Este jueves durante una entrevista con la radio RDR del estado de Paraná, el expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva dijo que en caso de ser electo en los comicios que se realizarán en octubre, no continuará aplicando la paridad internacional de precios, una política adoptada por la empresa estatal Petrobras desde el gobierno de Michel Temer, que generó un aumento en los precios de los combustibles.

“Se lo digo a todo el pueblo brasileño: no vamos a mantener el precio dolarizado [de los combustibles]”, afirmó el líder del Partido de los Trabajadores, quien destacó el carácter social que debe tener Petrobras. “Creo que los accionistas de Nueva York y los accionistas brasileños tienen derecho a recibir dividendos cuando Petrobras obtiene ganancias. Pero es importante para nosotros saber que primero Petrobras tiene que cuidar al pueblo brasileño”, dijo.

“No puedo enriquecer al accionista estadounidense y empobrecer al ama de casa que compra un kilo de porotos y paga más debido al precio del combustible. Es importante recordar que casi 40% de la inflación que dificulta que los alimentos lleguen a la mesa de los brasileños se debe a los precios controlados por el gobierno. Es el gobierno el que controla la energía, es el gobierno el que controla el petróleo, es el gobierno el que controla el gas, es el gobierno el que controla el gasóleo. Si el gobierno tuviera coraje, podría resolver esto bajando el precio, pero no tiene coraje”, aseveró el exmandatario.

Luego, Lula criticó duramente al presidente Jair Bolsonaro, quien en varias ocasiones dijo que quiere “deshacerse de Petrobras”. “¿Sabés lo que quiere hacer? Vender. Porque este gobierno no sabe crear. Este gobierno no conoce la palabra desarrollo, ni la inversión, ni la creación de empleo, ni los aumentos salariales, ni la negociación con sindicatos. Él no sabe, entonces quiere vender”.

En su declaración radial, Lula recordó que Brasil tiene reservas de petróleo suficientes para autoabastecerse, pero remarcó que la política neoliberal adoptada desde el gobierno de Temer perjudicó a Petrobras al entregar sectores estratégicos, como la refinación de combustibles, a empresas que sirven a los intereses de las principales compañías petroleras estadounidenses.