En Argentina, la ley de etiquetado frontal, que ya tiene media sanción del Senado, no pudo ser tratada el martes en la Cámara de Diputados porque los legisladores de la coalición opositora no se presentaron a la sesión, por lo que no se pudo llegar al cuórum para hacerla.

El tema generó muchas reacciones. Desde el oficialismo se criticó con dureza el boicot de la oposición a la primera sesión enteramente presencial de la cámara después de un año y medio de pandemia, en la que se iba a tratar la disposición que pretende dejar a la vista de los consumidores la presencia en alimentos y bebidas de altos niveles de grasas, sodio, azúcares y calorías.

Mientras tanto, el presidente de la Unión Industrial Argentina, Daniel Funes de Rioja, referente del rubro alimenticio, negó que haya habido presiones empresariales para hacer caer el tratamiento de la ley. y comparó las etiquetas frontales con los signos de “calaveras” que intentan “demonizar” algunos alimentos.

En una entrevista con la radio Futurock consignada por Página12, el empresario dijo que “si ponemos octógonos negros” como “cuando ponemos calaveras, evidentemente estamos demonizando” al producto envasado que lleva ese signo. ¿Pero esos octógonos no son calaveras?, comentó el periodista de Futurock al oír la comparación. “No, pero esos octógonos negros, vamos...”, fue la respuesta de Funes de Rioja, dando a entender que sus dichos eran pertinentes.

El jerarca de la UIA expresó su malestar con el proyecto de ley, ya que a su entender los octógonos no informan, sino que disuaden al consumidor. “Esto es algo perjudicial. Está claro que la modalidad [de los octógonos frontales] tiene por finalidad no informar [sobre la composición nutricional del alimento envasado], sino disuadir” dijo.

Por otra parte, Funes de Rioja negó presiones por parte de las empresas alimenticias para que la iniciativa no sea debatida en Diputados. “No hubo llamados”, dijo, y aclaró que lo único que se había hecho fue “ir [a las audiencias del Congreso] e informar” cuál es su postura. El empresario afirmó, sin embargo, que “el lobby empresarial existe y no es una mala palabra, pero existe para informar” y “no para interferir en la vida política”.