Una mujer siria de 23 años llamada Ahlam Albashir fue detenida por la Policía turca en la madrugada del lunes, bajo la acusación de haber sido quien colocó la bomba que detonó el domingo por la tarde en una concurrida avenida peatonal del centro de Estambul, que causó la muerte de seis personas y heridas de diversa entidad a más de 80.

La detenida, cuya ruta de escape también se determinó, fue arrestada en una redada nocturna llevada adelante por las fuerzas antiterroristas en un escondite en el distrito de Kucukcekmece, en Estambul, informó la agencia Anadolu.

Los equipos de la Policía de Estambul identificaron a la mujer sospechosa en función de su apariencia física, determinada a partir de imágenes captadas por numerosas cámaras de seguridad que están en los alrededores del lugar de la explosión.

Las imágenes de su captura, grabadas durante el allanamiento al escondite del sospechoso, también fueron compartidas por fuerzas policiales. Desde el Ministerio del Interior se informó que en la casa en la que fue detenida la mujer también se incautaron grandes cantidades de dinero en efectivo, artículos de oro y un arma. Además, otras 46 personas también fueron detenidas por su presunta vinculación con el atentado.

Más tarde, la Policía también publicó una foto que muestra a la mujer parada y esposada, con el rostro visiblemente golpeado, entre dos banderas turcas. De acuerdo a lo que informó el diario turco Hurriyet, el ministro del Interior, Süleyman Soylu, acusó directamente al Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK, por sus siglas en turco) y a las Unidades de Protección Popular (YPG, por sus siglas en kurdo) por el hecho.

“Nuestra evaluación es que la orden del ataque terrorista mortal provino de Ayn al-Arab, en el norte de Siria, donde el PKK y el YPG tiene su sede siria”, dijo Soylu. Los sospechosos habrían sido llevados de forma clandestina hacia Grecia si no hubieran sido capturados, agregó Soylu, diciendo: “No tenemos más poder para tolerar la traición”.

El integrante del gabinete que preside Recep Tayip Erdogan también dijo a los periodistas que la organización terrorista había “dado órdenes de matar al principal sospechoso para evitar que se rastrearan las pruebas”.

Pero desde el PKK se emitió un comunicado en el que se deslindó cualquier participación en el atentado terrorista del que le acusan las autoridades locales.

“Hacemos saber a nuestro pueblo y a la sociedad democrática que no tenemos relación con esta acción, que no atacamos a civiles ni aceptamos acciones dirigidas contra civiles”, indicó la comandancia de la organización en un comunicado publicado en turco y kurdo por la agencia Firat, habitual portavoz del PKK, consignado por agencias internacionales.

En el pasado las autoridades turcas acusaron a militantes kurdos de otros atentados. En esa línea, en los últimos años, el presidente Erdogan promovió una amplia campaña contra los militantes, así como contra los legisladores y activistas que luchan por la independencia del Kurdistán, nación que tiene sus territorios ancestrales repartidos entre Turquía, Irán, Irak y Siria.

En medio de una inflación vertiginosa y otros problemas económicos, la campaña antiterrorista del mandatario resulta clave de cara a las elecciones presidenciales y parlamentarias del próximo año.

Por otra parte, el ministro turco del Interior fue duro con el gobierno de Estados Unidos y rechazó las condolencias enviadas por la Casa Blanca luego del atentado. Soylu se refirió a la alianza que Washington mantuvo con el YPG para lograr detener el avance del Estado Islámico en Siria y dijo que las condolencias estadounidenses eran como las de “un asesino que aparece primero en la escena del crimen”.