“En mi experiencia, cuando llegás a una residencia lo mejor es no tener demasiados planes, para tener espacio para que te pasen cosas ahí. Para mí eso es lo más piola, no venir con un trabajo prefijado; la gracia es dislocarte y ver qué te propone ese cambio de lugar. Así que diría que estoy preparada, porque tengo tareas pero no tantas”, dice Marcela Sinclair, artista visual, de Buenos Aires. “Fui invitada por el jurado de selección en el que participa Aimé Iglesias Lukin, que es una curadora que en este momento dirige la Americas Society; así que estamos estrenando Casa Neptuna con Sofía Gallisá Muriente, de Puerto Rico”.

Con ese contingente inicial la Fundación Ama Amoedo Residencia Artística (Faara), creada por la también artista, mecenas y coleccionista argentina Amalia Amoedo (nieta de la empresaria Amalia Lacroze de Fortabat), que vive en Uruguay, busca de esta manera formalizar las acciones que ha llevado adelante desde hace más de dos décadas.

“La verdad es que es un proyecto con el que vengo trabajando hace bastante y estoy dándole finalmente forma. Ahora a seguir con el contenido interno. Es un sueño hecho realidad. La casa es una obra de Edgardo Giménez, un artista argentino muy querido, y estamos muy expectantes y contentas de seguir aportando a la cultura rioplatense y latinoamericana”, dijo a la diaria la semana pasada cuando se inauguró la colorida residencia de 139 metros cuadrados, ubicada en un bosque junto al mar.

Amalia Amoedo (c). Foto: difusión

Amalia Amoedo (c). Foto: difusión

Giménez, además de arquitecto y diseñador, fue invitado para que fuera “el responsable de inspirar a los artistas que vengan a hacer la residencia”, agregó la curadora del programa, Violeta Mansilla. El estridente aspecto exterior de la casa, que le otorga un aire lúdico, contrasta con un interior neto y ordenado en el que se distribuye el estudio compartido para los creadores, una cocina, un living con chimenea y dos habitaciones privadas.

Aparte de Iglesias Lukin, el comité de selección inaugural está integrado por Magalí Arriola, directora del Museo Tamayo en Ciudad de México, Inti Guerrero, director artístico de Bellas Artes Projects en Filipinas y tutor del Programa de Estudios Curatoriales de KASK en Bélgica. Cuando finalice la actual residencia anunciarán un evento abierto al público, que no es una exposición, aclaró Mansilla, sino una actividad para compartir con la comunidad local.

En febrero la residencia será relevada por otros artistas, que ya están seleccionados. En 2022 Liliana Angulo Cortés (1974, Colombia), Andrés Bedoya (1978, Bolivia), Adriana Bustos (1965, Argentina) y Noé Martínez Flores (1986, México) serán parte de la segunda y tercera edición de Faara. Está previsto que los seis artistas escogidos participen en una exposición grupal en el marco del Miami Art Week 2022.

La perspectiva es llevarse “una experiencia nutritiva” de su tiempo de investigación, en tanto para los locales implica, de acuerdo a Amoedo, el intercambio de conocimientos: “La idea es difundir el arte en otros países; que no quede nada más que en un nicho, sino unificarnos todos porque tenemos una cantidad de artistas maravillosos. Y también es profesionalizar el sistema del arte desde el lugar de cada uno y seguir creciendo como comunidad”, apuntó.

Foto del artículo 'Casa Neptuna: una incubadora de obras en José Ignacio'

Retiro con plazo

“No hice muchas residencias: hice una en Buenos Aires, hace unos cuantos años ya, otra en Cali, Colombia, e hice una hace poco en Miami, en 2019, donde estuve preparando para Art Basel una obra para el espacio público. La verdad es que es una buena experiencia porque una sale del ámbito habitual. Por otro lado, siempre tomás contacto con otros artistas”, explica Sinclair, que se detiene en la cualidad que tienen de poner en diálogo a los colegas. “Eso siempre te amplía el panorama y la cabeza”.

Y no todas las residencias son iguales, ni en modalidad ni en exigencias. “Como tuve un año con mucha actividad, cayó esta y no me la quería perder por nada. Tiene de bueno, como muchas otras, que no te demanda venir con un proyecto y hacer un trabajo específico. Una realmente puede venir acá a transcurrir, a tener un espacio que justamente no tenga las presiones de la vida profesional y poder desarrollar lo que quiera. Personalmente estoy trabajando en unas pinturas que hago, justamente, porque no es mi práctica más habitual. Normalmente hago más bien instalaciones, u obras de sitio específico, y vengo de organizar en Arte BA unas charlas, o sea, también arte relacional. Pero esto es algo que, cada vez que encuentro un tiempo de más intimidad, lo hago. Me lleva a otro lugar, se me ocurren otras cosas. Y por otro lado voy a estar en Campo Art Fest, en Garzón, a fin de año; así que también estoy preparando esa obra, ya con el clima local”.