Leonardo Moreira, secretario de la Comisión Barrial de Fomento Lavagna Abásolo, alertó que la ciudad de San Carlos carece de un refugio para personas en situación de calle y para mujeres que sufren violencia de género con niños a su cargo. También advirtió por el crecimiento de asentamientos irregulares y la falta de atención pediátrica y obstétrica.

El único refugio para personas en situación de calle se ubica en la ciudad de Maldonado y tiene una capacidad para albergar a 30 personas. En mayo se prevé inaugurar un nuevo refugio de contingencia, también en Maldonado, afirmó la directora del Ministerio de Desarrollo Social (Mides) en Maldonado, Magdalena Zumarán. En caso de sobrepasar la capacidad de aforo se podrán utilizar las instalaciones del Batallón de Ingenieros 4.

“El Municipio de San Carlos, junto con la iglesia San Carlos Borromeo, llevaron a cabo un refugio, pero la experiencia fracasó debido a que la asistencia a las personas en situación de calle no consiste únicamente en brindar un techo, tiene que ser integral. Estaría buenísimo que en este quinquenio el Municipio de San Carlos pudiera insistir con ese proyecto, ya que cuenta con un área social con personas capacitadas”, manifestó Moreira.

Muchas personas no tienen la posibilidad de acceder a la vivienda o pagar alquileres, eso lleva a que lleguen a la situación de calle o a que continúen creciendo los asentamientos irregulares en la ciudad, evaluó.

“Hay personas con hijos a cargo que ni siquiera están dentro de ASSE [Administración de los Servicios de Salud del Estado] y tienen carencias de todo tipo: hacen fuego en el piso y las viviendas precarias son de madera y nailon, a lo que se suma la ilegalidad de las ocupaciones, que es un estrés en sí mismo para las familias. Me consta que no quieren ocupar, pero no les queda de otra”, añadió.

Sin refugio para las víctimas de violencia de género

Por otra parte, las mujeres víctimas de violencia de género no cuentan con un espacio para estar con sus hijos y son trasladadas a Montevideo. Moreira indicó que, a partir de la presentación de un proyecto en el Presupuesto Participativo, hace tres años se terminó de construir una casa destinada a alojar a las mujeres con sus hijos y se espera que abra sus puertas en un par de meses. El secretario de la comisión advirtió que, ante la falta de un espacio, varias mujeres tuvieron que ir a refugios, mientras que los niños fueron al Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay (INAU).

También alertó sobre el cierre del Servicio de Orientación, Consulta y Articulación Territorial (Socat), perteneciente al Mides, dentro de tres semanas. Actualmente el Socat tiene un único encargado en la ciudad.

“Estamos parados en la nada misma, en un mar de incertidumbre en el que navegamos sobre una cascarita de nuez y nuestros vecinos se van cayendo. Lo que ocurre en San Carlos no está bueno y no es ajeno a la responsabilidad del Mides”, expresó Moreira.

Las mujeres no pueden parir en San Carlos

Por otra parte, el Hospital de San Carlos no brinda atención pediátrica ni atención obstétrica en el parto, por lo que las mujeres deben trasladarse a Maldonado. Moreira observó que esto trae aparejadas dos dificultades: la distancia geográfica y el gasto económico que le implica a la familia tener que trasladarse.

“Desde hace mucho tiempo en San Carlos no nacen niños. Las personas somos del lugar donde habitamos, pero hay una cuestión simbólica que es lo que dice en la cédula, es la identidad del individuo. San Carlos es una ciudad sin carolinos de nacimiento”, expresó el secretario de la Comisión Barrial de Fomento Lavagna Abásolo.

En San Carlos, por falta de recursos humanos no se brinda asistencia a la maternidad en pediatría de urgencia, así como en cirugías de urgencia. Si bien al final del gobierno anterior se plantearon llamados de alta dedicación, esto no llegó a discutirse en la nueva administración, indicaron fuentes médicas que participaron en la anterior gestión de ASSE.

Dos centros CAIF de los siete que estaban previstos

Otro problema que arrastra la ciudad desde el período pasado es que los dos centros CAIF no pueden cubrir las necesidades de toda la población que requiere el servicio y muchas familias quedan en lista de espera. Vale recordar que la población de San Carlos es de 27.471 personas, según los datos del censo de 2011.

Moreira recordó que el INAU tenía previsto crear siete centros, de los cuales sólo dos se llevaron a cabo, en Piriápolis y en el barrio Hipódromo. La construcción de los cinco restantes no está prevista porque el proyecto caducó, agregó.

San Carlos espera la inauguración de un tercer centro CAIF, que se construirá sobre un terreno donado para ese fin, ubicado en el barrio Encore. Hace cuatro años la sociedad civil realizó el trámite para solicitar el nuevo CAIF en la Intendencia de Maldonado (IM), pero fue aprobado recién el año pasado, en los meses previos al cierre de la anterior gestión.

El Comité Departamental Plan CAIF Maldonado en los últimos cuatro años no contó con la participación del representante de la IM, afirmó Moreira. Este comité está compuesto por las ONG que administran los centros del departamento y los representantes de varios organismos del Estado. “De alguna manera hace que se pierdan puntos en la red de apoyos y las cosas quedan por la mitad”, consideró.

La comisión que integra Moreira tiene como principal actividad la administración de los dos centros CAIF de San Carlos: Solcito y Por los Niños, que en suma asisten a 68 familias. Además, se encargan de entregar viandas en el Molino Lavagna todos los días de 11.30 a 13.00.

Si bien el Plan CAIF no tiene como criterio de selección beneficiar a las personas según la clase social, muchas de las que asisten a los centros enfrentan dificultades económicas, algunas más graves, que requieren la asistencia de otros organismos del Estado, afirmó. “San Carlos queda relegado”, expresó.

En el Plan CAIF trabajan educadoras y maestras que, junto al personal de servicio y de cocina, planifican las actividades didácticas. Gracias a esta articulación las actividades van desde aprender a caminar hasta manipular los alimentos del menú, pensado para que los niños puedan “masticar, absorber, sentir diversas texturas y ver varios colores”, subrayó Moreira. El equipo técnico está conformado por psicólogos, una psicomotricista y un asistente social que visitan a las familias y recaban los datos sobre las necesidades y las problemáticas que existen.