En otro país. Varios autores. Candaya, 2024. 176 páginas, 1.200 pesos.

La célebre cita “Pinta tu aldea y pintarás el mundo”, atribuida a León Tolstói, es una fórmula reduccionista. Es innegable su lógica interior. Es perfecta en su dialéctica equilibrista entre lo micro y lo macro. Es entendible su uso en decálogos del ‘bien escribir’. Pero el tono imperativo en marcar un límite a la mirada y al punto de vista, y sobre todo la descalificación implícita hacia todo intento heterodoxo de traspasar fronteras, de experimentar con lenguajes o temáticas, de sentirse extranjero en una historia o en una lengua, vuelve a la frase un eslogan simplista y complaciente. Por eso, consignas como la utilizada por la editorial española Candaya para la curaduría del libro colectivo En otro país son más que necesarias. Porque reafirman la mirada del otro, y esta mirada desde la otredad suele proponer disrupciones y extravíos de interés. Es probable que haya alguna vuelta paradojal y que al pintar la aldea del otro el resultado creativo derive, indefectiblemente, en múltiples autorretratos distorsionados donde nos sentiremos, como lectores, identificados, o bien todo lo contrario.

El propósito de En otro país es reunir a una serie de cronistas iberoamericanos jóvenes (seleccionados por figuras del “periodismo narrativo”, entre otros, Javier Villanueva Chang, Felipe Restrepo y Lorena Amaro), con relatos inéditos, en plan no-ficción, ambientados en “otro país”. Lo que la propia Amaro define en el prólogo como “relatos sobre migraciones y desplazamientos, en donde lo geográfico, lo temporal y lo lingüístico se deslizan como placas tectónicas de identidades cada vez más inciertas y fluidas”. Más allá del paratexto, en un fallido tono críptico de “muestra de arte contemporáneo”, lo que el lector buscará en la selección son dos cosas: 1) una intriga de historias inciertas, extrañas a la mirada de cada autor o autora; 2) una capacidad de observación mayor a la media de un viajero curioso y alejada de la mirada del turista depredador.

Destacan los relatos del cubano Carlos Manuela Álvarez (“Cuando pase el temblor” se centra en el terremoto de México, de 2017, desde el desconcierto del recién llegado que trata de explicar la diferencia entre la muerte hacia el mar, de los huracanes, y que la tierra te trague), de la ecuatoriana Carla Badillo (“¿Qué escuchamos bajo tierra?” describe la reverberación en registrar sonidos en lugares extraños, como en un tanque abandonado en algún lugar del norte de Escocia) y del salvadoreño Juan José Martínez D’Aubuisson (“El viaje termina en una tumba sin nombre” narra el drama de los migrantes que atraviesan México, a través de entrevistas a los enterradores de un cementerio rural y a un haitiano que cuenta su viaje desde Chile hacia el norte).

Si el lector es uruguayo, buscará primero si hay un coterráneo seleccionado (Rafaela Lahore revive en “Una noche soñada” lo extraordinario y demencial de viajar a Buenos Aires el día de la final de la Copa del Mundo de fútbol 2022) y encontrará luego el relato extranjero (Tamara Tenenbaum sorprende por su retrato de la vida balnearia en José Ignacio en “Una extraña llega al pueblo”).

Este ejercicio que seguramente practica cada lector con su respectiva aldea revela el riesgo del juego y la bienvenida incomodidad que supone alejarse de la cita de Tolstói. Además de la lectura de En otro país, aprovecho para recomendar la lectura de Todo no es suficiente, polémico y ácido retrato montevideano hecho por el chileno Alberto Fuguet, resultado del perfil que hizo sobre Gustavo Escanlar hace algunos años. Acaba de ser reeditado en Buenos Aires por el sello Mansalva.