El diálogo parece ser la vía por la cual se resolverá el conflicto que se desencadenó en el este de Europa luego de que Rusia trasladara hacia a sus fronteras a más de 100.000 soldados.

Si bien desde Moscú en todo momento se defendió y se defiende la legitimidad de los movimientos realizados dentro de su territorio, esta acción generó la alarma de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), alianza militar encabezada por Estados Unidos.

Si bien medios occidentales, fundamentalmente estadounidenses, hablaron sobre una inminente invasión a Ucrania, no parece que vaya a suceder este momento, tal como se reflejó ayer en la conferencia de prensa que brindaron el presidente ruso, Vladimir Putin, y el canciller alemán, Olaf Scholz, luego de su encuentro en Moscú.

El mandatario ruso dijo que su país “no quiere la guerra”, pero agregó que en este momento su principal preocupación es que quede definida la imposibilidad de Ucrania de ingresar en la OTAN. Desde el Kremlin se considera que la incorporación de la exrepública soviética al bloque militar dejaría a Rusia en una situación estratégica muy amenazante para su seguridad nacional.

Al respecto Putin dijo: “Queremos resolver esa cuestión ahora”. “Hoy vemos el equipamiento de la OTAN enfrente de nuestra casa. Hablan de que la adhesión de Ucrania no será mañana. Pero, entonces, ¿cuándo? ¿Pasado mañana? ¿Qué cambia para nosotros en una perspectiva histórica?”, se preguntó Putin, de acuerdo a lo que consignaron medios internacionales. Acerca de este tema, en una conferencia de prensa que realizó a fines del año pasado el líder del Kremlin se preguntó cuál sería la reacción estadounidense si Rusia decidiera poner misiles propios en Canadá o en México.

En el encuentro con Scholz, el mandatario ruso dijo que recientemente le informaron que Ucrania no se uniría a la OTAN en un futuro cercano. Sin embargo, Putin dejó claro que eso no es suficiente y Moscú insiste en que se le den garantías de que nunca lo hará.

Por su parte, el canciller alemán puntualizó que algunas de las demandas del gobierno ruso merecen ser discutidas.

“Fue correcto que la OTAN y la Unión Europea respondieran a las cartas de Rusia, y aunque Rusia no está de acuerdo con la respuesta, es una buena señal que diga que tiene algunos puntos sobre los que se puede hablar”, expresó Scholz. El mandatario socialdemócrata que remplazó a Angela Merkel al frente del Ejecutivo alemán en diciembre del año pasado viene teniendo una extrema cautela ante la situación que se vive en el este de Europa. Alemania tomó distancia respecto de otros países integrantes de la OTAN y, en su afán por no alimentar un conflicto bélico que por nada del mundo quiere, se negó a venderle armamento a Ucrania.

En cuanto a las preocupaciones rusas sobre una eventual integración de Ucrania a la OTAN, Scholz dijo que esta alternativa no está actualmente en la agenda. El líder germano tampoco dio muestras de que las fuerzas de la OTAN ubicadas en expaíses del bloque socialista como Polonia, República Checa y Rumania ‒que desde 1999 integran la alianza‒ vayan a retroceder, algo que figura dentro de las exigencias de seguridad que Rusia le pide a la OTAN.

“La OTAN, la Unión Europea y nosotros no estamos de acuerdo con las demandas de Rusia, pero creemos que hay algunos puntos sobre los que vale la pena discutir”, agregó Scholz.

También se vislumbran algunos puntos en que las partes involucradas pueden estar en sintonía. Putin, además de dejar claro en que no quiere que haya una guerra en la región, remarcó que su gobierno está preparado para continuar el diálogo sobre misiles y otros temas de seguridad con las potencias que lideran la OTAN.

Desescalada y movimientos en el Parlamento

En el marco de una presunta desescalada militar, el portavoz del Ministerio de Defensa ruso, Igor Konashenkov, anunció que una parte de las tropas que están en la frontera con Ucrania retornarán próximamente a sus bases. Según informó el funcionario, las guarniciones militares del sur y del oeste del país serán las primeras en salir de la frontera, y agregó que el resto retornará a sus bases una vez que finalicen las maniobras que están realizando. Si bien el secretario general de la OTAN, el noruego Jens Stoltenberg, mostró un “optimismo cauto” respecto del movimiento ruso, este fue bien recibido en Ucrania, donde el ministro de Relaciones Exteriores, Dmytro Kuleba, expresó: “Nosotros y nuestros aliados hemos logrado evitar que Rusia vuelva a escalar. Ya estamos a mediados de febrero y pueden ver que la diplomacia sigue funcionando”.

Pero paralelamente, como una actitud que demuestra que el país no baja la guardia y se mantiene desafiante, la bancada parlamentaria del partido de Putin en la Duma, la cámara baja del Congreso ruso, aprobó una resolución mediante la cual se pide al mandatario el reconocimiento legal de las repúblicas separatistas de Donestk y Lugansk, ubicadas en una zona básicamente rusoparlante situada en el este de Ucrania. Desde que fueron invadidas en 2014, estas dos entidades están siendo sostenidas militar y económicamente por Moscú, aunque sin un reconocimiento oficial. Durante la conferencia de prensa posterior al encuentro con Scholz, Putin se refirió al tema brevemente y dijo que la solución de la situación de estos pequeños estados independientes de facto debe estar basada en los Acuerdos de Minsk, que fueron los que posibilitaron una frágil tregua en la zona luego del conflicto bélico.

Desde Occidente se reaccionó rápidamente ante el pedido del Parlamento ruso a su presidente, y el secretario de la OTAN le pidió al gobierno de Putin que no reconozca estas repúblicas.

“Si eso pasa, será una flagrante violación de la integridad territorial y la soberanía de Ucrania, porque no hay duda de que Donetsk y Lugansk son parte de Ucrania dentro de las fronteras internacionalmente reconocidas”, afirmó Stoltenberg.