Mediante una conversación telefónica, la canciller alemana Angela Merkel volvió a mediar este miércoles ante el presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, con quien logró un acuerdo para llevar a una mesa de diálogo, entre este país y la Unión Europea (UE), la crisis migratoria en la frontera con Polonia. El creciente flujo de migrantes, del cual el gobierno polaco y la UE acusan a Lukashenko, desató una tensión sin precedentes entre Minsk y Varsovia, que incluso amenazó con escalar a un conflicto armado.

De acuerdo a lo que informaron la agencia estatal de noticias bielorrusa Belta y funcionarios del gobierno alemán, Lukashenko, tras dialogar por segunda vez en pocos días con Merkel, finalmente accedió a mantener conversaciones directas con representantes de la UE para resolver la situación.

“La canciller Merkel volvió a hablar con el señor Lukashenko (...) Hizo hincapié en la necesidad, con el apoyo del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, la Organización Internacional para las Migraciones y la cooperación de la Comisión Europea, de proporcionar ayuda humanitaria e instalaciones de repatriación a las personas afectadas”, señaló un portavoz alemán, citado por la agencia Reuters.

Polonia, por su parte, indicó que no aceptará ningún acuerdo entre las autoridades europeas y el gobierno de Bielorrusia sin su consentimiento.

El flujo migratorio hacia territorio bielorruso comenzó durante el verano boreal, pero en las últimas semanas creció de forma significativa y la tensión escaló con advertencias de los gobiernos y las fuerzas armadas en alerta a ambos lados de la frontera.

En medio de la disputa política entre la UE y Bielorrusia están miles de migrantes, en su mayoría sirios, iraquíes, afganos y yemeníes, que vienen viviendo desde hace semanas en campamentos improvisados bajo gélidas temperaturas en durísimas condiciones, en la región bielorrusa de Grodno, a pocos metros de la valla que los separa de la ciudad polaca de Kuznica.

Los extranjeros, entre ellos cientos de mujeres y niños, tienen como finalidad ingresar a Polonia, y por tanto a territorio de la UE, en busca de asilo en los países del occidente europeo, como Alemania o Francia.

Tanto la UE como Varsovia han acusado al gobierno de Lukashenko de atraer a miles de personas vulnerables con visas de turista para luego incentivarlos a cruzar hacia la UE, como una forma de respuesta por las sanciones económicas que el bloque de los 27 países impuso a Minsk.

El mandatario bielorruso, quien gobierna el país en forma autocrática desde 1994, es acusado de cometer fraude en las elecciones presidenciales de agosto de 2020, con las que obtuvo un sexto mandato consecutivo, y de emprender una represión contra manifestantes y opositores políticos que se opusieron a su continuidad en el poder.