El nuevo presidente de Chile ha evidenciado un fuerte lazo con niños y niñas, que le hacen llegar dibujos y le piden reuniones. También ha tenido protagonismo Khala, la bebé de su jefa de campaña, que era amamantada durante las conferencias de prensa. “Esta es una generación que entiende y empaliza distinto”, dicen analistas.

En el tercer día posterior a su elección como presidente de la República de Chile, la agenda de Gabriel Boric estuvo llena. Se reunió con el director general de Carabineros, los altos mandos de las Fuerzas Armadas, el consejo directivo del Servicio Electoral, el director general de la Policía de Investigaciones, el presidente del Tribunal Constitucional y el Contralor General de la República. Se juntó, además, con Matilde y con Benjamín, que se acercaron con sus mamás al lugar donde empieza a trabajar en lo que será su futuro gobierno.

Benjamín, de 11 años, esperó hasta que Boric se desocupara y el presidente electo lo recibió en su oficina. En la conversación, contó el niño después de la reunión, le pidió “que mejoraran el sueldo y que el horario de trabajo sea más corto”. “Es simpático y bastante amoroso”, reseñó Benjamín. El presidente electo compartió después una selfie de ellos dos. “Es increíble cómo los niños la tienen tan clara y piden cosas tan simples como estar más tiempo con sus papás. Muchas gracias, Benja, por este golpe de energía entre tanto protocolo”.

Matilde también llegó hasta el lugar con la esperanza de conversar con él, de sacarse una foto y de “pedirle unos pequeños favores”: “que acorten un poquito la jornada laboral”, dijo. “Mi mamá, como es asistente social, trabaja, trabaja y trabaja. Que también ella pueda descansar”. “Hablamos con Matilde y me planteó que sus principales preocupaciones eran lo mucho que trabaja su mamá, que defendamos los derechos de las mujeres, el alto costo de los libros y mejorar la salud. Gracias por venir a conversar conmigo”, dijo Boric en sus redes sociales.

El día anterior respondió por Twitter a una carta que circulaba en internet, escrita a mano en una hoja cuadriculada. “Don Boric”, decía. “Soy Matías, amigo de Janito, los dos tenemos autismos pero yo puedo hablar y escribir, Janito no. Sólo quería pedirle que no se olvide de nosotros. Los autistas siempre quedamos afuera. Somos chilenos con miedo a quedar sin escuelas especiales. Mi deseo es que en Chile la inclusión sea un derecho y no un favor que no podamos pagar”. “Matías y Janito, tengo muy presentes a los niños y niñas con Trastorno del Espectro Autista y también a las madres cuidadoras. Nuestro gobierno será de inclusión. No van a estar solos”, les dijo.

La carta de ambos tenía dibujado al final un árbol, un símbolo de la campaña de Boric que ha recibido de vuelta en cientos de cartas, dibujos y tarjetas que niños y niñas de todo el país le hacen llegar. El 14 de diciembre, cinco días antes de la elección, mostró varios de estos regalos en un video en Instagram. Había un dibujo de él entrando en La Moneda, un árbol recortado en cartulina verde que tenía dentro una carta de Maya que decía “suerte y éxito”, un cuadro de él hecho con tela y un peluche de una ardilla para que cuide el árbol de Punta Arenas, la tierra natal de Boric, al que se subió en los videos de campaña y que se convirtió en ícono. “Una de las cosas lindas de la campaña es que hemos tenido mucha sintonía con los niños y niñas, y se acercan a hablar, a decir ideas, quieren que cuidemos la naturaleza, los animales, que sus papás lleguen más temprano a la casa, que recuperemos los parques y plazas de sus barrios”, relató.

Una nueva relación con la infancia

“La forma como van apareciendo los niños en la política refleja bastante en qué lugar los tenemos en la sociedad”, comenta Paula Valenzuela, consultora especialista en Políticas y Programas para Niñez y Adolescencia. “No es la primera vez que los niños aparecen. La campaña de [Salvador] Allende tenía un afiche que decía que la alegría de Chile comienza por los niños, y la primera vez que salió [Michelle] Bachelet el tema de la infancia pegó fuerte: formó un consejo asesor presidencial, entró a La Moneda con niños. En todos los discursos presidenciales es siempre una urgencia, aparecen en un lugar que tiene que ver con el cariño y la sensibilidad, pero con una mirada que sigue siendo adultocéntrica”, explica.

“Lo que rompe Gabriel con más fuerza es tener muy impregnada la idea de la perspectiva de derechos, que es una mirada horizontal de respeto genuino por el otro desde el lugar en que está. Creo que ha entendido muy bien conceptos que están en la base de esta perspectiva, como la autonomía progresiva, y ha entendido cosas como que este sujeto que tiene enfrente, debido a que es pequeño, necesita que le hablen desde otro lugar, en un lenguaje más sencillo, y que está diciendo algo que es igual de válido que lo que te dice un adulto. Él literalmente se pone en ese lugar: se agacha para hablar con ellos y lo hace de manera muy genuina. Ese gesto es muy potente”, agrega.

Sus dos hijos participaron en la consulta digital infantil que Boric hizo para su campaña, cuyos participantes concluyeron que los tres temas prioritarios a solucionar eran “la falta de cuidado al planeta y a los animales”, “la violencia y discriminación hacia niños, niñas y adolescentes” y “la mala educación”. Se les preguntó cómo se imaginaban Chile en diez años más, se les preguntó también cuál era su superhéroe favorito. “Yo he estado en muchos procesos de participación infantil y casi todos intentan, desde el mundo adulto, ‘achicarse’ de forma muy burda. Mis hijos conectaron con esa consulta”, cuenta. “La preocupación de Boric va más allá de sus ideas programáticas: tiene que ver con visibilizar a los niños y niñas y hacerlos interlocutores válidos de manera permanente”, agrega.

En los minutos de libre disposición para cerrar su participación en los debates electorales, Boric saludaba a los niños y niñas. También les habló en el discurso posterior a su elección, dirigiéndose a ellos después de referirse a la ciudadanía que fue a votar, a su jefa de campaña y a los equipos técnicos que participaron en el proyecto. “Gracias a los niños y niñas que a lo largo de este viaje nos llenaron de cariño y de esperanza, de dibujos hermosos que expresaban con inocencia y esperanza el Chile que sueñan” [...]. “Hemos mirado a los ojos de los niños y niñas de Chile y sé que no podemos fallarles”, dijo.

El entusiasmo de la infancia por el nuevo presidente chileno llegó a la portada del diario británico The Guardian, cuya foto principal mostraba a un emocionado y sonriente niño subido en los hombros de su madre, sosteniendo una bandera con el apellido del mandatario electo. La imagen fue compartida por Patricia Muñoz, la Defensora de la Niñez, un cargo estatal que se creó apenas en 2018. “Es mi hijo”, le respondió Laura Paulo. “Estaba ahí por la libertad de los animales, su lucha”.

“El tema de que los niños, niñas y adolescentes sean sujetos de derechos es reciente y se ha ido avanzando en las últimas dos décadas. Como con todos los temas emergentes, siempre quienes mejor lo recogen son las nuevas generaciones. El Frente Amplio, y Gabriel Boric en particular, han tenido interés en este tema. Es mucho más natural que sea él el que recoge esta posta e incorpora los nuevos temas con un enfoque distinto al tradicional, y los niños lo ven como alguien cercano”, comenta la politóloga e investigadora adjunta del Centro de Estudios de la Cohesión y el Conflicto Social, Isabel Castillo, especializada en género.

Con 35 años cumplidos en febrero, los analistas ven su edad como una ventaja al momento de relacionarse con las generaciones que todavía no tienen derecho a voto, pero cuyas vidas se ven profundamente impactadas por las políticas públicas que se aprueban. “Haberse subido al árbol impactó a muchos niños porque es algo que les es muy familiar. Ellos también se suben a los árboles. Gabriel forma parte de una generación que entiende las relaciones de forma más horizontal, y eso se mezcla con cuestiones políticas de su programa. Creo que ambas cosas, la agenda política y su estilo personal, reflejan que estamos en un cambio de época”, agrega.

La maternidad pública

No es el único signo que las analistas identifican con un recambio generacional: también apareció con mucha fuerza en la campaña el tema de los roles de género asociados a una visión feminista de la sociedad. “Por ejemplo, hay una forma distinta de entender la maternidad”, comenta Castillo. El símbolo lo encarna sobre todo Izkia Siches, la jefa de campaña de Boric, que se sumó al equipo después de la primera vuelta. Su figura se hizo conocida durante la pandemia porque presidía el Colegio Médico y era percibida como una autoridad sanitaria respetable. Para sumarse al comando, renunció a su cargo, en una emotiva conferencia de prensa en la que pronunció una frase que después se leía pintada en las paredes de la ciudad: “Miro la cara de mi hija y sé lo que tengo que hacer”.

Siches había presentado a través de las redes sociales a Khala, su primera hija, que gestó y parió en medio de la pandemia, en abril de este año. Los números de su cuenta de Instagram empezaron a subir a medida que compartía posteos hablando de manera abierta de lo complejo que es ser madre primeriza. “Muchas la empezaron a seguir desde esa red sorora que se arma en torno a gestar, al puerperio: toda esa inseguridad, torpeza, dudas y temores que te surgen. Todo lo fue poniendo claramente ahí. Eso fue muy bien recibido porque viene a desmitificar temas, a abrir conversaciones, a plantear dudas y a empezar a ganar esa batalla que ha sido muy grande: visibilizar que criar es precioso, pero es complejo”, dice Valenzuela.

Khala apareció en la primera franja televisiva de la campaña del balotaje, en la que su madre explicó que su nombre está en quechua, la lengua indígena del norte de Chile, de donde su familia proviene. En ese territorio, donde generalmente la ciudadanía votaba por la izquierda, en primera vuelta se impuso la opción de Franco Parisi, con un fuerte discurso antipolítico. Siches emprendió la maratónica misión de recorrer Chile de norte a sur en el “bus de la esperanza”, llenando las plazas del país en actividades donde la gente le coreaba “ministra de Salud”. La travesía la hizo junto a Khala, y el norte terminó manifestándose con contundencia en las urnas a favor del proyecto de Apruebo Dignidad.

“Ella se bancó todo ese viaje con una guagua [bebé] lactando y ‘dando pechuga’ en las conferencias. Eso es muy potente como mensaje, porque muchas todavía estamos escondiéndonos para dar leche en los centros comerciales y peleando por que se habiliten lactarios. Hay un mensaje demasiado potente con respecto a lo que es la maternidad, el cuidado y la crianza”, dice Valenzuela. En el viaje participó también el esposo de Siches, con quien compartieron las labores asociadas a la bebé, pero que no tuvo mayor figuración mediática. “Es bueno que tampoco lo hayan mostrado como un superhéroe que criaba a la niña mientras esta mujer ‘loca’ hacía campaña”, agrega la analista.

Ahí, en la concepción de la labor del cuidado, otro de los grandes pilares programáticos del proyecto de Apruebo Dignidad, es donde radica el cambio de mentalidad, explican. “A las mujeres que trabajan siempre alguien las ha ayudado, porque de lo contrario no podrían trabajar. Siempre hay una abuela, una niñera o alguien que ejerce ese rol para que la mamá pueda trabajar. Acá lo bonito es que no se renuncia a ese cuidado porque existe un entorno que respeta ese rol, que entiende que está criando igual, en paralelo a su labor política. Ella no dejó a Khala con su abuela o con el papá: se la llevó, la subió al bus, y eso es lo más potente”, dice.

“Es una visión que va asociada a que la maternidad no tiene que ser un impedimento para el desarrollo profesional o personal. La maternidad antes era considerada algo totalmente privado. Lo que ellos hacen es sacarlo de la esfera privada y mostrar que los cuidados se comparten con la sociedad y con el Estado”, agrega Castillo. En ese sentido, el partido de Boric, Convergencia Social, ya había logrado un hito histórico cuando el Servicio Electoral acogió su solicitud de reconocer dentro de los gastos de campaña de sus candidatas y candidatos a alcalde, concejal, gobernador regional y convencionales constituyentes –elección que tuvo lugar en mayo de 2021– aquellos relacionados al cuidado de recién nacidos, niñas, niños, adolescentes, personas dependientes y adultos mayores.

Es una especie de signo de los tiempos, concuerdan ambas especialistas. “Gabriel refleja muy bien el cambio de época, porque él viene de ahí, de los movimientos sociales, de un espacio donde el feminismo es importante. Él y los suyos reflejan ese cambio cultural y social que tuvo la fuerza suficiente para movilizar a personas que no votaban”, comenta Castillo. “Esta es una generación que entiende y empatiza distinto, que puede pensar fuera de la caja de otro modo, pero la sorpresa que genera nos sigue hablando de que esto es algo que todavía está en conquista. Teníamos temor de que ganara un candidato con adherentes que ponían en duda el voto femenino. El cambio generacional por sí mismo no te da esa victoria, pero sin duda esto habla de una generación que ha podido abrirse a normalizar ciertas temáticas y a vivirlas desde un lugar mucho más genuino”, agrega Valenzuela.

Los protagonistas de ese cambio son los mismos que hace diez años se enfrentaron al primer gobierno de Sebastián Piñera desde las universidades y en la calle. Por estos días circula en internet un video en el que se ve a Boric entrando a La Moneda a dejarle una carta al presidente Piñera en su rol de dirigente estudiantil, seguido del video que lo muestra entrando al mismo palacio de gobierno el lunes posterior a la elección para reunirse con el mismo Piñera, quien le entregará la banda presidencial en marzo.

Desde esos años, Boric ha luchado al lado de figuras como Camila Vallejo, que cuando entró al Congreso fue duramente criticada por llevar a su hija a la Cámara de Diputados, y Giorgio Jackson, que también se agachó para hablar con León este miércoles y recibir un dibujo del nuevo presidente. Le dijo que recordaría su nombre porque se llama igual que su sobrino, y que le haría llegar el dibujo al presidente electo. Ese día, el Gabriel Boric de León –pintado con la camisa desabotonada, la barba tupida y una hoja verde al lado de la cabeza– terminó en manos del Gabriel Boric original, que lo puso junto a su cara y se tomó una foto sonriendo.