La decisión de Donald Trump de reorientar la política exterior de Estados Unidos pone a la relación con Europa ante una crisis inédita que desordena el mundo occidental. Embarcada en un belicismo estéril, la Unión Europea sigue sin entender las razones que llevaron a Rusia a invadir Ucrania. Convencida de ser Esparta, desfila hacia un desfiladero: quizá esté confundiendo las intenciones del enemigo con su propia sombra.