Este martes un grupo de habitantes del barrio La Boca, ubicado en el extremo este de San Carlos, presentó una carta al comisario mayor Pedro Olivera, a cargo de la seccional policial local para contarle sobre la inseguridad que padecen a diario -sobre todo durante la noche- y pedirle “en forma urgente” más patrullajes que les permitan sentirse “más protegidos”.

Los firmantes -que residen en la zona comprendida entre las calles Fernández Chávez, Loustane, rambla General Artigas y 25 de Agosto- reclamaron “una solución y la cooperación” policial porque “se está haciendo imposible vivir ahí”. A su juicio, el patrullaje en ese punto es “prácticamente nulo”, por lo cual es “urgente” contar con un servicio “mayor, diario y constante”.

“Los robos están siendo cada vez más seguidos, los vecinos nos mantenemos de guardia cuidando nuestra casa y la casa de al lado o la del frente, pero ahora tienen la modalidad de entrar y caminar por arriba de los techos y desde los techos ingresan a las casas que están solas”, advirtieron.

Enseguida contaron que en dos días consecutivos los ladrones ingresaron a dos casas, en una a media tarde por la puerta del frente y en otra por la noche, tras romper una reja. En este último caso “desvalijaron” la propiedad de una joven trabajadora que esa misma semana resolvió mudarse de barrio.

No habían terminado de digerir estos hechos cuando supieron que, en otra casa vecina, los ladrones ingresaron mientras un padre y su hijo dormían y se llevaron una billetera y un celular, entre otros objetos que tuvieron a mano.

“Es inevitable tener que trabajar todos los días. Algunas familias, al ser unos cuantos en el domicilio, pueden turnarse para que un integrante esté siempre en la casa. Pero hay matrimonios que trabajan en el mismo horario, hay hogares de una sola persona y hay gente muy mayor que se siente muy insegura”, lamentaron.

Después reconocieron que sienten “miedo de salir de noche” y que se comunican telefónicamente entre ellos por temor a que en cualquier momento ocurra “un hecho lamentable”, aunque “por ahora han sido cosas materiales”.

“Las caras que se ven son las mismas de siempre, entendemos que hay temas de drogas, y que hay realidades tristes, pero, como ciudadanos trabajadores y de bien, estamos cansados de vivir con miedo y trabajando para reponer lo que nos roban”, insistieron.

Otra problemática es que algunos individuos usan los escalones de las casas vecinas para esperar la comercialización de drogas: “En algunos de los casos las personas son mayores y no llaman a la Policía por temor a represalias ya que, al pedirles que se retiren, recibieron insultos”.

Por eso entienden que la presencia policial podría disuadir a estas personas de utilizar el acceso a las casas como punto de intercambio de drogas, además de frenar “los robos cada vez más frecuentes”. Según supo la diaria, las personas que entregaron la carta en la comisaría aspiraban a ser recibidas por el jerarca a cargo, pero no lo lograron.

Mientras esperan una respuesta, ya que se manifestaron dispuestos al diálogo, algunos vecinos evalúan acudir directamente al jefe departamental de Policía, Erode Ruiz.