“Apretar el flaco cuello, de la flacucha, de la yegüita nerviosa mientras dormía fue sencillo, fue personal, fue justo. Eso que había salido de mí, debía dejar de respirar”, relata la protagonista de Medea del Olimar, un monólogo de la dramaturga uruguaya Mariana Percovich basado en un hecho real: el asesinato de una niña de seis años en manos de su madre, ocurrido en 2008 en Cerro Chato. Este fin de semana la obra vuelve a las tablas de la mano de Pandora, un colectivo de teatro independiente de Maldonado, integrado por cinco mujeres.

“Vimos en Medea a esa mujer que se encontraba en el lugar de víctima y a la vez de victimaria. Una mujer rural, marginalizada, excluida y con toda una vida atrás”, expresó Fernanda Brena, directora de la obra. El “bombardeo de imágenes” y la profundidad poética de Percovich la cautivaron. Pronto se encontró creando cuadros en su cabeza, imaginando su versión de Medea.

En torno al hallazgo de la obra es que nació Pandora. En 2019 el docente de teatro Sebastián Barrios le presentó el texto a Fernanda y ella se encargó de contagiar su entusiasmo a sus colegas, que decidieron acompañarla en la aventura de hacer esta tragedia.

Fernanda, Alexandra García, Eugenia Artigas, Chiara Fraschini y Micaela Artigas integran Pandora y tienen en común el haber estudiado teatro en la Escuela de Maldonado de Artes Escénicas. Luego de que Percovich les concediera los derechos de la obra, se presentaron a fondos concursables para financiar el espectáculo.

Primero obtuvieron la ayuda financiera de la Comisión Fondo Nacional de Teatro, que les permitió hacer ocho funciones, y en 2021 ganaron el Fondo Regional para la Cultura del Ministerio de Educación y Cultura, lo que les permitió una gira por Rocha, Maldonado, Lavalleja y Treinta y Tres. Este sábado a las 20.30 se presentan en el teatro 25 de Mayo, en Rocha, y el domingo a las 20.00 en el teatro Lavalleja, en Minas. La entrada al espectáculo es libre y gratuita.

Una experiencia sensorial

“Creo que dejé de respirar y no me di cuenta”, rememoró Eugenia sobre el momento en que vio la obra por primera vez. “Fernanda tiene una cabeza performática porque visualiza un montón antes. Luego busca gente que pueda crear lo que tiene en su cabeza. Por momentos decimos ‘está loca’, pero cuando lo ves es increíble”, continuó. También señaló que en el colectivo buscan aprovechar las herramientas de cada una de sus integrantes.

“Hay algo de experimental. En la cuarentena nuestras casas se convirtieron en laboratorios. Estuvimos trabajando, ensayábamos en el garaje de mi casa. Mi hermano, que vivía al lado, me decía ‘ya me sé de memoria las escenas. ¿Cuántas veces la van a hacer?’”, narró Fernanda entre risas.

Eugenia y Chiara son las productoras de esta versión de Medea del Olimar. Chiara es licenciada en Comunicación por la Universidad Católica del Uruguay y se encargó también del diseño gráfico de los afiches. “Una mujer que está sola en el campo”, era la idea que debía llevar a las imágenes, comprendió luego de intercambiar con la directora. Para no perder la cuota de “misterio” y “sorpresa”, el único adelanto de la obra al espectador es la cita: “Vives inútilmente triste y sé que nunca mereciste la culpa de ser buena”.

Micaela, por su parte, fue la primera en encarnar al personaje, luego comenzó a cursar la carrera en la Escuela Multidisciplinaria de Arte Dramático en Montevideo y le dio el lugar a Alexandra, oriunda de San Carlos y vinculada al Carnaval, quien se había encargado hasta ese momento de la escenografía y del vestuario. Actualmente es quien interpreta a Medea. Con su mirada perdida y la intensidad de su voz logra erizar la piel del espectador más impávido.

“Me gusta trabajar desde lo sensorial. La obra tiene algo de performático, pero en esta puesta en escena traté de que fuera diferente a las anteriores”, contó Fernanda. Para eso realizó una investigación. Conoció a una psicóloga que trabajaba en el Hospital Vilardebó, quien le describió las llamadas “habitaciones de aislamiento”. En la vida real, la mujer que asesinó a su hija y en la que se inspiró la dramaturga, terminó internada en un hospital de salud mental. “Se me vino a la cabeza Medea dentro de esa habitación en la cual sólo hay una silla”, señaló sobre la puesta en escena que hicieron con Alexandra.