La reciente publicación de Ludwig Binswanger y el análisis existencial. Un enfoque filosófico de la enfermedad mental, libro de juventud de Michel Foucault escrito a comienzos de los años 50, cuando enseñaba Psicología en la Universidad de Lille, y anterior, por lo tanto, a La historia de la locura en la época clásica (1961), es un acontecimiento que por sí mismo reconfigura el “archivo Foucault” y permite volver a pensar algunos asuntos sobre los que no siempre hay acuerdo entre los lectores de este intelectual, sin duda uno de los más influyentes del siglo XX.

Hablamos para eso con Senda Sferco, especialista en el pensamiento de Foucault e integrante del equipo editor de la serie Fragmentos Foucaultianos de la editorial Siglo XXI, en la que se inscribe este libro, y con Edgardo Castro, director de la mencionada serie y autor de Diccionario Foucault (2011) e Introducción a Foucault (2014), además de responsable de la revisión técnica de la edición en castellano de Una lectura de Kant (2009), el primer volumen de la tesis complementaria de doctorado de Foucault, orientada por George Canguilhem.

Hay quienes ven a Michel Foucault como un mal y hasta superficial lector del psicoanálisis. Sin embargo, además del lugar destacado que le da en Enfermedad mental y personalidad (1954), Enfermedad mental y psicología (1962), La psicología de 1850-1950 (1957) y La investigación científica y la psicología (1957), unas 40.000 hojas adquiridas por la Biblioteca Nacional de Francia cotejan un gran número de notas sobre Freud. La reciente publicación en español de Ludwig Binswanger y el análisis existencial, anterior a esos títulos, parece confirmar ese interés. ¿Qué lugar ocupa el psicoanálisis para Foucault en este momento?

Edgardo Castro: Foucault no es un especialista en Freud, pero no puede negarse que haya sido un ferviente lector del psicoanálisis. En los años en que trabajó en este libro, Foucault dictó para los alumnos de l’École Normale numerosos cursos sobre psicoanálisis: “La angustia de Freud”, “Enfermedad y personalidad en Freud”, “Freud y la psicología de la génesis”, “La teoría psicoanalítica”, “El inconsciente en el psicoanálisis”, “Un ejemplo de psicoanálisis: el hombre de los lobos. La noción de medio psicoanalítico”. Un público, por cierto, exigente y calificado.

Senda Sferco: También, por ejemplo, recientemente Elisabetta Basso publicó “Un manuscrit de Michel Foucault sur la psychanalyse”, en el que produce un análisis de cierto evolucionismo de Freud para pensar la enfermedad. Podría decirse que el interés de Foucault por Freud es ambiguo y oscila entre la crítica y la valoración al mismo tiempo. Una ambigüedad que ya encontrábamos en Enfermedad mental y personalidad, de 1954, cronológicamente posterior en su producción. Ambigüedad que no resulta extraña si reconocemos, al menos con Las palabras y las cosas (1966), que para Foucault todo programa de una “ciencia del hombre” está atravesado por contradicciones.

Edgardo Castro: Exacto. En este sentido, es importante ubicarlo como parte del movimiento intelectual de la época, en el que Foucault critica la raigambre biologicista o naturalista del psicoanálisis freudiano al tiempo que valora los elementos que van en sentido contrario, es decir, el de la historia en su sentido biográfico, clave para reavivar un vínculo singular entre tiempo e historia, cabal en su perspectiva crítica.

Como parte de ese movimiento intelectual y francés antinaturalista encontramos el pensamiento de Jacques Lacan. ¿Qué papel juega en la recepción de la obra de Freud y su lectura de Binswanger?

Senda Sferco: La relación Lacan-Binswanger-Foucault es uno de los aspectos que merecen indagarse en este escrito, y para esto es importante considerar algunos acontecimientos de la década del 50. Binswanger y el análisis existencial se escribió en los primeros años, y en 1953 se produce una serie de acontecimientos fundamentales en el campo del psicoanálisis. Este año, distanciándose de la Société Psychanalytique de Paris, Daniel Lagache funda la Société Française de Psychanalyse, y en su primer congreso, en Roma, Lacan expone “Función y campo de la palabra y el lenguaje en psicoanálisis”. También ese año Lacan traslada su “Seminario de los miércoles” al hospital Sainte-Anne, al cual Foucault asiste asiduamente, al tiempo que trabaja como psicólogo en el mismo hospital. Binswanger y el análisis existencial se sitúa en este contexto de proliferación de posiciones y circulación de ideas.

Edgardo Castro: Binswanger era un autor muy relevante en la época y se presentaba como una alternativa no biologicista al psicoanálisis freudiano, mientras que el trabajo de Lacan recién comenzaba a tomar vuelo. Progresivamente, con Lacan, como se anuncia en el título del discurso de Roma, la cuestión del lenguaje terminará dominando la escena francesa, desplazando en el campo de la filosofía, y también en el de la psicología, a la noción de “existencia”.

Tendremos que esperar a la aparición en español de Phénoménologie et Psychologie (escrito en 1953-1954 y publicado en Francia por Seuil en 2021).

Edgardo Castro: Sí, otra reciente publicación del joven Foucault que por ahora circula únicamente en francés. Allí puede observarse un desplazamiento de la cuestión de las vivencias a las del lenguaje, es decir, un cierto corrimiento de Husserl a Heidegger. Precisamente, la cuestión del lenguaje, de la mano de Lacan, acercará a Foucault a posiciones psicoanalíticas. Podemos pensar, en este sentido, la función de contra-ciencia respecto de las ciencias humanas que le atribuye al psicoanálisis en Las palabras y las cosas. Estos deslizamientos comienzan a elaborarse en esta época y con estos problemas.

Senda Sferco.

Senda Sferco.

Foto: Difusión

Estos deslizamientos continuaron, y llevaron también a lo que señalábamos al comienzo: la proliferación de interpretaciones de la lectura foucaultiana de Freud, principalmente de los seminarios entre el 70 y el 84, que lo ven como opositor radical del psicoanálisis. ¿Qué pueden decirnos al respecto?

Edgardo Castro: En la década de los 70, en los cursos en el Collège de France, Foucault despliega una línea crítica respecto de los saberes psi, desde la perspectiva abierta por su analítica del poder. Sobre todo a partir de La voluntad de saber, Foucault ha sido crítico del psicoanálisis en términos que podrían definirse como explícitamente “políticos”. Hacia el final de esta obra de 1976, Foucault denuncia la ironía del dispositivo psicoanalítico como una estrategia de liberación que coincide con una táctica de sujeción. En los cursos más tardíos, como en la Hermenéutica del sujeto, nos encontramos con una valorización de la práctica y de la relación de transferencia desde la perspectiva de las técnicas de subjetivación.

Volviendo sobre algo que dijimos antes, “ambigüedad” es el calificativo que mejor describe la posición de Foucault respecto del psicoanálisis. ¿Eso quiere decir también una posición contradictoria? Creemos que no, la bivalencia de esta posición ambigua es que el psicoanálisis amerita –a sus ojos– tanto una crítica política como una valoración ética. Por eso es tan importante como campo de interlocución para la producción de su perspectiva filosófica. En las publicaciones recientes de Michel Foucault nos encontramos con un tono similar, aunque aún no problematizado a través del material de archivos que reunirá en sus indagaciones histórico-críticas. En este sentido, para Foucault no se trata del sí o del no respecto del psicoanálisis; sino de sí y no al mismo tiempo, pero no respecto de lo mismo.

En una conferencia realizada el año pasado, en el marco del Seminario anual de la Red Foucault en la web Latinoamérica,1 titulada “Michel Foucault y el deseo“, Sferco revisaba la cuestión del deseo como pieza clave de una problematización de la sexualidad, la carne, el cuidado de sí, los placeres, que para el psicoanálisis es de sumo interés. ¿Qué nuevos problemas abre sobre estos temas este joven Foucault?

Senda Sferco: Sin duda la problematización del deseo es fundamental para pensar la relación con el psicoanálisis en el joven Foucault. Desde los años 60 va a ser muy crítico de la impronta soberanista sobre la que se yergue el deseo, como fondo oculto, casi sustancial, de una sexualidad moderna –así lo expondrá en La voluntad de saber– solidaria a una estrategia de control anatomopolítica a nivel del individuo y normativa a nivel de las poblaciones, que hace mella en nuestra subjetividad. La eficacia de esta gubernamentalidad, señalada en Subjetividad y verdad, es la imposibilidad de pensar nuestra propia subjetividad de otro modo que haciéndonos la pregunta acerca de qué deseamos. Es la interrogación que veridicciona al sujeto, dando forma –desde un código de conductas, pensamientos y afectos– a una interioridad que vivimos como propia y que debemos objetivar.

La obediencia a esa relación de verdad consigo mismo, insiste Foucault, devino “ley”, escudándose detrás de lo que aparece como una libertad deseante. Desde este diagnóstico del presente, y a grandes rasgos, habría dos líneas críticas que la problematización del deseo habilita a Foucault: una es la relación de obediencia entre interioridad subjetiva y objetivación de códigos de conducta, que es ocasión de un recorrido histórico genealógico; otra es la preocupación acerca de cómo habilitar una mirada crítica sobre el poder que no lo deje subsumido a la idea de represión que comporta la presencia del discurso jurídico del poder y sus múltiples discursividades, las carcelarias, las del poder psi y las filosóficas incluso. En este sentido, Foucault viene a “aguar la fiesta” de quienes sitúan en el despliegue del deseo un movimiento de liberación posible.

Por ejemplo, Lacan o Gilles Deleuze.

Senda Sferco: Sí, y también Herbert Marcuse, Wilhelm Reich y, obviamente –sottovoce–, el Hegel de Kojève. Así anticipa de algún modo las inquietudes transformadoras actuales, en las que el neoliberalismo puede ser muy afín a una producción “libre” y diferencial del sí mismo que no deja de asignar clasificaciones identitarias a través de un deseo captado por las lógicas del mercado. Foucault propone otro foco de experiencia recurriendo a la antigua Grecia, donde todavía hallamos un sujeto activo que se ocupa de sostener un trabajo de interrogación crítica sobre sí, a partir del vínculo con los otros. Es una puerta muy actual y muy preciosa, también, para revisitar las posibilidades transferenciales y ético-políticas del psicoanálisis, en estos tiempos tan solícitos de amo y tan autorreferenciales.

Ludwig Binswanger y el análisis existencial. Un enfoque filosófico de la enfermedad mental. De Michel Foucault. Siglo XXI, 2022. Buenos Aires, Siglo XXI, 2022. Traducción de Horacio Pons.


  1. La Red Foucault en la Web Latinoamérica es un espacio académico de colaboración internacional entre investigadores e investigadoras de México, Colombia, Argentina, Uruguay y Chile. Parte del trabajo realizado, desde 2020 hasta hoy, puede verse en el canal de Youtube Foucault en la Web Latinoamérica.