Durante una entrevista con la cadena CNN, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, se negó repetidamente a descartar que su país vaya a utilizar armas nucleares en el marco de su invasión a Ucrania, que ya se acerca al mes de su inicio.

Cuando se le preguntó qué condiciones justificarían el uso de ese tipo de armamento, el vocero del presidente Vladimir Putin dijo que “si es una amenaza existencial para nuestro país, entonces puede serlo”. Sin embargo, se negó a brindar más detalles durante la entrevista con la cadena estadounidense, recogida por la agencia de noticias turca Anadolu.

El funcionario reconoció que todavía las tropas de su país no lograron los objetivos planteados cuando comenzaron su incursión en Ucrania, pero dijo que la operación militar “continúa estrictamente de acuerdo con los planes y los propósitos que se establecieron de antemano”.

Los comentarios de Peskov fueron hechos pocas horas después de que un alto funcionario del Pentágono dijera que Rusia había perdido más de 10% de las fuerzas que envió a combatir a Ucrania.

El funcionario, que habló con agencias internacionales bajo condición de anonimato, dijo que Moscú ahora tiene “ligeramente menos” de 90% de las fuerzas que acumuló en Bielorrusia y el oeste de Rusia, antes del inicio de la invasión el 24 de febrero.

El Ministerio de Defensa ruso no informó públicamente la cantidad de bajas que el país ha sufrido desde principios de marzo, cuando los militares rusos reportaron 498 soldados muertos.

El lunes un diario afín al gobierno de Putin, Komsomolskaya Pravda, reportó datos, que según ellos, provenían del Ministerio de Defensa, que indicaban que 9.861 rusos habían muerto y 16.153 habían resultado heridos durante la guerra. Aunque esta información estuvo disponible en la web del medio durante poco tiempo, porque fue bajada algunos minutos después de su publicación.

Tampoco hay certezas sobre la cifra de civiles ucranianos que murieron desde el comienzo de la invasión, pero se estima que son varios miles. Según estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas, al menos 953 civiles murieron y alrededor de 1.557 fueron heridos hasta el momento. Sin embargo, los voceros de la entidad reconocieron que es probable que el número real de víctimas sea mucho mayor porque no ha podido acceder a zonas donde se están registrando durísimos combates.

Paralelamente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) confirmó que al menos 15 personas murieron y 37 resultaron heridas en 62 ataques reportados por la entidad a hospitales ucranianos.

“Hay más de dos ataques por día. Esto es inaceptable. Los establecimientos de salud siempre deben estar protegidos”, dijo la organización en su cuenta oficial de Twitter.

De acuerdo a lo que informó la agencia Reuters, el ministro de Salud de Ucrania, Viktor Liashko, dijo que desde el comienzo de la invasión diez hospitales del país quedaron completamente destruidos y otros no recibieron medicamentos ni otros suministros debido a los combates en sus inmediaciones.

Bajo fuego

Las autoridades de las ciudades de Chernígov, en el norte del país, y Jersón, en el sur del país, junto al río Dniéper y a orillas del Mar Negro, denunciaron que, tras semanas de asedio de las tropas rusas, están empezando a escasear los alimentos como así también los medicamentos. Ambas ciudades tienen alrededor de 300.000 habitantes.

“El bombardeo en Chernígov es casi constante. Sin luz, suministro de agua ni comunicaciones, nos acercamos a una crisis humanitaria”, manifestó el jefe de la administración regional, Viacheslav Chaus, citado por El País de Madrid. También en Jersón, el Ejército ruso está bloqueando el ingreso de insumos de todo tipo. “Aun así, Rusia se rehúsa a abrir corredores humanitarios para evacuar civiles”, se lamentó un portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores ucraniano. Según la viceprimera ministra, Irina Vereshchuk, las tareas de evacuación por el momento están centradas en la ciudad de Mariúpol, en las costas de Mar de Azov, donde ya se vive una tragedia humanitaria. Mientras que los ucranianos acusan de esta situación a los rusos, estos achacan la responsabilidad de lo que pasa en la ciudad a las milicias ultranacionalistas de extrema derecha que actúan en la zona, la más famosa de ellas el Batallón Azov. Más allá de quien sea la culpa, seguramente compartida, la ciudad lleva semanas siendo bombardeada y la población está sobreviviendo con muy bajas temperaturas, sin luz, fuentes de calefacción, y además con escasez de alimentos y otros suministros.

Mientras los equipos negociadores de ambos países siguen manteniendo conversaciones, aunque sin resultados, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, prosiguió con sus contactos con autoridades del exterior.

Este martes Zelenski habló por videoconferencia ante el Parlamento italiano y repitió la fórmula que viene aplicando cada vez que tiene la oportunidad de comunicarse con los legisladores de un país extranjero. Así como ante los británicos parafraseó a Winston Churchill, a los estadounidenses les tocó la fibra íntima al recordarles los ataques sufridos en Pearl Harbour y las Torres Gemelas y a los israelíes el Holocausto, esta vez ante los italianos trazó un paralelismo entre lo que se está viviendo en la ciudad portuaria de Mariúpol con Génova.

“Mariúpol es tan grande como Génova, donde he estado: imagínense a Génova completamente destruida. Sólo en ruinas. Estas acciones en Europa fueron hechas únicamente por los nazis. Hay que hacer todo para detener esta guerra, organizada por una sola persona”, dijo Zelenski refiriéndose a su homólogo ruso Vladimir Putin.

“Sólo hay que detener a una persona para que sobrevivan millones”, agregó el presidente ucraniano, quien dijo que “el objetivo final no es Ucrania, sino Europa: es tener el control de su política, de sus valores. Ucrania es sólo la puerta de entrada del ejército ruso a Europa”, según consignó el diario milanés Corriere della Sera.