Próximo episodio. Hubert Aquin. Forastera, 2025. 160 páginas, 790 pesos.

El protagonista de este libro está internado en un psiquiátrico canadiense. Ahí lo confinaron como parte de la condena que debe purgar por seguir la vía armada para la independencia de Quebec. Tiene un puñado de hojas que va rellenando con su historia. La real, o la que él cree que es la real –es decir, su peripecia dentro del tapiz de la revolución québécoise– y la que imagina. El protagonista escribe una novela de espías. No quiere innovar el género, sino hacer una trama que acompañe todos los clisés. Mientras lo hace, mientras mezcla ambos estados, el libro avanza en una concreción alucinada. Con rapidez, el lector comprende que está ante una obra única. Tanto, que cuesta entender que sea la primera vez que es traducida al castellano. La proeza se le debe agradecer a la editorial Forastera, que logra articular fondos oficiales dispersos para dar lugar a una sobria y delicada colección francófona. Además, cada título destaca como se merece el nombre de quien traduce, que se coloca en la portada, e incluye su biografía en la solapa. En este caso, la argentina Melina Blostein, aunque buena parte del catálogo tiene transcreaciones uruguayas (para usar el término de Washington Benavides).

Próximo episodio es, también, una exploración del doble dostoievskiano, aunque Hubert Aquin no revisita el formato de manera pasiva, sino que balzaquianamente –y sin parecerse en nada al estilo mastodóntico del deudor consuetudinario de todos los prestamistas parisinos– estira esa piel de zapa para que su personaje obtenga, al mismo tiempo, esperanza e imposibilidad. Asfixiado de modo inexorable por cada paso de esa huida hacia adelante, persiguiendo fantasmas duplicados, la trama, que empieza siendo dos tramas, se va unificando en cada curva. La novelita dentro de la novela, esa historia de espionaje sin importancia, va atrapando cada vez más. Va adquiriendo en cada página más espesor. Divertimento literario para un preso mientras espera lo que ya no vendrá, por fuerza de la palabra se va volviendo testamento político.

Haría bien el lector en combinar esta lectura con el visionado de un documental sobre la vida de Aquin. Filmado por Jacques Godbout para la Oficina del Cine de Canadá, Dos episodios en la vida de Hubert Aquin (1979) es una evocación de la vida de este singular artista lleno de contradicciones. Pese a que la versión más fácil de hallar de la película está en francés, es posible ampararse en cierta familiaridad de las lenguas latinas combinando el oído con la lectura de los subtítulos en el idioma original, que se pueden activar en el engranaje de configuración de Youtube. Además de los testimonios sobre la militancia y la vida académica y artística de Hubert, ahí se encuentra información sobre su pasión por la velocidad y los automóviles (fue uno de los inspiradores de la fecha canadiense en el circuito internacional de la Fórmula 1). Esta extrañeza va más allá de ser un “dato de color”. Puede explicar el origen de la precisa e intensa narración de las persecuciones automovilísticas de la novela, a veces carreras contra el reloj o contra sí mismo. Quiso ser piloto, fue guerrillero y periodista, y cuando se suicidó en 1977 en el hotel Queen Elizabeth, de Montreal, estaba registrado como J W Forrestier, personaje de su novela El antifonario (1969).

Publicado en su idioma original en 1965, Próximo episodio es, en definitiva, un libro que demoró demasiado en llegar a nuestra lengua. Para tenerlo en sus manos, no tiene por qué demorar más que el tiempo que insume correr hacia la librería de guardia más cercana.