El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, defendió este martes su política a favor de armar a la población civil. “El arma de fuego en las manos de los ciudadanos de bien, más que defender a su familia, pasa a defender también a la patria”, afirmó.

Bolsonaro aprovechó la inauguración de un complejo deportivo en el estado de Goiás para afirmar públicamente que Brasil tiene un “pueblo libre”, que hará “todo” para seguir así, “a pesar de los intentos de algunos por querer cambiar de régimen” y promover el “comunismo”, según citó la agencia Efe.

“El pueblo armado jamás será esclavizado”, agregó el mandatario ultraderechista, con una frase que repitió en numerosas ocasiones durante su gobierno.

Ya la había utilizado a comienzos de mayo, durante otro acto oficial, en el que el presidente y candidato a la reelección para el 2 de octubre afirmó: “Ustedes saben que la seguridad de una nación pasa por las Fuerzas Armadas, pero también pasa internamente por el conocimiento que tiene su población”. Bolsonaro agregó: “Este gobierno no teme, muy por el contrario, se pone muy feliz cuando los ciudadanos de bien y responsables buscan comprar un arma de fuego”.

Del mismo modo, y con frases similares, llamó a los brasileños a comprar armas hace un año, según recordó la agencia Télam. “Todos tienen que comprar un fusil”, aunque resulten caros, dijo el presidente, y afirmó que tener armas es “un derecho”. “Las armas impiden que el gobernante de turno quiera ser un dictador”, dijo. “Yo no le tengo miedo al pueblo armado, al contrario, me siento muy bien de estar al lado del pueblo de bien armado por nuestro Brasil”.

Desde que llegó a la presidencia, Bolsonaro tomó medidas para flexibilizar la venta y el porte de armas. En febrero su gobierno elevó de cuatro a seis la cantidad de armas que puede tener un civil, y subió hasta 60 el número para tiradores y cazadores, entre otros decretos que limitaron el control estatal del armamento. Para integrantes de la Fiscalía, de la Policía y del servicio penitenciario, el número de armas permitidas pasó de cuatro a ocho.

Su política parece ir en contra de lo que opina la mayoría de los brasileños. Según una encuesta de Datafolha, publicada el martes por el diario Folha de São Paulo, siete de cada diez personas rechazan la idea de que las armas generen más seguridad. Una cantidad similar, 69%, no está de acuerdo con la frase “el pueblo armado jamás será esclavizado”, sobre la que consultó específicamente la encuesta. Quienes concuerdan con esas palabras de Bolsonaro representan 28% de los consultados.

A su vez, 72% de los brasileños discrepa con la frase: “La sociedad sería más segura si las personas anduvieran armadas para protegerse de la violencia”. El porcentaje crece un poco si se consideran sólo las mujeres (78%), las personas que se autodefinen como negras (78%) y aquellas cuyos ingresos no superan los dos salarios mínimos (75%).

Según informó el diario paulista, los porcentajes de quienes están de acuerdo con que las armas de fuego se relacionan con una mayor protección contra la violencia crecen entre los varones (32%), quienes viven en el norte del país (33%) y quienes tienen ingresos familiares de más de diez salarios mínimos (37%).

Otro debate que impulsa Bolsonaro

En sus declaraciones de este martes, el presidente de Brasil volvió a poner en duda el sistema de urnas electrónicas que se utiliza en su país desde 1996 y a arrojar sospechas de fraude electoral. “Soy un presidente que, cuando joven, juró dar la vida por la patria y más que eso haremos por nuestra libertad”, dijo para concluir que quiere “elecciones limpias, democráticas y auditables”.

Este martes, el presidente del Tribunal Superior Electoral, Luiz Edson Fachin, defendió ante diplomáticos extranjeros este sistema de votación, señaló que es auditable y manifestó: “Invito al cuerpo diplomático a buscar informaciones serias y verdaderas sobre la tecnología electoral brasileña” y a “contribuir para que la comunidad internacional esté alerta contra acusaciones infundadas”.

Fachin habló ante diplomáticos de 75 países que se desempeñan en Brasilia y, según informó Efe, presentó los resultados de pruebas que antes de cada elección se realizan para verificar la seguridad de las urnas electrónicas. Las últimas fueron hechas hace 15 días y sometidas a intentos de hackearlas que no dieron resultados.

Pese a haber comprobado la seguridad de las urnas, el “virus de la desinformación” es sembrado de forma “infundada y perversa” por sectores políticos que insisten en “denunciar riesgos inexistentes y fallos imaginarios”, afirmó Fachin.