima de atentados. Discutible hasta en su título, ya que muchos judíos contemporáneos no tenían antepasados, ni siquiera lejanos, entre los hebreos, la “ley del retorno” aprobada en 1950 permitió a 3,5 millones de inmigrantes judíos instalarse en Israel. Por el contrario, los refugiados palestinos no pueden regresar a sus hogares. El “derecho al retorno”, previsto por el derecho internacional y la resolución 194 de la Asamblea General de las Naciones Unidas de 1948, nunca les fue reconocido por el Estado israelí.

Este flujo unidireccional generó un saldo migratorio (diferencia entre las entradas y salidas del territorio) muy favorable a los judíos durante décadas, a tal punto que Israel pudo permitirse conquistar nuevos territorios en 1967 manteniendo una población judía del doble que la palestina (2,684 millones, frente a 1,123 en 1968). Pero ahora se está agotando. Desde 2010, el saldo migratorio es negativo para los judíos, ya que muchos no viven en Israel o lo hacen muy poco. La llegada de nuevos inmigrantes judíos ya no compensa esta pérdida desde 2024.

Antes de la destrucción de Gaza, los palestinos estaban a punto de ganar la batalla demográfica gracias al saldo natural, es decir, la diferencia entre los nacimientos y las muertes. Desde el censo organizado por los británicos en 1944, su población se ha multiplicado por 12 (de 1,2 a 14,8 millones), y aproximadamente la mitad son refugiados en el extranjero. Si bien se observa un repunte de la fertilidad entre los israelíes desde hace 20 años, en particular entre los ortodoxos y los colonos, sus efectos sólo serán perceptibles a medio plazo.

Una solución de dos Estados habría permitido mantener una mayoría judía en Israel, algo que comprendieron los ex primeros ministros Itzhak Rabin en el momento de los acuerdos de Oslo y, posteriormente, Ariel Sharon cuando evacuó los asentamientos de Gaza y algunos de Cisjordania en 2005. Pero al conquistar el poder con la ayuda de los más extremistas, el hoy primer ministro Benjamin Netanyahu defiende la lógica del “Gran Israel”, desde el mar hasta el río, que sólo puede existir abandonando su carácter “democrático”, a costa de mantener el apartheid, avanzar en la expulsión de los palestinos o su aniquilación. La elección entre tres crímenes.

Philippe Descamps, miembro del equipo editorial de Le Monde diplomatique (París). Traducción: Redacción de Le Monde diplomatique, edición Cono Sur.


  1. “Humanitarian Situation Update #321 | Gaza Strip [EN/AR/HE]”, United Nations Office for the Coordination of Humanitarian Affairs (OCHA), 17-9-2025. 

  2. Hanan Abukmail et al., “Traumatic injury mortality in the Gaza strip from Oct 7, 2023, to June 30, 2024: a capture–recapture analysis”, The Lancet, vol. 405, N° 10.477, Londres, 8-2-2025. 

  3. Rasha Khatib, Martin McKee y Salim Yusuf, “Counting the dead in Gaza : difficult but essential”, The Lancet, julio de 2024. 

  4. Ronnie Green Shaulov, “Halevi aux habitants d’Ein Habesor” (en hebreo), ynet.co.il, 10-9-2025. 

  5. Todas las cifras provienen de la Oficina Central de Estadísticas de Israel, o de su equivalente palestino

  6. Theodor Herzl, L’État des juifs, La Découverte, París, 1989. 

  7. “Le pivot démographique”, Manière de voir, N° 193 (Israël, Palestine, une terre à vif), febrero-marzo de 2024; ver también “Demographics of Historic Palestine prior to 1948”, cjpme.org, junio de 2022.