En el marco del 80° aniversario de la derrota de la Alemania nazi, que se conmemora este 8 y 9 de mayo, tanto Rusia como Ucrania no dejan de comparar con la Segunda Guerra Mundial el conflicto que hoy las enfrenta. Las políticas de desrusificación en Ucrania tienden a borrar la memoria de los ucranianos que lucharon en el Ejército rojo y su contribución a la victoria sobre el nazismo.
Atravesada en dos ocasiones entre 1941 y 1945 por ejércitos de millones de soldados, Ucrania constituyó el principal campo de batalla de la Segunda Guerra Mundial. Entre ocho y diez millones de ucranianos perdieron la vida (entre tres y cuatro millones de militares y más de cinco millones de civiles). Esta cifra incluye un millón y medio de judíos, es decir, una cuarta parte de las víctimas del Holocausto.
Es verdad que un pequeño número de ucranianos eligió colaborar con los nazis, sobre todo en Ucrania occidental, región que la Unión Soviética había anexado en 1939 en virtud de un protocolo secreto del Pacto Mólotov-Ribbentrop. Estos colaboradores sirvieron en la policía alemana y en las administraciones locales durante la ocupación nazi, contribuyendo de manera directa con el genocidio. Cerca de 13.000 voluntarios conformaron la 14ª División de Granaderos SS en 1944. En paralelo, la Organización de Nacionalistas Ucranianos, al mando de Stepan Bandera, había intentado declarar la independencia bajo protectorado alemán, y en 1942 fundó el Ejército Insurgente Ucraniano (UPA, por sus siglas ucranianas), con decenas de miles de combatientes. El UPA organizó la limpieza étnica de los polacos de Volinia y luego impulsó una guerra de guerrillas contra los soviéticos, que se extendió hasta mediados de la década de 1950.
No obstante, la mayoría de los ucranianos lucharon del lado de los Aliados: seis millones en el Ejército rojo a partir de 1941, pero también 120.000 reclutas alistados en el ejército polaco que se enfrentó a la Wehrmacht [Fuerzas Armadas de la Alemania nazi] desde setiembre de 1939. Esto sin contar los miles de soldados de origen ucraniano que sirvieron en los ejércitos de Estados Unidos, Canadá y Reino Unido, como también en la Resistencia francesa. Recordemos por ejemplo el caso de Vasili Porik, un teniente ucraniano del Ejército rojo. Capturado en 1941, este joven de 21 años se fugó en 1943 de un campo de trabajo en Beaumont-en-Artois (hoy la comuna de Hénin-Beaumont, en el norte de Francia). Más tarde, se unió a los Francotiradores y Partisanos Franceses (FTP) y creó un grupo de tiradores de élite llamado Batallón Soviético, que causó estragos entre los enemigos. Fue fusilado en Arrás en 19441. Hoy estas realidades aparecen siempre distorsionadas.
Memorias de la Segunda Guerra
Al igual que muchos periodistas y líderes occidentales, Volodímir Zelenski suele comparar su país con Checoslovaquia, entidad que la Alemania nazi desmembró con el visto bueno de las potencias europeas tras los Acuerdos de Múnich de 1938. Durante la Conferencia de Seguridad de febrero, celebrada en esa misma ciudad, el presidente ucraniano denunció la mala elección del lugar para firmar la paz con Rusia, e insistió en que prefería recibir armas.
Por su parte, el Kremlin también se basa en este episodio diplomático para afirmar que, como siempre, el “Occidente colectivo” está alineado con los adversarios de Rusia2. Las potencias occidentales, sostiene, están apoyando a la Ucrania “nazi”, igual que en su momento dejaron avanzar a Hitler en el este europeo mediante los mismos Acuerdos de Múnich. De este modo, la “operación militar especial” constituye la continuación de la “Gran Guerra Patria” (nombre soviético y ruso para la Segunda Guerra Mundial entre 1941 y 1945). En un discurso pronunciado en Moscú en mayo de 2022 por el Día de la Victoria, Putin declaró a los soldados rusos que “están luchando por la misma causa que sus padres y sus abuelos”, es decir, por la “madre patria” y la derrota del nazismo. En febrero, las autoridades rusas instalaron un “muro del recuerdo” en honor a los héroes de la “operación militar especial” dentro del museo de la victoria sobre el nazismo en Moscú3.
En Ucrania se suele usar el término “ruscismo” (fusión de las palabras “Rusia” y “fascismo”) para describir la ideología del Estado ruso. La historiadora ucraniana Laryssa Iakubova afirma que el “ruscismo” combina elementos del imperialismo ruso, el comunismo soviético y el nazismo alemán4. Según ella, el régimen ruso no sólo es culpable de violar la integridad territorial de Ucrania y de cometer crímenes de guerra: también está degenerando en un totalitarismo genocida, comparable con el estalinismo y el nazismo.
Tras la invasión rusa en febrero de 2022, las autoridades ucranianas apelaron a la memoria de la Segunda Guerra Mundial con fines patrióticos. El 9 de mayo de 2022, Zelenski declaró con solemnidad: “Nuestro enemigo soñaba con que renunciáramos a celebrar el 9 de mayo y la victoria sobre el nazismo”, pero “no vamos a permitir que nadie se apropie de esa victoria, que nadie nos la arrebate”. El presidente ucraniano otorgó el título soviético de “ciudad heroica” a diez localidades especialmente afectadas por el ejército ruso, incluida Bucha, que fue escenario de atrocidades contra los civiles.
Ahora bien, otro punto de vista muy extendido equipara las tropas rusas de hoy con el Ejército rojo de ayer, que también fue considerado un ejército de ocupación. Ya en 2014, el escritor Andriy Kokotukha opinaba que al terminar la guerra “una ocupación reemplazó a la otra” en Ucrania5. Ocho años antes, Askold Lozynski, ciudadano estadounidense y presidente del Congreso Mundial de Ucrania (organización que promueve los intereses de la diáspora y la identidad ucranianas), había desdeñado a los soldados ucranianos del Ejército rojo tildándolos de “carne de cañón de Stalin. Los héroes de Ucrania sirvieron en el UPA”6. En enero, el rector de la prestigiosa Universidad Nacional Tarás Shevchenko de Kiev le concedió el título de doctor honoris causa7.
Descolonización histórica
La ley de “descolonización” de la toponimia adoptada en 2023 eliminó la protección que amparaba los nombres de lugares asociados a la lucha contra la ocupación nazi de Ucrania. En diciembre de 2024, en el Parque de la Gloria Eterna, situado en el centro de Kiev, desmontaron los bustos de Sydir Kovpak y Oleksiy Fedorov (dos jefes partisanos), Ivan Cherniajovski (el general soviético más joven de la historia) y Pavlo Rybalko (un tanquista que llegó a ser mariscal). Sin embargo, estos monumentos no los erigieron las autoridades soviéticas, sino las de la Ucrania independiente después de 19918.
A fines de enero de 2024, las autoridades de la región ucraniana de Leópolis se alegraban de haber destruido 312 monumentos de soldados soviéticos. En el caso de las tumbas, trasladaron los restos a cementerios, sin consultar a familiares ni a amigos, pero siempre con un cura presente. Muchos soldados del Ejército rojo no creían en Dios y seguramente no habrían querido un funeral religioso. Entre las víctimas de esta supresión brutal figura Antonina Verechtchaguina, una operadora de radio de 21 años que saltó en paracaídas detrás de las líneas enemigas, fue capturada, torturada y finalmente ejecutada en 1944 en Sadjava (en la región ucraniana de Ivano-Frankovsk). Al día de hoy, las autoridades locales la consideran una “espía soviética”. También son víctimas las enfermeras Nadejda Guseva y Nadejda Kliuyeva en Kalush (misma región) y otros 93 soldados soviéticos en las ciudades de Sjidnytsia y Pidbuzh (región de Leópolis)9.
Con frecuencia los “militantes de la memoria” [sic] están involucrados en la destrucción de monumentos. Presionan a las autoridades locales y a veces incluso profanan o desmantelan monumentos sin autorización con la excusa de restablecer la verdad histórica. Entre ellos se encuentra Vadym Pozdniakov, el portavoz del proyecto “Descolonización. Ucrania” lanzado en 2017, que dirigió Sokil (una organización nacionalista juvenil local), y que ahora milita en el partido de ultraderecha Sector Derecho.
En febrero, en Járkov (la segunda ciudad más grande de Ucrania), que a diario sufre ataques de misiles y drones rusos, arrancaron unas diez placas conmemorativas de los combatientes de la Segunda Guerra Mundial. El grupo Valknut (llamado así por un símbolo pagano escandinavo muy popular entre la ultraderecha) se declaró responsable sin que la policía hiciera nada. Valknut, que forma parte de una unidad especial de inteligencia militar, difundió en Telegram imágenes de cómo destruían el busto de Galina Nikitina, profesora de 25 años ejecutada por la Gestapo en 1942. También destruyeron las placas del teniente coronel Rafail Milner, judío y jarkovita de adopción, que tras graduarse de la academia militar en julio de 1941 fue directo a combatir; o del piloto Anatoly Nefedov, originario de Poltava.
En ocasiones los habitantes se oponen al desmantelamiento. Vitaliy Levitski, alcalde del pueblo de Smykiv (región de Leópolis), se negó a autorizar la demolición de una estatua. El funcionario espetó a los activistas: “Vinieron a destruir la memoria de la gente, la memoria de los que murieron luchando contra el fascismo”. Para evitar su destrucción, Levitski se trepó al monumento donde estaba grabado el nombre de su abuelo10. Pero no tuvo éxito: con rapidez lo destituyeron de sus funciones y el monumento desapareció poco después.
Moscú quiere privar al pueblo ucraniano de la memoria de la lucha contra el nazismo para acaparar toda la gloria. A su vez, la acción de los “descolonizadores” ucranianos ayuda a que Rusia se apropie de la victoria sobre Hitler, borrando la contribución que los ucranianos hicieron al Ejército rojo. El discurso nacionalista que glorifica a Bandera y al UPA se está imponiendo frente a otro discurso que, sin embargo, es mucho más aceptable para el extranjero: el de una Ucrania que luchó junto con los Aliados y que, por eso mismo, pertenece al “mundo libre”. Si Zelenski realmente teme que el mandatario estadounidense, Donald Trump, desfile en Moscú junto a su par Vladimir Putin el 9 de mayo, se le podría sugerir que no organice una demostración de fuerza militar, como hará Moscú, sino un homenaje a la memoria de todas las víctimas del nazismo y de todos los que lucharon contra él.
Éric Aunoble y Yurii Latysh, respectivamente, historiador y docente en la Universidad de Ginebra y doctor en Historia, profesor invitado de la Universidad Estatal de Londrina (Brasil). Traducción: Agustina Chiappe.
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Christian Lescureux y Gilles Pichavant, “Porik Vassili”, Maitron. ↩
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Discurso de Aleksandr Volgarev, representante permanente adjunto de la Federación de Rusia ante la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), en el Consejo Permanente de la OSCE, mid.ru, 26-9-2024. ↩
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“De nouveaux noms de héros de l’OTAN ont été inscrits sur le mur commémoratif du musée de la Victoire” (en ruso), Centro de Información del Gobierno de Moscú, 25-2-2025. ↩
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“Qu’est-ce que le Rachisme?”, entrevista con Anton Drobovych, el director del Instituto Ucraniano de Memoria Nacional, en el canal de Youtube del instituto, 17-8-2022. ↩
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“Andriy Kokotiukha: Il est important de savoir s’il faut le jeter à la poubelle ou le mettre derrière les barreaux” (en ucraniano), BBC News Ucrania, 28-10-2014. ↩
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Newsletter, Congreso Mundial de Ucranios, Toronto, invierno, 7, 2, 2006. ↩
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“Docteur honoraire de la KNU: Askold Lozynsky a reçu une médaille et un diplôme” (en ucraniano), Universidad Nacional Tarás Shevchenko de Kiev, 27-1-2025. ↩
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Tamila Baranivska, “Sans Kovpak: les bustes de personnalités soviétiques sont démontés dans le Parc de la Gloire de Kiev” (en ucraniano), Suspilne, Kiev, 4-12-2024. ↩
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Natalia Dymnich y Oksana Vasilik, “Les restes de l’agent de renseignement soviétique Verechtchaguina ont été exhumés dans le village de Sadjava, dans la région d’Ivano-Frankivsk” (en ucraniano), suspilne.media, 20-9-2024; “Des chercheurs ne trouvent aucun vestige sur le site funéraire des infirmières de l’armée soviétique à Kalouch” (en ucraniano), zaxid.net, 4-11-2024; “Inhumation des restes de 93 personnes provenant de deux tombes soviétiques à Skhidnytsia” (en ucraniano), drogmedia.net.ua, 1-11-2024. ↩
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“Décommunisation dans la région de Sokal: le chef du village grimpe sur le monument soviétique pour empêcher son démantèlement” (en ucraniano), lmn.in.ua, 12-12-2024. ↩