La inflación de octubre en Brasil se convirtió en la más alta de los últimos 20 años, principalmente debido al sexto incremento consecutivo del precio de los combustibles. Respecto del mismo período del año pasado, el aumento de los precios al consumo es de 10,67%.

La última vez que la inflación de octubre había estado cerca de un aumento de 1,25% como ocurrió este año, había sido en 2002, cuando la cifra se había elevado a 1,31%. Esto se suma a una inflación de 8,24% en los primeros ocho meses del año y de 1,16% en setiembre, según informó el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE).

Esto queda bastante lejos de la meta que se había puesto el Banco Central brasileño, que era llegar a fin de año con una inflación de 3,75%, que según el margen de tolerancia podía bajar a 2,25% o elevarse hasta 5,25%. Economistas independientes, en cambio, proyectan una cifra de 9,3%, según el Boletín Focus del Banco Central citado por la agencia Efe.

Los motivos de este crecimiento inflacionario se explican en los constantes aumentos en el precio de los combustibles, que ya están 42,72% más caros que 12 meses atrás. A ese hecho se sumó que en octubre todos los rubros de productos y servicios registraron aumentos, donde el mayor aumento mensual se registró en el transporte, sector en el que el alza en los precios fue de 2,62%, motivado, justamente, por el encarecimiento del combustible. Dentro del rubro transporte también se encuentran los pasajes aéreos, cuyo costó se incrementó casi 34%.

Además, también contribuyó al alza de la inflación una sequía que este año afectó varias áreas del país y provocó una merma en la generación de energía hidroeléctrica, lo que generó un aumento de las facturas de la luz.

Para el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, que el miércoles confirmó su afiliación al Partido Liberal para intentar ser reelecto en los comicios del año que viene, el aumento de la inflación se debe a las medidas tomadas por los gobernadores de algunos estados para evitar la propagación del coronavirus, sumado a algunos impuestos que no quiso mencionar, el aumento de los commodities y el precio internacional del petróleo.

Según el Comité del Banco Central de Brasil, los precios al consumidor “se han mostrado más persistentes que lo anticipado”, al tiempo que alertó que “los nuevos prolongamientos de las políticas fiscales de respuesta a la pandemia” podrían provocar un nuevo aumento de la demanda y empeorar la situación fiscal del país.

En paralelo, Bolsonaro anunció este jueves una prórroga de dos años de la reducción de los aportes patronales en el salario de los empleados de 17 sectores de la economía para evitar despidos.