El viernes a las 21.30 los candidatos a la presidencia brasileña, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva y el actual mandatario Jair Bolsonaro, tendrán en los estudios de la Globo, en Río de Janeiro, su segundo y último debate antes de las elecciones del domingo.

El cara a cara será uno de los puntos finales de una campaña muy intensa, marcado por la extrema polarización y por una tendencia clara en favor del candidato izquierdista, que está adelante en todas las encuestas de intención de voto difundidas hasta el momento.

Este jueves, día en que cumplió 77 años, Lula no protagonizó ningún acto público, sino que celebró con sus familiares, pero su campaña lanzó un documento denominado “Carta al Brasil del mañana”, en la que el líder del Partido de los Trabajadores (PT) enumeró los puntos prioritarios de su gestión en caso de que retorne a la presidencia, cargo que ya ocupó entre los años 2003 y 2010.

“La política fiscal responsable debe seguir reglas claras y realistas, con compromisos plurianuales, compatibles con enfrentar la emergencia social que vivimos y con la necesidad de reactivar la inversión pública y privada para sacar al país del estancamiento”, dice parte del texto. Según el documento, las primeras medidas de un eventual nuevo gobierno del PT apuntarían a “rescatar a 33 millones de personas del hambre y rescatar a más de 100 millones de brasileños de la pobreza”.

El líder del PT se comprometió a establecer “un proceso permanente de diálogo y escucha de la sociedad” y dijo que apuesta a cumplir sus propuestas “junto a las amplias fuerzas que apoyan la democracia brasileña”.

Por su parte, el presidente Bolsonaro realizó el jueves una serie de actos en el estado de Río de Janeiro, uno de sus bastiones políticos.

Como es tradicional en Brasil, el mandatario hizo una recorrida a bordo de un camión desde la localidad de Belford Roxo hacia São João de Meriti, donde protagonizó un acto en el centro de la ciudad. Allí, de acuerdo a lo que informó el diario Globo, el mandatario ultraderechista estuvo acompañado por Cláudio Castro, quien en las últimas elecciones fue reelecto gobernador del estado, además de diputados, líderes políticos y religiosos locales.

Durante su discurso, el presidente dijo que la cita electoral del domingo es “una de las elecciones más importantes” de la historia del país y no ahorró ataques contra su adversario.

“¿Queremos el regreso del pasado, de la corrupción, o la permanencia en este camino de paz, trabajo, y orden y progreso?”, les preguntó Bolsonaro a sus partidarios.

El actual presidente también destacó la reducción de la inflación en los últimos meses, impulsada por la caída de los precios de los combustibles. Además, y como lo viene haciendo en todos sus actos recientes, Bolsonaro se manifestó como un defensor de las agendas conservadoras. El excapitán ultraderechista además les pidió a sus seguidores que convencieran a las personas que votaron por el PT en la primera vuelta a que cambien de posición.

“A ustedes que votaron en primera vuelta, lo repetiremos y, más aún, podremos traer a más gente de nuestro lado. Garantizaremos la reelección del capitán del pueblo”, dijo Bolsonaro refiriéndose a sí mismo. “Cada uno de ustedes debe obtener, al menos, un voto más para nosotros”, agregó.

A pesar de ser simpatizante del Palmeiras, en medio de la multitud y en un evidente gesto demagógico, Bolsonaro dijo que el sábado “todos” serán Flamengo, en referencia a la final de la Copa Libertadores que el popular club rojinegro carioca jugará con Atlético Paranaense en la ciudad ecuatoriana de Guayaquil.

También este jueves se dio a conocer una nueva encuesta de Datafolha, que volvió a mostrar a Lula por delante del actual presidente. De acuerdo a los datos del sondeo, el candidato del PT cuenta con 53% de los votos válidos contra 47% de Bolsonaro. La semana pasada, la encuesta de Datafolha había marcado que Lula tenía 52% de las adhesiones contra 48% de su contrincante.

En el total de votos, Lula obtuvo 49% de los apoyos y Bolsonaro, 44%. Los votos en blanco y anulados sumaron 5%, y quienes se manifestaron indecisos fueron 2% de los encuestados.

Según indica la ficha técnica del trabajo, fueron entrevistados en forma presencial 4.580 ciudadanos en 252 municipios de todo Brasil entre el martes y el jueves, y el margen de error es de más menos dos puntos porcentuales.