Murió este miércoles, a los 94 años, el notable escritor brasileño Rubem Fonseca, reconocido en 2003 con el premio Camões, el más prestigioso de las letras en lengua portuguesa.

Cuentista, novelista, autor de guiones y de crónicas, Rubem Fonseca tuvo como primera profesión la de abogado y como primera ocupación la de comisario de Policía. Su carrera en la fuerza pública empezó el último día de 1952, en São Cristóvão, Río de Janeiro, en el 16° Distrito Policial. Las experiencias al frente de esa comisaría alimentarían luego sus relatos, caracterizados por una intensidad que no escatimaba en violencia, obscenidad ni miserias. Mientras ejercía como autoridad policial fue seleccionado para perfeccionar su formación en Estados Unidos. Aprovechó esa oportunidad para estudiar también Administración de Empresas en Boston y Nueva York. En febrero de 1958 salió de la Policía y trabajó un tiempo como abogado litigante, mientras intentaba conseguir un puesto como juez. De su paso por los tribunales también extrajo experiencias que se volcarían a la literatura, un territorio en el que, creía, debía mostrarse lo que en otros medios no se podía mostrar.

Posiblemente su novela más famosa haya sido Agosto (1990), un texto atravesado por la historia política de Brasil en el que se relatan las conspiraciones que terminarían en el suicidio de Getúlio Vargas. Cuatro años después publicaría El salvaje de la ópera (1994), sobre Carlos Gomes, el autor de la música del drama lírico inspirado en la novela El guaraní, de José de Alencar.

Fonseca escribió 30 libros, entre los que hay, además de las novelas mencionadas y varias otras, numerosas colecciones de cuentos, las crónicas-ensayo de La novela murió (2008) y un libro de memorias que llamó José (2011). El año pasado se publicó Carne crua, un conjunto de relatos que todavía no tiene traducción al español. También es necesario recordar que de su pluma nació el abogado criminalista Mandrake, protagonista de Mandrake, la Biblia y el bastón (2005) y El seminarista (2009) y encarnado por el actor Marcos Palmeira en una serie de HBO (Mandrake, 2005, dos temporadas) guionada por José Henrique Fonseca, hijo del escritor.

Además del Camões, Rubem Fonseca obtuvo varias veces el premio Jabuti, que concede la Cámara Brasileña del Libro; el premio Juan Rulfo de Literatura Latinoamericana y del Caribe (2003) y el premio Machado de Assis (2015).

Reacio a dar entrevistas (se dice que nunca concedió una en su país), protegía su vida personal con celo extremo porque pensaba que todo lo que un escritor tiene para decir debe ser dicho a través de su obra. Durante los últimos años de su vida residió en el carioca barrio de Leblon, por el que solía pasear disimulado tras unas gafas oscuras, la cabeza protegida por una gorra.

Precisamente en su apartamento de Leblon lo sorprendió el ataque cardíaco que, horas más tarde, determinaría su muerte en el hospital Samaritano de Río de Janeiro.