A pesar de que un día antes el Ministerio de Defensa de Rusia había expresado que rebajaría drásticamente sus ataques sobre Kiev y también sobre la ciudad de Chernígov, en el norte de Ucrania, este miércoles se registraron nuevos bombardeos sobre esta localidad, que fueron denunciados por las autoridades locales.

El alcalde de la ciudad, Vladislav Atroshenko, en una entrevista con la cadena CNN, acusó a las fuerzas de Moscú de perpetrar un “ataque colosal” en la zona. “Esta es otra confirmación de que Rusia siempre miente”, se lamentó.

Pero, además, las fuerzas rusas prosiguieron sus incursiones en la ciudad de Mariúpol, situada en la región del Donbás, sobre las costas del Mar de Azov. La localidad portuaria está completamente destruida a causa de los combates, y este miércoles durante una conversación telefónica que tuvo con el presidente francés, Emmanuel Macron, el mandatario ruso Vladimir Putin dijo que los ataques sobre Mariúpol sólo cesarán cuando los ucranianos que defienden la ciudad se rindan.

Según funcionarios franceses, Putin acordó considerar planes para evacuar a los habitantes de la ciudad portuaria, donde la situación humanitaria es catastrófica luego de tres semanas de intensos combates que dejaron miles de muertes de civiles.

De acuerdo a lo que informaron funcionarios de la presidencia gala, citados por el diario inglés The Guardian, Francia, junto con Turquía, Grecia y varios grupos humanitarios, presentó al presidente ruso un plan para evacuar la ciudad. Los funcionarios informaron que Putin le dijo a Macron que “pensaría” en la propuesta.

Sin embargo, trascendió que Putin le había insistido a Macron que los “militantes nacionalistas” ucranianos debían rendirse.

El miércoles se informó que un ataque ruso alcanzó el edificio en el que está instalada la sede de la Cruz Roja en la ciudad. La denuncia fue realizada por la defensora de los Derechos Humanos ucraniana, Liudmila Denisova. “Aviones enemigos y artillería dispararon contra un edificio marcado con una cruz roja sobre fondo blanco, lo que indica la presencia de heridos, civiles o carga humanitaria”, escribió Denisova en su cuenta de Telegram.

El anuncio ruso había generado desconfianza, tanto en Ucrania como en otros países. A propósito del tema, el secretario de prensa del Pentágono, John Kirby, dijo que Estados Unidos creía que el movimiento de las fuerzas rusas era “un reposicionamiento, no una retirada real”.

Optimismo a la baja

Si bien el martes, luego del encuentro que las delegaciones rusas y ucranianas tuvieron en la ciudad turca de Estambul, voceros de las dos partes dijeron haber alcanzado algunos puntos de acuerdo, este miércoles las expectativas de que el conflicto bélico pueda tener una rápida resolución bajaron.

El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, dijo durante una conferencia de prensa que no hay avances en las negociaciones, aunque sí constata algunos puntos “positivos” en las conversaciones. El día anterior el jefe de la delegación rusa, Vladimir Medinski, había dicho que por primera vez veía cercana la posibilidad de un “tratado” de paz entre Moscú y Kiev después de unas negociaciones que describió como “constructivas”. Pero Peskov dijo que si bien es positivo que la delegación ucraniana “haya empezado al menos a formular concretamente y poner por escrito lo que propone”, aún es muy prematuro hablar de un acuerdo.

“En cuanto al resto, todavía no podemos afirmar nada prometedor, no hay ningún avance. Hay mucho trabajo por delante”, agregó el funcionario.

En un tono similar se expresó unas horas más tarde el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, durante un discurso que fue difundido por la televisión pública local y consignado por la agencia Reuters. El mandatario dijo que las conversaciones de paz con Rusia continúan, “pero por el momento sólo hay palabras, nada concreto”, informó Reuters. Zelenski manifestó también que no creía en las promesas de Moscú de rebajar la intensidad de sus ataques y dijo que Ucrania se estaba preparando para las incursiones del enemigo en la región del Donbás.

Zelenski también dijo que Ucrania tiene derecho a exigir armas a la comunidad internacional, porque era el centro de la lucha mundial por la libertad. “La libertad debe estar armada, así como la tiranía”, expresó. En este sentido, el presidente ucraniano tuvo este miércoles una conversación telefónica con el presidente estadounidense, Joe Biden, quien le prometió a su par 500 millones de dólares adicionales en ayudas presupuestarias, así como más suministro de armamento. Según informó AFP, esa fue la principal conclusión práctica de la conversación telefónica entre los presidentes, en la que Biden y Zelenski hablaron sobre el “apoyo defensivo específico, un nuevo paquete de sanciones y ayuda macrofinanciera y humanitaria”, según explicó el jefe del Ejecutivo ucraniano en su cuenta de Twitter.

Volviendo a las negociaciones, un alto funcionario ucraniano dijo que las delegaciones de ambos países retomarán los contactos el viernes por videoconferencia. El negociador David Arakhamia, quien es el jefe del bloque parlamentario de Servidor del Pueblo, el partido de Zelenski, dijo que Ucrania sugirió que los dos países se deberían reunir, pero que Rusia dijo que primero se necesitaba trabajar más en un borrador de tratado.