Plata sucia. De Andrés Alsina. Da Vinci; Montevideo, 2025. 220 páginas, 920 pesos.
Las publicaciones de estudios sobre el lavado de dinero y el crimen organizado se han multiplicado en el último tiempo en Uruguay. Algo que tiene que ver con la cantidad y la calidad de la información disponible para producir conocimiento y con el aporte de especialistas que puedan hacerlo. Un cambio relevante para un tema que había estado reducido, durante años, a un asunto de policías y abogados, fiscales y jueces, con ministros de Interior buscando reducir la violencia que achacaban a los fenómenos del crimen organizado y el narcotráfico.
Plata sucia, subtitulado “Corrupción, crimen organizado, narcotráfico, oro militar y un Estado débil en Uruguay”, está en el camino de los estudios del pasado reciente al bucear en algunos episodios vinculados con el tráfico de oro cuando la circulación de valores no era libre en el país en los años 1980. Llega hasta el día de hoy hilvanando las opiniones de actores de primera línea de la política, de funcionarios del Estado y de profesionales acerca del lavado de dinero en Uruguay y la región. Aunque se focaliza más en lo que acontece en Argentina, no deja de poner el ojo en cómo se manifiesta el fenómeno en Brasil, que es donde surgen las organizaciones del crimen organizado más potentes de la región. También aborda los vaivenes de las políticas económicas de cada país que favorecen la libre circulación de capitales o aumentan las restricciones, con Uruguay como plaza financiera desde fines de los años 1970 y durante el resto de la dictadura.
La misma definición de “plata sucia” está historizada a lo largo del libro y vemos cómo –antes de ser delito– ya existían las actividades de contrabando organizado. Muy recientemente el pasaje ilegal de tabaco a fines del sigo XVIII y comienzos del XIX se ha comenzado a estudiar para comprenderlo en su dimensión histórica, y ya se han reconstruido las primeras redes de contrabandistas de comienzos del siglo XIX a partir de los informes militares al respecto.
Es un libro con final abierto a las propuestas del gobierno actual, cuyo punto de partida está en un evento en el Radisson Victoria Plaza, a comienzos de su gestión, en el cual el presidente Yamandú Orsi participó junto con especialistas que dieron su visión y contaron las diferentes opciones hechas en varias ciudades latinoamericanas. El plan esbozado ese día es el que está en marcha en la actualidad, con sus primeras propuestas de modificaciones legales presentadas al Parlamento y en plena discusión.
Alsina toma como punto de partida el último informe producido por la Secretaría Nacional para la Lucha contra el Lavado de Activos y el Financiamiento del Terrorismo, Senaclaft, cuya sigla es la que abre el libro entre muchas otras de organismos nacionales, regionales e internacionales con las que al final terminamos familiarizados. Pero también nos enteramos de que el lavado no siempre estuvo o está asociado al narcotráfico y de que no necesariamente genera violencia; el libro apunta a algunos casos en los que se han gestionado con relativo éxito las diversas variantes del crimen organizado y logrado acotar su expansión en las sociedades.
Una larga crónica periodística –de urgencia– donde los datos los aportan especialistas, a veces en diálogo y otras veces editados por el autor, quien no oculta su esperanza de que se logre también en Uruguay algún éxito y se termine con un punitivismo ineficaz con una tasa de reincidencia delictiva del orden del 60 o 70 por ciento en una población de bajos recursos económicos.