Al entrar en el vigésimo día del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, un cese del fuego no parece cercano, luego de que este lunes nuevamente se intensificaran en varias ciudades los ataques de la artillería rusa.

Casi al mismo tiempo que se estaba desarrollando una nueva instancia de diálogo entre las delegaciones negociadoras de ambos países, esta vez en la modalidad de videoconferencia, sin lograr mayores avances, autoridades ucranianas reportaron ataques rusos en varias ciudades.

En la capital ucraniana, Kiev, que está cercada por las tropas invasoras, el alcalde Vitali Klitschko informó que al menos dos personas murieron tras el impacto de un proyectil contra un edificio de apartamentos, ubicado en el distrito de Obolon. “Kiev ha sido atacada hoy por el enemigo”, expresó Klitschko, excampeón mundial de boxeo, en su canal de Telegram.

Por su parte, Igor Terejov, alcalde de Járkov, situada al este del país, muy cerca de la frontera con Rusia, manifestó que la ciudad estaba siendo bombardeada “sin parar” y que dos personas habían muerto tras un ataque a un área residencial.

Además, medios internacionales informaron que al menos nueve personas murieron como consecuencia de un ataque ruso a una torre de televisión en la ciudad ucraniana de Antopil, en Rivne, una región al noroeste de Kiev.

También este lunes, después de múltiples intentos fallidos, comenzaron las evacuaciones de civiles de la ciudad portuaria de Mariúpol, en el sureste del país, en la región del Donbás. Según informó El País de Madrid, los primeros civiles pudieron salir de esta ciudad –donde se están librando durísimos enfrentamientos entre fuerzas rusas y ucranianas– en un convoy de 160 vehículos particulares. La población de esta ciudad, situada sobre el Mar de Azov, en la que viven aproximadamente 400.000 personas, está desde hace casi dos semanas en condiciones extremas, con escaso acceso al agua y a la electricidad, además de que estaban comenzando a escasear los alimentos y también los medicamentos.

Las autoridades rusas y ucranianas diferían respecto del ritmo de la evacuación en Mariúpol, más allá de coincidir en que la situación de la población allí es durísima. Desde Rusia se habló de evacuaciones masivas, pero la vice primera ministra ucraniana, Iryna Vereshchuk, acusó a las tropas del Kremlin de volver a impedir la entrega de ayuda humanitaria para quienes permanecen en la ciudad.

Oleksiy Arestovych, asesor del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, informó que más de 2.500 residentes de Mariúpol murieron bajo el fuego ruso desde que comenzó la invasión rusa.

Por su parte, desde el Ministerio de Defensa ruso se declaró que la apertura de corredores humanitarios para permitir la salida de civiles de Mariúpol se logró después de que se terminaran los enfrentamientos con los “combatientes neonazis ucranianos”.

“Hoy, como resultado de la eficaz acción de las formaciones de la República Popular de Donetsk, con el apoyo de las unidades de las Fuerzas Armadas de Rusia, han sido destruidos localmente casi todos los puestos de tiro organizados por los neonazis en las afueras de Mariúpol”, dijo el jefe del Centro Nacional de Gestión de la Defensa de Rusia, Mijail Mizintsev, cuyas declaraciones fueron consignadas por la cadena RT.

Desde Moscú también afirmaron que los neonazis utilizan el alto el fuego para reagrupar a sus fuerzas y usan a los civiles como “escudos humanos”. Según Mizintsev, los combatientes neonazis ucranianos continúan atacando a la población rusohablante en el país, uno de los argumentos utilizados por el presidente Vladimir Putin para justificar la invasión al país vecino, que desde Moscú se describe como una “operación militar especial”.

También en el marco de las acusaciones cruzadas, desde Rusia se informó este lunes que extremistas ucranianos habían realizado un ataque contra el centro de la ciudad de Donetsk, capital de la República Popular homónima reconocida por Moscú, en el que murieron 20 personas y resultaron heridas más de 30. Autoridades militares rusas especificaron que el ataque había sido con un misil Tochka-U. Ucrania viene negando en forma constante las afirmaciones de que pretende recuperar los territorios de Donetsk y Lugansk, en el Donbás, que están bajo el control de las fuerzas respaldadas por Rusia desde 2014.

Consultado durante una conferencia de prensa realizada en Moscú sobre el presunto ataque ucraniano en Donetsk, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, dijo que era “una tragedia”.

Conversaciones, respuestas a las sanciones y un posible viaje de Biden a Europa

Jake Sullivan, el asesor de seguridad nacional de Estados Unidos, se reunió durante más de siete horas con su homólogo chino, Yang Jiechi, en un hotel en Roma para abordar las relaciones bilaterales entre las dos mayores potencias económicas del mundo, en medio de informes de que Moscú le pidió armamento a Pekín para sostener su avance sobre el territorio ucraniano.

Tras el extenso encuentro, Sullivan destacó la importancia de mantener “abiertas las líneas de comunicación” con el país asiático. De acuerdo a lo que informó el diario inglés The Guardian, según fuentes del gobierno estadounidense, las conversaciones con el alto representante chino fueron “intensas”, y en ellas el funcionario del Pentágono realizó un importante esfuerzo por tratar de disuadir a China de suministrar armas a Rusia, ya que ello no solamente tendría un impacto en el conflicto en Ucrania, sino también en el equilibrio mundial.

“Esta reunión no se trató de negociar temas o resultados específicos, sino de un intercambio directo y sincero de puntos de vista”, agregó el funcionario, que cuando se le preguntó si la reunión había sido exitosa respondió: “Supongo que depende de cómo se defina el éxito, pero creemos que es importante mantener abiertas las líneas de comunicación entre Estados Unidos y China, especialmente en áreas en las que no estamos de acuerdo”.

También desde Washington se informó que funcionarios de la Casa Blanca están discutiendo la posibilidad de que el presidente Joe Biden viaje a Europa en las próximas semanas para hablar sobre el conflicto entre Rusia y Ucrania con sus aliados, dijeron dos fuentes familiarizadas con la situación a la agencia Reuters.

Una posibilidad que se está manejando es que Biden se reúna con otros líderes de la alianza de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en Bruselas el 23 de marzo y luego viaje a Polonia, aunque una de las fuentes expresó que la decisión del viaje del mandatario aún no ha sido tomada.

Al respecto, la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, dijo que Estados Unidos estaba muy comprometido con sus socios de la OTAN y los aliados europeos, pero que no había habido una decisión final sobre un viaje.

El propio Biden, así como también autoridades de la OTAN y de la Unión Europea, manifestaron que un ataque ruso contra alguno de los países de los bloques mencionados implicaría el comienzo de una “tercera guerra mundial”, por lo que por el momento los países occidentales se limitaron a brindar ayuda económica y militar a Ucrania y también a aplicar duras sanciones para afectar la economía rusa.

Sobre este tema, este lunes autoridades rusas anunciaron que el país prohibirá de forma temporal las exportaciones de cereales y azúcar, por las sanciones internacionales, y para proteger el mercado interno, tras la firma de los decretos por el primer ministro, Mijail Mishustin, informó la agencia Efe.

El Ejecutivo de Vladimir Putin impondrá una prohibición temporal a las exportaciones de granos a los países de la Unión Económica Euroasiática (EAEU) hasta el 30 de junio y a las exportaciones de azúcar de caña sin refinar fuera de la EAEU hasta el 31 de agosto, según una nota del servicio de prensa del gobierno divulgada por la agencia rusa Interfax.

La prohibición de cereales se aplica al trigo y morcajo (mezcla de trigo y centeno), centeno, cebada y maíz. “La decisión se tomó para proteger el mercado interno de alimentos ante las restricciones externas”, dice el comunicado, en referencia a las sanciones internacionales.

Realismo alemán

Alemania advirtió que un boicot inmediato a importaciones de gas y petróleo rusos podría dañar a su propia población más que a Putin, provocando una severa alza del desempleo y de la pobreza.

“Si accionamos un interruptor de inmediato, habrá escasez de suministro, incluso interrupciones del suministro en Alemania”, dijo el ministro de Economía y Energía, Robert Habeck, en una entrevista con la emisora ​​pública ARD. La situación en Ucrania y las sanciones aplicadas contra Moscú llevaron al gobierno germano a reconsiderar su política energética, buscando diversificar sus fuentes de suministro a mediano plazo.

Habeck, integrante del Partido Verde, uno de los tres que integran la coalición de gobierno que lidera el socialdemócrata Olaf Scholz, pronosticó que habría “desempleo masivo, pobreza, gente que no podría calentar sus casas” si su país dejara de usar abruptamente el petróleo y el gas rusos.

La economía alemana, la mayor de Europa, depende en gran medida de los suministros rusos: 55% del gas natural, 52% del carbón y 34% del aceite mineral que se utiliza en el país proviene de Rusia. Alemania es, así, una importante fuente de financiamiento de la maquinaria de guerra de Moscú.