“Todo empezó un miércoles por la tarde, mientras un sol de finales de diciembre se ponía por detrás de los rascacielos de Bombay”. Con este bloque de texto frente a un dibujo de página completa de la caótica ciudad india comienza Las muchas muertes de Laila Starr, uno de los cómics más bellos que he leído en los últimos tiempos y cuya versión en español ya puede adquirirse desde Uruguay en formato digital.
La voz narrativa es, a la vez, intimista y respetuosa de cada una de las personas comunes que va tocando. Es solamente una de las características que emparentan esta creación con la de Neil Gaiman, quien en su magnum opus The Sandman relataba en forma afable la vida de un montón de seres mortales, pero también de siete hermanos eternos que personificaban diferentes aspectos de la existencia, incluyendo el deseo, el sueño y la muerte.
Aquella Muerte, la de Gaiman (y los numerosos artistas que la interpretaron a lo largo de 75 números), solía aparecer como una jovencita gótica, que con su empatía ayudaba a aquellas personas que acababan de morir a dar el paso hacia lo siguiente, de lo que nunca se hablaba mucho. Esta Muerte es bastante diferente, aunque su introducción es igual de icónica.
En la cuarta página de la obra escrita por el indio Ram V e ilustrada por el portugués Filipe Andrade vemos una mano azul, cargada de anillos y pulseras, que intenta que un ascensor no se cierre. Detrás viene el resto de la Muerte, una ejecutiva muy atareada, que al mismo tiempo se acomoda el pelo, el maquillaje, sostiene un café y una carpeta de trabajo. Es fácil hacerlo cuando se tienen seis brazos.
“La muerte subía en ascensor hasta el último piso de la torre plateada”, dice la narración. “Que la llamasen al último piso no era habitual, ni siquiera para ella, y eso la había puesto un poco nerviosa”. Pocas viñetas más tarde, es despedida. Resulta que está por nacer un niño que “traerá la vida eterna” a la especie humana, por lo que sus servicios claramente no van a ser tan requeridos.
Es el inicio de una historia que combina la poesía urbana del guionista y el trazo bien europeo del dibujante, para lograr una miniserie capaz de estrujarnos el corazón, pero que al soltarlo nos permitirá bombear sangre con mayor facilidad, como quien nos aprieta la espalda para liberarnos de las contracturas. A Muerte le ofrecen un cuerpo humano para experimentar los placeres de nuestra vida y ella acepta, con el plan secreto de encontrar al recién nacido y acabar con los planes de dejarla sin trabajo antes incluso de que aprendiera a decir mamá.
A lo largo de cinco capítulos, “la chica de pelo negro que también era la Muerte” intentará acercarse a Darius Shah para persuadirlo de la forma que sea. Claro que su mortalidad no es algo a lo que esté acostumbrada, así que poco tiempo después de despertar en el cuerpo de Laila Starr ya lo estará reventando contra algo.
Gaiman no fue el primer ni será el último autor de cómic en utilizar a criaturas mitológicas para explorar nuestra humanidad. Y Ram V, que tiene experiencia tanto en cómics personales como de superhéroes (siempre aportando su impronta) es perfecto en ese arte milenario de calmar nuestra angustia existencial mediante las historias. Como quienes nos leían un cuento para que pudiéramos conciliar el sueño.
Hay fantasmas, animales parlantes y ritos funerarios de un país como la India, que por su escasa penetración cultural nos es tan ajeno. Hay hasta un capítulo narrado por un cigarrillo común y corriente. Pero también hay besos robados en clubes nocturnos, conversaciones entre adolescentes sin rumbo y descripciones sinceras de actividades cotidianas, que en otras manos podrían disparar nuestra obsesión por la muerte. Es clave la participación de Andrade, tanto en el dibujo como en el color, para mantener estable nuestro ritmo cardíaco, incluso cuando nos está mostrando un edificio en llamas, una tormenta perfecta o un vaso haciéndose añicos.
Tantas idas y vueltas, tantas vidas y muertes, emparentan también a esta novela gráfica (en tanto historia independiente y autoconclusiva) con Daytripper, la obra que consagró a los historietistas brasileños Fábio Moon y Gabriel Bá. Aquel cómic contaba fragmentos de la vida de un escritor de obituarios, mezclados y cada uno terminando con la muerte de su protagonista, mezclando belleza visual y una narrativa muy humana. No es casual que Moon haya sido convocado para prologar la exquisita recopilación de esta obra.
Después de cuatro décadas leyendo historietas, se hace difícil encontrar nuevas joyas para agregar a una lista imaginaria de favoritas. La primera vez que leí Las muchas muertes de Laila Starr me di cuenta de que me encontraba ante algo especial, y el sentimiento solamente ha crecido en cada oportunidad que he vuelto a recorrer sus páginas desde su primera edición hace apenas dos años. Una de esas historias que, además de entretener, nos recuerdan el poder que puede tener el arte en medio de nuestro brevísimo pasaje por este plano de existencia.
Las muchas muertes de Laila Starr, de Ram V y Filipe Andrade. 144 páginas. Planeta Cómic, 2023. En formato digital.