Si bien las acciones bélicas se están desarrollando en muchos puntos del territorio ucraniano, particularmente en la región del Donbás, en este momento la situación más tensa de la guerra que están librando rusos y ucranianos se centra en la planta siderúrgica Azovstal, en la ciudad de Mariúpol, último bastión de resistencia del gobierno de Kiev en dicha localidad, estratégica por su ubicación.

Como viene sucediendo desde que comenzó el conflicto, las partes hacen acusaciones mutuas, lo cual no permite saber con precisión lo que está sucediendo en el interior de la instalación industrial de 11 kilómetros cuadrados de extensión.

Mientras el jefe humanitario de la Organización de las Naciones Unidas, el británico Martin Griffiths, informó que un convoy de la entidad está yendo hacia Mariúpol para continuar la evacuación de civiles, el gobierno de Volodímir Zelenski acusó al de Vladimir Putin de violar la tregua que se había acordado.

Además, mientras los ucranianos afirman que tropas rusas ingresaron en la fábrica, desde Moscú niegan esta versión, aunque lo que sí es cierto es que alrededor de la instalación industrial se están produciendo duros combates, al tiempo que prosiguen los bombardeos aéreos rusos.

Paralelamente, funcionarios ucranianos citados por agencias internacionales manifestaron que Rusia quiere hacerse del control total de Mariúpol antes del 9 de mayo, día en el que Moscú celebra con un desfile militar la victoria sobre la Alemania nazi en 1945.

La situación en Mariúpol fue uno de los temas sobre los que hablaron Putin con su par israelí Naftali Bennett en una conversación telefónica que tuvieron este jueves. Según expresó el Kremlin, durante la charla el mandatario ruso le dijo a Bennett que Ucrania debería ordenar la rendición de sus combatientes en la planta Azovstal. Según la versión rusa, Putin afirmó además que estaba dispuesto a brindar un paso seguro a los civiles desde la planta, según el Kremlin.

Asimismo, si bien los rusos no hicieron referencia al tema en sus declaraciones públicas, el gobierno israelí comunicó que, durante la charla entre Putin y Bennett, el primero le pidió disculpas a su par por las declaraciones hechas el fin de semana por el canciller ruso, Sergei Lavrov. En una entrevista con una cadena italiana, el jefe de la diplomacia rusa mencionó la versión falsa de que el líder nazi Adolf Hitler tenía “sangre judía”, para tratar de justificar la representación que hace Rusia de Ucrania como un estado “nazi” a pesar de que su presidente, Zelenski, es judío, lo cual generó una rotunda reacción del gobierno israelí, que tildó las declaraciones como judeofóbicas, “imperdonables e inaceptables”.

La guerra en el mundo

El ejército ucraniano afirmó en las últimas horas que las tropas rusas hicieron intentos “infructuosos” de avanzar en las regiones de Járkov y Donetsk, ambas situadas en el este de Ucrania. Las tropas rusas siguen tratando de conquistar la zona, y al tiempo que los combates continúan, las potencias occidentales siguen enviando armas a Ucrania y barajando opciones para el futuro.

En este sentido, de acuerdo a lo que informó la cadena panárabe Al Jazeera, este jueves el canciller alemán, Olaf Scholz, y el presidente estadounidense, Joe Biden, hablaron por teléfono y, entre otras cuestiones, acordaron no reconocer ninguna ganancia territorial rusa en Ucrania durante el conflicto en curso.

Un portavoz del gobierno germano agregó que los mandatarios “estuvieron de acuerdo en que Ucrania necesitaba un apoyo sustancial y continuo en la práctica de su legítimo derecho a la autodefensa”.

Por otra parte, mientras la Unión Europea prepara un nuevo paquete de sanciones a Rusia ‒que tendrá la importante particularidad de que por primera vez se alcanzará el petróleo‒, una de las principales fuentes de financiación de Moscú, el gobierno de Serbia, un sempiterno aliado ruso, anunció que en los próximos días comenzará a conversar con el de Putin sobre un nuevo contrato de gas a largo plazo. Luego de reunirse en Berlín con la ministra de Relaciones Exteriores de Alemania, Annalena Baerbock, el presidente serbio Aleksandar Vucic se refirió al tema.

“Alemania depende del gas ruso en un 55 %, mientras que nosotros, en un 100 %, como muchos otros países. Los recursos energéticos se están convirtiendo en un gran problema para nosotros y estamos a punto de comenzar a negociar el precio del gas y todo lo demás con los rusos”, dijo Vucic, según consignó la agencia de noticias serbia Tanjug. El mandatario de la nación balcánica remarcó que su país no tiene ninguna alternativa viable al gas natural de Rusia. Dado que el acuerdo a largo plazo sobre el suministro de hidrocarburos rusos vence el 31 de mayo, el gobierno de Belgrado pretende firmar un nuevo contrato cuanto antes.