Beatriz Sarlo. Siglo XXI; Buenos Aires, 2025. 208 páginas, 1.100 pesos.

A la escisión entre leer y vivir, No entender –el libro póstumo de Beatriz Sarlo– responde con una oscilación: con la “y” que junta esos dos andariveles, los de la literatura y los de la vida. Estas “memorias de una intelectual”, escritas en los últimos años de su vida y publicadas recientemente por la editorial Siglo XXI, son los modos en que los recuerdos son intervenidos y atravesados por la máxima de “no entender”: “No entender es la promesa de la literatura y del arte”. Organizada en cinco capítulos, esta composición produce la historia magnética –como toda buena historia– de una niña convertida en guapa, de quien es capaz de transformar la cultura y la política argentina: “Yo no quería satisfacer a nadie sino irritar o fascinar”. Subrayados en los que se alternan el amor por Buenos Aires, ciertos personajes de formación, el nunca haber tenido la extensión de una tarjeta de crédito, paseos por museos o cinematecas, viajes, el peronismo, el antiperonismo.

Irreductible, afloran en el texto las tensiones entre la clase, la aspiración intelectual y la vejez; triada que acerca este ensayo a Regreso a Reims, de Didier Eribon, y Los armarios vacíos, de Annie Ernaux. La escritura de Sarlo –arrabalera, filosa, novelada– produce un legado de un siglo, de una época, de una fuerza. Como en la fotografía en la que posa para una campaña de lectura en los años 1960. Esa belleza, esa osadía, esa mujer fuera de serie.