Los resultados de las elecciones autonómicas celebradas el domingo en la comunidad de Castilla y León, situada en el noroeste de España, dejaron al partido ultraderechista Vox con la posibilidad cierta de ser parte del gobierno, algo que constituiría un hito en la política española posfranquista.

Castilla y León, conformada por las provincias de Ávila, Burgos, León, Palencia, Salamanca, Soria, Valladolid, Segovia y Zamora, es la comunidad autónoma más grande de España, aunque la sexta más habitada, con una población envejecida e históricamente tendiente al conservadurismo. Es gobernada desde 2019 por Alfonso Fernández Mañueco, del Partido Popular (PP). Si bien en las elecciones de ese año la fuerza más votada fue el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), que obtuvo 35 escaños, la alianza entre el PP, que consiguió 29, y Ciudadanos, con 12, le dio la posibilidad de acceder al gobierno al político derechista.

En diciembre del año pasado, Fernández Mañueco decidió romper la alianza con Ciudadanos y convocar a elecciones anticipadas, una jugada audaz, que pretendía medir apoyos en el camino hacia las elecciones generales de 2023. Fue por eso que estos comicios tuvieron como nunca una atención especial a nivel nacional, y los resultados dejaron mucho para decir: el PP ascendió y se consolidó como la primera fuerza al obtener 31 escaños, el PSOE cayó a 28 y Vox, que tenía apenas un escaño, pasó a tener 13, lo que le da la llave de la gobernabilidad.

Las elecciones, además, confirmaron el descalabro total de Ciudadanos, que de 12 escaños pasó a tener uno, y también el descenso de Podemos, que tenía dos lugares en el congreso regional y ahora sólo tendrá uno.

Si el PP pacta con el sector ultraderechista, llegará a 44 escaños, tres más de los necesarios para contar con la mayoría en el parlamento autonómico castellanoleonés.

Pero claro está que la cuestión no será fácil, porque el propio Fernández Mañueco, quizá pensando en que podía llegar a gobernar con los votos de su partido y alguna formación regional, negó durante la campaña electoral la posibilidad de aliarse con la ultraderecha.

Pablo Casado, el líder del PP, convocó para hoy a una reunión del Comité Ejecutivo de la formación para evaluar los resultados de Castilla y León y, eventualmente, adoptar una posición definitiva sobre el tema.

Por su parte, desde Vox se reaccionó con euforia ante el resultado, y el líder del sector a nivel nacional, Santiago Abascal, exigió la vicepresidencia, algo que sería histórico, ya que ninguna formación de este cariz ideológico ha integrado un gobierno autónomo en España luego de la dictadura franquista. Luego de conocidos los resultados, Abascal pronunció un discurso en Valladolid junto al líder regional del sector, Juan García-Gallardo, en el que dejó claras las pretensiones de su partido. “Los castellanos y los leoneses han hablado y nosotros exigimos respeto al veredicto del pueblo soberano”, expresó Abascal, quien agregó que por la cantidad de votos que recibió Vox tiene “el derecho y el deber de formar gobierno en Castilla y León. No exigiremos ni más ni menos que lo que nos corresponde”, dijo el dirigente, según informó El País de Madrid.

Por su parte, el PSOE, que tenía como candidato a Luis Tudanca, acusó el golpe y se quedó en una posición incómoda. Si bien Fernández Mañueco dijo estar dispuesto a hablar con todos los partidos, la alternativa de que el PSOE y el PP gobiernen en forma conjunta es inviable. Para evitar que el PP tenga que pactar con Vox, el alcalde de Valladolid, el socialista Óscar Puente, propuso que su partido se abstenga en la sesión de investidura para permitir que el PP gobierne en solitario. “Yo creo que el PSOE tiene una posibilidad, que es ofrecerle una alternativa. Si el PP se echa en brazos de Vox, que no sea porque no tiene otra oportunidad”, argumentó Puente en una entrevista televisiva.

Pero esta opción fue descartada por la dirección del sector.

“No vamos a posibilitar un gobierno que a partir de marzo tiene una agenda ante los tribunales por casos de corrupción. No vamos a apoyar a un gobierno manchado por la corrupción. Este escenario lo ha propiciado el PP con el único objetivo de reforzar a Casado y trasladar la idea de un cambio de ciclo político que no existe”, afirmó ayer el portavoz del PSOE, Felipe Sicilia, luego de la reunión del Ejecutivo del sector.

Ahora queda por ver qué camino tomará el PP: si decide pactar con Vox, lo cual sentaría un precedente que quizá le termine jugando en contra, o si convoca a nuevas elecciones.