En todos los países hay un político que, para bien o para mal, es una referencia que, sin importar lo que suceda, siempre vuelve a la arena política y ejerce una fuerte influencia sobre los partidos, ya sea que lo apoyen o lo rechacen. En Italia es el caso de Silvio Berlusconi, que a los 85 años es el principal motivo que mantiene divididos a los partidos locales de cara a la decisión que el Parlamento deberá tomar el 24 de enero.

En Italia les corresponde a los legisladores elegir al presidente, un cargo que no es de conducción de gobierno como el de primer ministro, pero sí tiene peso institucional como jefe de Estado. Después de hacer alianzas para buscar un candidato de consenso, lo eligen por voto secreto 630 diputados, 320 senadores y 58 delegados regionales para un mandato de siete años.

Para el cargo, la derecha italiana propuso el nombre de Berlusconi, que fue primer ministro tres veces en los períodos 1994-1995, 2001-2006 y 2008-2011, y ocupó en paralelo la presidencia del club de fútbol Milan y del conglomerado televisivo Mediaset. También fue canciller, diputado, senador, presidente pro témpore del Consejo Europeo y diputado del Parlamento Europeo, cargo que ocupa actualmente. El jueves 13, los partidos de centroderecha Cambiamo!, Unión de Centro, el liberal-cristiano Nosotros con Italia, el derechista Forza Italia (partido de Berlusconi) y los ultraderechistas Lega y Hermanos de Italia anunciaron una alianza para que el empresario mediático sea quien ocupe el cargo de presidente durante el período 2022-2029.

La decisión de esta alianza derechista no cayó bien en el resto del espectro político, que reniega de Berlusconi y pretende que el sucesor del demócrata-cristiano Sergio Matarella sea otro. Esto resulta en una división que deja un panorama incierto de cara al 24, ya que para elegir al presidente se necesitan los votos de dos tercios de los parlamentarios

Por este motivo es que Berlusconi comenzó a llamar a los parlamentarios de los grupos mixtos, sectores del Parlamento que están conformados por legisladores de partidos independientes, alejados de los grandes bloques de coalición.

Sin embargo, no alcanzará con estos legisladores y es difícil que se llegue a los dos tercios con un candidato como Berlusconi. De antemano, la izquierda y el centro plantearon que no hay posibilidad de que lo voten. Tanto el Partido Demócrata (PD) como el Movimiento Cinco Estrellas (M5S), el que cuenta con más parlamentarios en la actualidad, descartaron la posibilidad de dar su voto al magnate.

Giuseppe Conti, líder del M5S y expresidente del Consejo de Ministros, dijo que Berlusconi es una opción “inaceptable e implanteable”, al tiempo que la referente del PD, Simona Malpezzi, sostuvo que colocar al empresario como presidente italiano es “inconcebible”, según recogió la agencia Efe.

Por otro lado, el también ex primer ministro Matteo Renzi, que en 2019 dejó el PD para fundar el partido liberal Italia Viva, planteó que “alguien debería decirle” a Berlusconi que “no tiene posibilidades” de ser elegido, según indicó la agencia italiana Adnkronos.

Además de Berlusconi, el otro nombre que suena para ocupar la presidencia, a sólo una semana de la votación, es el de Mario Draghi, el expresidente del Banco Central Europeo y actual primer ministro italiano. De hecho, es una opción que Renzi ve con buenos ojos. El problema es que este economista liberal tomó posesión del cargo en febrero de 2021 para llevar adelante el Plan de Recuperación del país luego de los desastres ocasionados por la pandemia de la covid-19. De ser Draghi la persona elegida para ejercer como presidente, habría que conformar un nuevo Consejo de Ministros y que otro político se haga cargo de encabezar el gobierno.

Tras conocer la reacción del resto del espectro político, la primera opción de la coalición de derecha fue apoyar a Berlusconi y no moverse de esa posición. Sin embargo, con el paso de las horas la postura de este sector se fue ablandando y este lunes el líder de la Lega, el ultraderechista Matteo Salvini, dijo que esperarían a las reuniones que Berlusconi está manteniendo con potenciales aliados y que luego presentarían un candidato que fuera “convincente para muchos, si no para todos”.