Colocar nuevas miradas sobre viejos conflictos no sólo reconfigura la historia. También nos dice mucho sobre el presente. No se puede entender la invasión rusa a Ucrania si no se analiza el final de la Guerra Fría. La actual pulseada de China con Estados Unidos incide en las lecturas acerca de la derrota del eje, y la obsesión nuclear de Corea del Norte puede tener algo que ver con la tormenta de fuego que se abatió sobre ese país en los años 1950. En este continente, mientras tanto, Donald Trump festeja su cumpleaños con un desfile y los testimonios de medio centenar de uruguayos que combatieron en Nicaragua recuerdan el sentido de la palabra internacionalismo.