Cuesta pensar en un libro que comience con un cuento tan bueno como “Gaucho de la Fuerza”. Hay que acomodarse para comprender el punto de vista y dejarse permear por las ideas y percepciones de un niño y su familia acerca del peculiar vecino del título, pero es sobre todo el dominio de cada frase, y especialmente del uso de los tiempos verbales, lo que da la impresión inmediata de que estamos ante una pieza clásica de la literatura latinoamericana. Sin embargo, Desastres naturales es el debut de Tamara Silva Bernaschina, nacida en Minas hace 23 años.
Los otros 13 relatos coquetean con distintos géneros, como el fantástico (“Cera”, “Noche mágica, ciudad de Buenos Aires” y el epónimo “Desastres naturales”), aunque el juego con la distorsión de causa y efecto aparece también en textos más convencionales (“Premonición”, “Un balde dado vuelta”). La mirada cortante sobre ambientes suburbanos o semirrurales conecta con una zona de la obra de Rosario Lázaro, y llama la atención la prevalencia entre los personajes de niños y personas de edad muy avanzada.
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En la edición 2023 de los premios Bartolomé Hidago, Desastres naturales fue la obra ganadora en la categoría Narrativa y su autora fue elegida Revelación.
Como hicieron Raymond Carver y sus precursores, en la mayoría de los cuentos de este libro la economía de recursos está puesta al servicio de la observación quirúrgica de un momento clave en la existencia de los personajes. En todos persiste una imaginación generosa y la maestría en la dosificación de los momentos narrativos. Desastres naturales es una muy buena noticia.
Desastres naturales, de Tamara Silva Bernaschina. 112 páginas. Estuario, 2023.