Guillermo Saccomanno. Alfaguara; Barcelona, 2025. 240 páginas, 850 pesos.

En Cámara Gesell (2012), Saccomanno había optado por representar el mundo de la costa argentina, las tensiones internas entre las clases hallables en cualquier páramo costero, a partir de esa construcción infernal que era la villa. Esa novela, sin dudas, tenía un tono más policial que introspectivo. Arderá el viento, novela ganadora del Premio Alfaguara 2025, es una obra que regresa a este lugar, pero ya no para mostrarlo desde una óptica realista, sino para usarlo como excusa, como lente para pensar el funcionamiento del arte, las consecuencias de haber elegido el camino de la representación.

A partir de la historia de un extraño hotel costero, Saccomanno se concentra en la historia de los Esterházy, una familia compuesta por un patriarca borracho y pintor frustrado, Hugo; la Moni, una poeta más preocupada por encamarse con todos los hombres de la Villa que por sus hijos, y los dos vástagos, Lázlo y Aniko, uno tendiente al nazismo agiornado y la otra fanática del I-Ching. Entre muertes, misterios, crímenes mal resueltos y un periodista que no puede dejar de contar la verdad, Dante, Arderá el viento es un descenso al inframundo, pero con mar y una colección de imágenes de artistas (poetas, prosistas, pintores) que le habilitan a Saccomanno el camino para pensar qué es representar lo que pasa. Condensa, así, una digna preocupación de escritor: cómo escribir en un mundo que suplantó la verdad por cómodos espejos. La respuesta: incomodando.