“Cuando se tiene necesidad de odiar a alguien, uno jamás se queda sin razones”. Jane Austen, Lady Susan
Jane Austen nació en 1775 en Hampshire, Inglaterra, y murió 41 años más tarde, en 1817, en el mismo condado. Sólo aquellos que hayan vivido hasta hoy en una cueva se enterarán aquí de que fue una novelista.
La vida de Jane Austen es fácil de resumir: transcurre exclusivamente en el seno de una familia unida de la pequeña nobleza rural. En ese entorno rústico, modesto e intelectual, disfruta de una buena educación, pero vive con lo justo desde el primer al último día. Y no se casa, lo que le deja tiempo para elaborar una obra consagrada al arte de elegir un esposo. En ese discreto florecimiento literario, se destacan las novelas Sensatez y sentimientos (1811), Orgullo y prejuicio (1813), Mansfield Park (1814) y Emma (1816), las cuales conocen un cierto éxito de ventas y le reportan 631 libras esterlinas, ni un solo centavo más. Otras dos novelas, La abadía de Northanger y Persuasión, fueron publicadas en 1818, después de su muerte. Y Sanditon, comenzada en enero de 1817, permanece inconclusa.
La obra de Jane Austen ha recibido una gran cantidad de calificativos, algunos de los cuales se repiten más que otros: “dominio del discurso indirecto libre”, “realismo social” y “humor feroz”. Si una larga sucesión de novelas sentimentales ha seducido al público durante mucho tiempo, ella se presenta como una crítica de esa tradición en clave irónica. Constituye un puente que conducirá al movimiento conocido con el nombre de realismo literario. Los encantos de su escritura son numerosos… Sobre este tema cedo la palabra a Virginia Woolf, en El lector común (1925): “El ingenio de Jane Austen sólo es comparable con la perfección de su gusto. En ella, un idiota es un idiota, un esnob es un esnob porque se aleja del modelo de la razón y el sentido común que ella tiene en la cabeza y que nos transmite sin equívocos, aun cuando nos haga reír. Jamás un novelista ha dado pruebas de un sentido tan irreprochable de los valores humanos”.
Cada una de sus novelas sigue la misma trama: múltiples contrariedades a propósito del amor, del dinero, del estatus social, hasta el casamiento final. Porque todo termina siempre en un casamiento. Pero vayamos más allá de este patrón simplista. La ensayista Sheryl Craig afirma: “En estas novelas, los personajes hacen lo que deseamos todos: tienen confianza en sí mismos y resisten a aquellos que los desprecian”1. Si bien no es del todo seguro que insinúe una posición política radical2, sin duda aboga por un individualismo sutil pero firme como modo de emancipación femenina. Ante todo, ella expone una condición humana y no sólo femenina, asfixiada por los problemas económicos. Y aconseja tener el coraje de no casarse sólo por el dinero. La pobreza es un infierno, pero pasar la vida en mala compañía es otro.
Éxito imparable
Su reputación literaria sigue siendo moderada pero halagadora en vida. Más de 50 años después de su muerte, su sobrino James Edward Austen-Leigh publica Memorias de Jane Austen (1869). Es un suceso sensacional: nacía el “janeitismo”, ese “fanatismo idólatra, quizás un poco vergonzoso, sentido por ‘Jane’ y por cada detalle que se refiere a ella”3. A comienzos del siglo XX es sobre todo masculino, “extendido entre los editores, los profesores y los letrados”. Durante la Primera Guerra Mundial se la lee en las trincheras, hasta el primer ministro británico Winston Churchill se servirá de este recurso durante el blitz [los bombardeos de la Alemania nazi sobre Reino Unido].
Desde entonces, este éxito formidable no ha hecho más que crecer fuera de toda medida. Para empezar, las cifras: para Orgullo y prejuicio se habla de ventas superiores a los 20 millones de ejemplares4. Pero la venta de libros es sólo la parte visible del iceberg Austen: como un jarabe, su obra se derrama por todos los medios masivos a medida que sus novelas aparecen, en especial en las pantallas, con más de 30 adaptaciones y subproductos. Hoy esta oleada imparable salpica las plataformas: “Jane Austen se ha convertido en la autora más popular en las redes sociales. A través de los memes y de videos que elogian sus obras, disfruta de un resurgimiento de la popularidad gracias a la generación Z”, asegura la periodista Auriane Guerithault5. Del lado de los incontables clubs de fans, las “Sociedades Jane Austen” (JAS), los “Janeites France” prometen un “Picnic Regency (Picnic estilo Regencia); encuentro janeite”. Deezer [reproductor de música online] propone “una amplia selección de bandas sonoras de Orgullo y prejuicio para escuchar o de audiolibros en francés e inglés”. En el desaparecido semanario femenino gratuito del grupo Marie-Claire, Stylist, Mathilde Carton completaba el abanico janeite de hoy con aportes gastronómicos y para desarrollar la autonomía: “Además del Libro de cocina de Jane Austen (1995), inspirado en las comidas que se degustaban en la mesa de los Austen, se puede encontrar Cena con el señor Darcy (2013) o Té con Jane Austen (2004) [...]. Pero como las heroínas de Austen son más célibattantes [neologismo que une la idea de militancia con la de celibato] que amas de casa, también existe una Guía de Jane Austen para el ahorro (2013) que les enseña a invertir en forma inteligente para vivir como una mujer independiente” (5 de junio de 2017).
Críticos
En este concierto, es difícil encontrar voces disidentes. En ocasiones, uno se puede cruzar, en Reddit, con algunos comentarios mordaces: “Orgullo y prejuicio no es más que un montón de gente yendo a la casa de otros”. Se lee con frecuencia la expresión “sensiblería” y la muy masculina “le falta acción”. Sin embargo, esas opiniones negativas siguen siendo raras y anónimas –los seguidores son incontables, y una tormenta de comentarios negativos contra los objetores puede desatarse en un abrir y cerrar de ojos–. Así que no me arriesgaré a hacer la menor crítica: voy a dejar a otros que se encarguen.
En la primera fila de las celebridades que odian a Jane Austen figura el escritor estadounidense Mark Twain, quien lo expresaba con energía en su Carta a Joseph Twichell del 13 de setiembre de 1898: “Cada vez que leo Orgullo y prejuicio tengo ganas de desenterrar a Austen y de golpearle el cráneo con su propia tibia”. También aparece Virginia Woolf. En Una habitación propia (1929) no detesta tanto a Jane Austen como a (ya, en ese momento) sus arrogantes seguidores: “Cualquiera que haya tenido la audacia de escribir sobre Jane Austen es consciente de dos hechos: primero, que de todos los grandes escritores, es la más difícil de sorprender en el flagrante delito de grandeza; segundo, que hay 25 hombres mayores que viven en los alrededores de Londres que sienten cualquier crítica a su genio como un insulto a la castidad de sus tías”.
Pero hay algo más serio: la propia Charlotte Brontë, una novelista inglesa de la generación siguiente (1816-1855), autora de la muy romántica Jane Eyre (1847), apenas estimaba a Jane Austen. Y tenía sus argumentos: “Me procuré el libro y lo he estudiado. ¿Y qué es lo que descubrí? Un retrato tan fiel como un daguerrotipo de un rostro común, un jardín cuidadosamente cercado y cultivado, con bellos adornos y flores delicadas, pero sin el menor rastro de una fisonomía luminosa y vívida ni de una naturaleza salvaje, ni de aire fresco, ni de colinas frondosas ni de pájaros impetuosos”6. No se trata tanto ahí de talento como de coraje: Charlotte Brontë acusa a Jane Austen de no haber tenido agallas suficientes como para resistir “la obligación, hecha a un autor para merecer la estima, de eliminar la vida bajo la superficie, la fuerza de las emociones, entre las cuales se halla la sombría experiencia de la pasión amorosa” y de haber privilegiado de forma sistemática “la apariencia cuidadosamente estudiada de las convenciones sociales”. Ella encuentra su literatura desprovista de cuerpo y a su visión del mundo rigurosamente burguesa. Cabe señalar que los libros de autoayuda en ocasiones se apoyan en la obra de Austen.
Por supuesto, los janeites están listos para la réplica: Jane no es responsable de esto, es el resto del mundo el que no ha comprendido. En especial a causa de las adaptaciones cinematográficas. “De hecho, se atienen a la historia y [...] transmiten una imagen plana, la de hermosas jóvenes enamoradas infelices pero que terminarán por conocer la felicidad. [...] Amamos a Jane Austen, pero por malas razones o, en todo caso, no por lo que verdaderamente ella es como escritora”.
En mayor medida, algunos celebrarán su feminismo, otros, los valores tradicionales –lecturas opuestas; pero es sabido que un gran escritor le habla a cada uno en su propio idioma–. Sin embargo, hay otro reproche y es más filosófico: “Las versiones con zombis, monstruos marinos y terror (cuya obra maestra es Orgullo y prejuicio y zombis (2016), realizada por Burr Steers, en la cual Lily James y Sam Riley intercambian, entre golpes de espada, las famosas réplicas de Elisabeth y Darcy) son la expresión no intencional de lo que falta en el pequeño mundo de esta autora. Esa sensación de que ella no cuestiona el orden moral del universo, el atroz sufrimiento del ser condenado y el sentido de la presencia del hombre en todo esto”. No se trata tanto acá de falta de coraje como de envergadura. ¿O sólo se trata del gusto de una cierta masculinidad por la violencia bajo todas sus formas, incluso literarias? ¿Una masculinidad que ha decidido despreciar a Jane Austen por no haberse tomado la molestia de tratar los temas que le convienen?
Dejo con estos interrogantes. “En medio del ruido y de las distintas adaptaciones, la verdad sobre Jane Austen permanece en silencio y se pierde”. Me permito hacer otro tanto.
Catherine Dufour, escritora. Traducción: María Eugenia Villalonga.
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Sheryl Craig, Jane Austen and the State of the Nation, Palgrave Macmillan, Londres, 2015. ↩
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Helena Kelly, Jane Austen: The Secret Radical, Icon, Londres, 2016. ↩
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Claudia L. Johnson, “Austen Cults and Cultures” en The Cambridge Companion to Jane Austen, Edward Copeland y Juliet McMaster (dir.), Cambridge: Cambridge University Press, 1997. La cita siguiente proviene también de ahí. ↩
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Jimmy Smith Jr., “Los libros más vendidos de la historia”, senscritique.com, 2018. ↩
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Auriane Guerithault, “Jane Austen, de novelista a ídolo de las redes sociales”, 5 de mayo de 2023, radiofrance.com. ↩
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Charlotte Brontë, carta a George Henry Lewes, en “Why the Brontës Hated Jane Austen”, Susan Ostrov Weisser, thedailybeast.com, 9-10-2013. La misma referencia para la cita siguiente. ↩