El martes las delegaciones de diplomáticos rusos y ucranianos retomarán las negociaciones de paz cara a cara en la ciudad turca de Estambul, con la expectativa de lograr avances para detener el conflicto bélico que ya lleva 34 días.

Si bien inicialmente los contactos directos iban a comenzar este lunes, ambas partes arguyeron cuestiones logísticas para el cambio de día. Además, en un principio se había informado que el encuentro se realizaría en la ciudad de Antalya, pero finalmente será en Estambul.

Una fuente cercana al gobierno de Ankara, que pidió el anonimato, explicó a la agencia Efe que “para no filtrar información de estas reuniones, no se comparte la información sobre la ubicación y la hora”.

En la previa de este encuentro, el ministro de Relaciones Exteriores de Ucrania, Dmytro Kuleba, dijo que el objetivo más ambicioso de su país en las conversaciones con Rusia en Turquía será acordar un alto el fuego. “Lo mínimo que se pretende es llegar a un acuerdo sobre cuestiones humanitarias y lo máximo sería llegar a un acuerdo de cese al fuego”, dijo Kuleba en declaraciones a la televisión pública ucraniana.

Por su parte, su homólogo ruso, Sergei Lavrov, dijo que una reunión entre los presidentes Vladimir Putin y Volodímir Zelenski, por el momento, sería “contraproducente”. En declaraciones a medios serbios recogidas por agencias internacionales, Lavrov dijo que pensaba que una reunión entre los mandatarios únicamente se realizará después de que se hayan negociado los elementos clave de un posible acuerdo de paz. 

Los comentarios de Lavrov se producen después de que Zelenski declarara que está dispuesto a hablar sobre la neutralidad de Ucrania y las garantías de seguridad con el presidente ruso, para asegurar la paz “sin demora”.

Mientras los contactos diplomáticos hacen ver una posible salida al conflicto, la situación sigue siendo dramática en algunos lugares de Ucrania donde se están registrando durísimos combates. En esta nómina el primer lugar lo tiene la ciudad portuaria de Mariúpol, situada en el sureste de Ucrania, sobre la costa del Mar de Azov en la región del Donbás, donde los rusos están concentrando sus ataques.

Vadim Boichenko, alcalde de la ciudad, dijo este lunes que alrededor de 160.000 personas permanecen en la localidad asediada, y que se produciría una “catástrofe humanitaria” si no es posible realizar más evacuaciones. Boichenko declaró que las fuerzas rusas estaban impidiendo la evacuación de los civiles de la ciudad y habían hecho retroceder a los que intentaban irse. Las fuerzas rusas bombardearon la ciudad en repetidas ocasiones, y decenas de civiles no pudieron irse, por lo que están sobreviviendo sin acceso a productos básicos y a medios de comunicación como consecuencia de los ataques contra torres de telefonía móvil, radio y televisión.

Por su parte el asesor presidencial ucraniano, Oleksiy Arestovich, manifestó que el anuncio de Moscú de concentrar sus esfuerzos en la “liberación” de la región del Donbás podría empeorar la situación de Mariúpol, donde antes del comienzo de la guerra vivían aproximadamente 400.000 habitantes. Las autoridades locales estimaron a mediados de marzo que más de 2.000 civiles habían muerto en la ciudad desde el inicio de la invasión rusa, según informó el portal EuroNews.

Gas y muerte

En el marco de las sanciones aplicadas por las potencias occidentales a Rusia intentando asfixiar su economía, el gobierno ruso decidió la semana pasada que todas las ventas de gas que realiza a países “hostiles” deberían ser pagadas exclusivamente en rublos.

Si bien la semana pasada algunos líderes europeos como el canciller alemán, Olaf Scholz, y el primer ministro italiano, Mario Draghi, dijeron que los contratos con Rusia estaban firmados y los pagos se debían realizar en euros, este lunes el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, advirtió que su país no proporcionará gas “por caridad” a los países que no quieran pagarlo en rublos.

Peskov reconoció que el proceso de suministro de gas es “muy complicado” e indicó que Rusia aún evalúa los detalles de este suministro tras revelar sus planes de exigir el pago por la materia prima en rublos. Si bien Peskov no adelantó eventuales medidas contra los países que no quieran pagar en la moneda rusa, sí ha asegurado que Rusia “definitivamente” no proporcionará gas a Europa “gratis”. “Eso seguro”, remarcó el portavoz, agregando que “es difícilmente posible comprometerse con la caridad” en la situación actual del país, según recogió la agencia de noticias rusa TASS.

Una cuestión sobre la que hay pocas certezas es sobre la cantidad de muertes que ha habido en el marco del conflicto en Ucrania. Fuentes del Ejército ucraniano estimaron que los soldados rusos muertos en combate desde el inicio de la guerra, el 24 de febrero, son 17.000, una cifra de la que no brindó más datos, pero que es muy superior a la reconocida hasta ahora por Moscú, que el viernes aseguró que 1.351 militares compatriotas habían muerto durante la invasión.

En cuanto a los civiles, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en su último reporte contabilizó la muerte de al menos 1.151 personas desde que comenzó la guerra. Según detalló la oficina de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH), la mayoría de las bajas civiles fueron causadas por armas explosivas con una amplia área de impacto, bombardeos de artillería pesada, sistemas de cohetes de lanzamiento múltiple y ataques aéreos y de misiles.

“ACNUDH cree que las cifras reales son considerablemente más altas, ya que se ha retrasado la recepción de información de algunos lugares donde se han producido intensas hostilidades y muchos informes aún están pendientes de corroboración”, agregó la agencia.