Un grupo de padres y madres del jardín de infantes 109 de Maldonado, ubicado en las calles Leonardo Olivera entre Domínguez y Acevedo, informó este viernes sobre una “ola de robos y vandalismo” que enfrentan prácticamente todos los días en la institución educativa.

Estos hechos comenzaron en el mes de enero y se han ido “incrementando de manera considerable; los ladrones han llegado a ingresar hasta cuatro veces en una semana. Esta semana entraron dos veces”, dijo uno de los voceros de la agrupación en rueda de prensa.

Para graficar la comodidad con que trabajan los delincuentes, contaron que cada uno de los cinco salones del centro educativo contaba con un aire acondicionado, pero se los llevaron todos: en un día, los caños, al siguiente, todos los equipos. Además, antes de iniciar las clases robaron dos veces el contador del agua que da a la vereda.

“Anteayer entraron, vandalizaron un salón; anoche entraron de nuevo, defecaron en un salón y rompieron todo. A esta altura no se llevan nada, entran por destrozar ya”, expresó Richard Girona, uno de los padres movilizados.

Otros miembros del grupo explicaron que el jardín no cuenta con rejas en las ventanas de los salones, y los ladrones saltan el muro por arriba de un tejido e ingresan tras sacar las ventanas corredizas del carril. Si bien la institución cuenta con alarma de seguridad con sensor de movimiento, financiada por todos los padres que aportan en la comisión de fomento, la respuesta llega tarde.

“Cada noche que suena la alarma llega la empresa de seguridad y luego se pide el apoyo policial. Cuando llega la Policía, nunca hay nadie, ya se fueron hace rato”, manifestó una madre indignada. “Nunca los encuentran, siempre llegan tarde, no puede ser. Sacar cinco aires acondicionados te lleva un rato y cuando llega la Policía ya no están”, expresó otra.

En uno de los costados del edificio hay una pared donde los delincuentes dejaron las marcas de sus championes. “El tejido es bajo y el muro tampoco es muy alto”, observó Girona, mientras le mostraba a la prensa los alrededores. Agregó que ya han radicado todas las denuncias correspondientes, incluso con filmaciones de la cámara de seguridad del vecino que vive enfrente. Pero la respuesta de la Policía fue que como los ladrones actúan encapuchados, “no pueden rastrearlos ni identificarlos”.

La inspectora departamental de Primaria planteó la situación ante la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) en Montevideo. Sin embargo, la respuesta del organismo estatal fue que “hay escasos recursos y hay que buscar por otro lado”, dijo Girona. Como paliativo, los padres solicitan la presencia de un servicio policial 222 que esté toda la noche en el jardín. “Este servicio es caro, y si lo financiamos nosotros, cuesta unos 3.000 pesos por familia. No todos pueden pagar eso, yo no puedo, vendo tortas fritas con mi señora”, relató otro padre que se acercó a la prensa.

Todos entienden que el caso amerita una “solución urgente”, porque además cuando ocurren los robos no se suspenden las clases, llega Policía Científica releva los daños y luego la directora, las maestras y funcionarias limpian los destrozos. “Ya es insostenible, rompen materiales que a ellos no les sirven, son materiales de los niños. En el terreno de al lado, había carpetas de niños tiradas; son los trabajos de todo el año”, lamentó el vocero.