Durante fines de febrero y marzo, las bodegas de todo el país llevan adelante una serie de actividades que celebran la cosecha de uvas, con eventos que realzan la actividad y las tradiciones locales y regionales de la producción vitivinícola.

La región de Maldonado como terreno fértil para la cosecha de uvas comenzó a explorarse en el 2000, con las primeras bodegas que se instalaron allí. Hoy Maldonado es el tercer departamento en tener mayor superficie de viñedos de Uruguay, después de Canelones y Montevideo. El suelo es más montañoso y hay mayor altura, con base de piedra. La cercanía del mar le brinda un tipo de clima muy particular: el viento atempera el microclima en las bodegas de la zona, y hay días cálidos y noches frescas, características que resultan muy favorables para el tipo de fruta que se cosecha.

Bodega Cerro del Toro

“El impacto del mar nos permite tener vinos más frescos, más equilibrados, más elegantes y no tan contundentes”, explicó a la diaria Martín Viggiano, enólogo de la bodega Cerro del Toro, ubicada en Piriápolis. En la noche de este jueves la bodega preparó su evento de cierre de la vendimia, poniendo un broche de oro al final de la temporada, con una cena a cargo del restaurante Kraken.

Para las condiciones generales que influyen en las características de la cosecha del año se consideran tres factores: el clima, el suelo y el tiempo, que es lo que más varía. “Pasamos de un extremo al otro”, continúa explicando Viggiano. “En 2023 sufrimos incendios y una sequía feroz, y este año hay exceso de agua e inundaciones. Esto se va a ver reflejado en los vinos: el año pasado tuvimos menos rendimiento y vinos más maduros, mientras que este año tendremos, creo, mayor rendimiento y alcoholes un poco más bajos, vinos más fluidos, no tan concentrados”, relata el enólogo.

Viggiano cuenta que el clima desde la primavera fue perfecto, de manual, hasta el 9 de marzo, cuando una secuencia de diez días de lluvias intensas obligó a adelantar algunos momentos de la cosecha. “Año contra año, hay un abismo de diferencia. De todos modos, nosotros estamos acostumbrados a adaptarnos a los cambios de clima; hay otras regiones vitivinícolas, como Mendoza, en Argentina, que son más estables o más predecibles”, concluye.

Entre las actividades que organizó la bodega para celebrar la vendimia se destacó el lanzamiento de su nuevo Albariño, que se llama Sudestada, con una actividad de cocina en vivo y la cosecha de uva con público visitante, almuerzo y degustación, durante los fines de semana de marzo.

Alto de la Ballena

Hacia el este se encuentra Alto de la Ballena, una pequeña bodega que definió nuevos rumbos en la vitivinicultura uruguaya, iniciando sus plantaciones en 2001. Enclavada en la Sierra de la Ballena, a 15 kilómetros de la costa, conjuga aires oceánicos y suelos serranos. Son algo más de ocho hectáreas de Merlot, Tannat, Cabernet Franc, Syrah y Viognier, para una producción limitada de vinos de alta calidad.

Este sábado 30 de marzo reciben a Martín Lavecchia y Lucía Calasso en su ciclo Cocineros Amigos, para celebrar el fin de la vendimia con un encuentro gastronómico al mediodía, que incluye visita guiada por los viñedos y un menú de seis pasos con un vino que acompaña cada plato.

Paula Pivel, directora de la bodega, nos cuenta sobre la vendimia: “Tuvimos justo unos últimos días de lluvias intensas, pero por suerte nuestro suelo escurre bien y no tuvimos grandes complicaciones. Hace dos noches terminamos de cosechar el Tannat sin ningún problema”. Y agrega: “Creo que, sin duda, es uno de los años en que las ventajas del departamento en cuanto al suelo nos favorecieron”. La bodega permanece abierta durante todo el año y está abierta a visitas para conocer más sobre los productos y su elaboración.

Bodega Oceánica, en José Ignacio

Por otro lado, en José Ignacio, la bodega Oceánica hace la cosecha manual de sus vides y también celebra por estos días el fin de la vendimia. “Nuestros procesos de producción se guían por el ciclo de la luna y las estrellas, que pautan, en armonía con la brisa oceánica y las riquezas de nuestra tierra, el día a día de la finca”, explican. Apenas terminan con la vendimia, comienza la cosecha de olivas para toda su producción de aceites y productos a base de este fruto.

Mientras el departamento continúa apostando por la producción de vinos con la apertura de nuevas bodegas, la ampliación de las existentes y la presencia de la bodega Garzón, que cuenta con numerosos premios internacionales y un gran terreno, las miradas apuntan al este del país por el crecimiento vitivinícola que se adapta al factor climático cambiante y produce vinos de primerísima calidad.